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02 de octubre de 2010

Por un salario de $ 3.200 igual a la canasta familiar. Por el trabajo social a $ 500, por el 82% móvil para jubilaciones y pensiones. Parar la inflación, basta de 21% de IVA.

Desatar la ofensiva desde abajo por la reapertura de paritarias

Hoy 1227 / ¿Por que se dividio la CGT?

Amplios sectores de trabajadores, junto al campesinado y el pueblo todo, después de cuatro meses de una lucha histórica, lograron abrirle la mano al gobierno de los Kirchner. Tal masividad, tal profundidad y firmeza unió la mayoría de las clases en el campo, unió el interior y unió al pueblo de las grandes ciudades.
La lucha abrió dos trincheras y todos fueron llevados a una u otra. Millones ahora saben que pasa en el campo y el interior, se dio un enorme salto en desnudar la política mentirosa, de doble discurso, prepotente, autoritaria, oligárquica, en síntesis antipopular del kirchnerismo.  

La división de la CGT
Todo se dividió: el PJ, los radicales K, la CTA, la CGT, casi todos los partidos. Ha sido lamentable para la clase obrera que la mayoría de los dirigentes traidores y conciliadores, demostraron una vez más que no solo son empresarios a sueldo de las patronales monopolistas, sino lo que es aún peor, son fieles sirvientes del Estado oligárquico imperialista y de los gerentes de turno como los Kirchner. No se diferencian de los Casia, Martínez y Daer que nos entregaron en la década menemista.
Hay que comprender que los distintos imperialismos tienen como prioridad disputar la dirección de las masas trabajadoras, sus opiniones, para frenar sus luchas, y evitar a toda costa su independencia política y su unidad; esto es una necesidad visceral para estabilizar su dominación y barbarie. Así lo hizo Menem, así lo hacen los Kirchner.  Frente a esto, otros sectores de las clases dominantes también buscan empujar algunos de sus peones a la oposición sindical; esto se ve en la división de muchas federaciones gremiales, en las que la competencia capitalista y la lucha entre sectores de burguesía intermediaria sujetos a uno u otro imperialismo marca el camino de las roturas. Barrionuevo hoy, no es el Moyano de la década del 90, ni el Ubaldini de los 80, ni el Ongaro de la CGT de los Argentinos, aunque tiene en su sector gremios industriales importantes como petroleros privados y petroquímicos, también divididos.
Los clasistas debemos aprovechar todas las contradicciones entre los de arriba. Esta división de la CGT terminó ayudando a la derrota de los Kirchner. En la CGT oficialista, cada uno movió sus piezas. Los Kirchner jugaron a Caló, Andrés Rodríguez y un sector de los gordos para condicionar aún más los tironeos de Moyano, y éste tuvo que acordar para ser reelecto. Claro, él es socio y dueño de la caja de la Secretaría de Transporte. Los Kirchner necesitaban una CGT que garantice que no haya reapertura de paritarias y que pare la lucha de los estatales, en medio de su debilidad, en esto tienen toda la ayuda de Yasky del CTA.  Los otros sectores de las clases dominantes, tampoco quieren reapertura de paritarias, y usan a Barrionuevo para acicatear a los Kirchner.

Por la reapertura de las paritarias
Para los clasistas revolucionarios se abre una enorme responsabilidad: por un lado seguir solidarios junto al campesinado hasta que obtengan sus reivindicaciones, ya que la derogación de la 125 sólo resuelve el primer punto del problema. Pero es importantísimo el período que se abre frente a un gobierno que ha sufrido una derrota, que tiene una inflación galopante que nos come los salarios día a día y que pretende parar la reapertura de paritarias para el segundo semestre haciendo concesiones, un retoque miserable al salario mínimo, aumentando la cota del impuesto a los salarios, concediendo a los jubilados una movilidad mentirosa –solo para los que cobran más de $ 1.000–, para frenar los fallos de la Corte Suprema, pero no podrá parar la lucha salarial de estatales, municipales y docentes.
Mucho ha hablado Cristina en defensa de los pobres, los trabajadores rurales, los desocupados, a los que hasta ahora no les dio nada. Es más, les sigue cobrando el 21% de IVA, mantiene los planes a $ 150 miserables, con lo que el hambre campea aquí y allá. La ley de trabajo agrario de la dictadura no se derogó, la ley de Corresponsabilidad gremial aprobada, no se reglamentó por lo que no está en vigencia para los rurales.  Las condiciones son inmejorables, por arriba están debilitados de conjunto, ni hablar del gobierno. Debemos desatar desde abajo, desde las secciones, en asambleas y en los cuerpos de delegados la ofensiva obrera en los ocupados privados y estatales: por la reapertura de paritarias, por los $ 3.200 de acuerdo a la canasta familiar.
Entre los desocupados debemos relevar las necesidades y el hambre, barrio por barrio, casa por casa, para unir y masificar por el trabajo social a $ 500 tomando del pico a la presidenta.
Lo mismo entre los jubilados, por una verdadera movilidad y el 82% del sueldo de acuerdo a la canasta familiar, rompiendo las maniobras para esquivar los fallos de movilidad.
Debemos abrir un amplísimo debate en el marco de la lucha salarial, contra las leyes de flexibilidad laboral, las tercerizaciones, las agencias, avanzando en la recuperación de internas y cuerpos de delegados siguiendo el ejemplo extraordinario de los últimos meses en Terrabusi, metalúrgicos, mecánicos, químicos y petroquímicos, docentes, etc. Esto será posible en luchas largas y firmes como en la que acabamos de triunfar.
La CCC debe ser el motor de las luchas Las agrupaciones de la CCC deben encabezar las luchas y ser el motor de la creación de ámbitos de discusión política, teórica, de capacitación sindical, formando miles de activistas obreros que se preparen para conducir el proceso hacia la salida revolucionaria que el pueblo y el país necesitan. Debemos organizar con audacia centros o escuelas de capacitación política sindical que aborden todos los temas.
Espacios muy amplios, no sectarios, de frente único, donde los jóvenes activistas obreros de la nueva generación se sientan cómodos, sin aparateadas y con debates que les permita avanzar. Espacios que sean habitables para sectores reformistas que luchan y avanzan hacia posiciones opositoras a los traidores.
La lucha y el debate profundo que abrió para millones la histórica lucha agraria son los instrumentos para el reagrupamiento y el frente único en la clase obrera, para ayudar a ponerse en el centro de la lucha por una salida revolucionaria que una al pueblo argentino hacia la liberación nacional y social.