En 1967, en plena Revolución Cultural Proletaria, Mao Tsetung reflexionó sobre cómo los logros científicos y técnicos chinos se debían a que el retiro de los expertos soviéticos, ordenado por Jruschiov, los había obligado a seguir su propio camino. En Argentina, el desarrollo de la industria nacional no se produjo de la mano de los imperialismos, sino, principalmente en períodos de guerras mundiales, cuando objetivamente se aflojaron los lazos de la dependencia económica.
Los imperialismos y sus ideólogos atacan furiosamente a los que luchan por un desarrollo tecnológico independiente. La modernización que necesitamos, que beneficie a las grandes mayorías populares, asegure la descentralización y elimine las desigualdades entre el litoral y el interior, sólo será posible poniendo fin al latifundio y a la opresión imperialista.
Hoy N° 1724 04/07/2018