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02 de octubre de 2010

El trabajo cultural en Cosquín visto por los compañeros que en distinto grado y oportunidades participaron de las diversas actividades organizadas.

Desde abajo, desde dentro y desde antes…

¿Qué pasó en Cosquin? (Tercera nota)

Fruto del empeño de algunos compañeros que vieron en este fenómeno cultural un ámbito donde se conjungan aspectos importantes de nuestro quehacer en el campo político-cultural, La Marea y el Modacuna estuvieron presentes en Cosquín, año a año, desde 1997.
La concentración de sectores populares interesados en las manifestaciones de la identidad y cultura argentina, la cantidad de artistas y trabajadores vinculados al área que buscan romper las diversas trabas que la cultura dominante les impone, la reproducción a escala de contradicciones y lucha de intereses entre los sectores oficiales –según las distintas coyunturas políticas– y las contradicciones con los distintos sectores opositores al oficialismo de turno, convierten a esa ciudad durante ese período, en un campo de disputa cultural, ideo-lógica y política.
Algunos de los compañeros involucrados en esta tarea cultural fueron logrando, bajo diversas situaciones político-económicas del país, un reconocimiento y un arraigo de las iniciativas político-culturales, de la modalidad de nuestro trabajo cultural y de los contenidos propuestos entre los artistas y los concurrentes al festival.
Otros compañeros que fueron por primera vez o aquellos que estuvieron más de dos veces, fueron partícipes de este trabajo y resultaron extraordinarios colaboradores. Algunos de los cuales hablan de esta experiencia para el hoy.

Humberto Lío, de La Calle Larga de Avellaneda
Voy a Cosquín hace varios años. Ciertas preguntas recurrentes se plantean sobre Cosquín año a año ¿Es reflejo de la cultura nacional y de la popular? ¿Tiene el pueblo verdadera representatividad allí? Considero que es una manifestación de la cultura “popular nacional” (con todas las apreciaciones que sobre este punto se quieran o puedan hacer). Se instauró así por la gente, los artistas, los "hacedores de cultura", y de los políticos con sus vaivenes y manipulaciones a lo largo de casi 50 años.
Es un hecho cultural nacional e internacional con delegaciones que vienen de muchos lugares. Es un lugar donde debemos estar presente para terciar en el debate político, ideológico y cultural.
Oficialmente, a Cosquín se lo considera un centro de espectáculo musical y turístico, pero en realidad éste no fue su origen.
Las políticas oficiales le fueron cambiando el carácter inicial para convertirlo en lo que es ahora, un gran centro de productoras; una ventana internacional de venta de productos discográficos y musicales, vidriera para algunos artistas, y todo aquello que les de rédito, no sólo económico sino también poder mediático y un espacio "artístico y popular".
La recepción de la revista, de las actividades artísticas y de los instrumentos de debate y difusión cultural (como la declaración por la Segunda y Definitiva Independencia) en los puestos que instalamos es muy buena porque es perdurable; aunque el trabajo podría ser más intenso y profundo. De todos modos, estamos peleando un espacio y tratando de desarrollar una corriente de opinión en el campo, que podríamos decir, “enemigo”. Nos encontramos con gente que nos recuerda y nos busca. Gente que se queja, incluso, porque en sus ciudades y provincias no tienen posibilidades de tener una relación más contínua.
Con respecto al equipo que desarrolla la tarea y los compañeros, predomina la convicción de que estamos realizando una tarea importante y necesaria. Aunque para algunos compañeros no es importante ir a Cosquín, creo que la enorme cantidad de personas que circulan durante esa semana por allí, con su curiosidad, sus expectativas, sus ilusiones; merece la tarea.
A la vez, es un espacio donde –tanto cuando la revista organizaba sus propias peñas como en este último período– podemos establecer vínculos más informales con artistas y músicos, con trabajadores de la cultura, intelectuales, políticos, periodistas del campo popular. Vínculos que se fortalecen a partir del contenido de la revista y de las actividades del Modacuna, lo que genera una actitud más comprometida.

Stella Cipriani, artista plástica de Rosario
No conozco lo que sucedió en Cosquín antes. Empecé con la revista y participé unas seis o siete veces.
Para mí Cosquín, como militante y artista, es una escuela de militancia en el campo cultural. Ayuda a unir la práctica artística con la política y lo organizativo, cuando tratamos de tomar en nuestras manos una actividad en un lugar en el que se despliega mucha disputa por arriba, mientras que por abajo junto a los miles que van, ya sea público, artistas, intelectuales y otros, nos damos un trabajo como el que estamos realizando, lo que es todo un logro. Por supuesto, hay otros lugares donde sucede lo mismo pero no tienen la fuerza de lo que se da en Cosquín.
Cosquín nos prueba que la gente no sólo busca vacacionar, escuchar música sino también contenidos. Allí es donde pudimos hacer un trabajo y desarrollarlo, sostenido nacionalmente. Empezando por la revista y con otras actividades que realizamos, ponemos esa parte de Cosquín que por arriba tratan de tapar. Una porción de gente nos sigue cada año; les gusta lo que hacemos. Luego nos buscan en los lugares de orígen para seguir nuestras actividades o mantenerse en contacto. Es un modo de ir construyendo un movimiento real.
A la vez, el vínculo que vamos desarrollando con los artistas no es el mismo si sólo vamos a la plaza a verlos actuar desde abajo. Con las actividades y encuentros musicales y artísticos que realizamos, estamos más en contacto con ellos. Necesariamente se da un intercambio. Particularmente, he aportado a estos encuentros, también me llevé mucho: relaciones con los artistas que luego fueron a Rosario y, por otro lado, nuestros artistas rosarinos, aquellos que acercamos a los encuentros, vuelven con lazos más profundos para continuar nuestro trabajo cultural y artístico.
Un año, por ejemplo, antes de viajar a Cosquín, un estudiante de música me contó: “el año pasado estuve en la escuela Roca, compré un par de Mareas y me traje el documento del Modacuna. Leí todo el material y lo guardé. Coincidí mucho con varias ideas. Nos ponemos a charlar con el compañero de mi mamá, que recibe La Marea, y me dice que puede ponerme en contacto con los de La Marea en Rosario”. Hoy, este estudiante participa en nuestro centro cultural.

Martín Rivero, de Entre Ríos
En Cosquín estuve de los últimos nueve años en ocho oportunidades. Esta frecuencia me permitió encontrame con concurrentes sistemáticos a nuestras actividades. Por ejemplo, el presidente de la Asociación de Folcloristas de La Rioja, que entusiasmado con lo de La Marea, me dice: "tenemos que hacer la presentación de la revista. Yo organizo todo allá”.
Otro contacto interesante fue con las asambleas ambientalistas de Córdoba. O con los jóvenes de Cine Andino, con los que también tuvimos muchas coincidencias y posibilidades de trabajar conjuntamente. Tanto como con gente del Chaco y Santiago del Estero.
Evidentemente, la presencia de nuestra propuesta como corriente político-cultural y de la revista respetada y buscada no sólo debe concretarse en Cosquín, sino en muchos lugares: ferias de libros, encuentro de poetas, escritores, periodistas, plásticos, docentes, gran herramienta para el campo cultural.
Es un trabajo que debe tener la ayuda del resto del país. Aquí convergen, como en los encuentros de mujeres, diversos sectores de la cultura: periodistas, docentes, estudiantes; porque como en pocos eventos de este tipo en el país, viene gente de todas las provincias y lugares. Desaprovechar todas las relaciones que se generan y suscriptores interesados (la mayoria docentes) es una verdadera pérdida. Muchos docentes decían “compré varias revistas y las quiero recibir porque me sirven para preparar clases, para darles a mis alumnos para desarrollar temas”. Pedían una página de internet para buscar las revistas por temas y mandar a pedirla de acuerdo a ello, como para conocer eventos que organiza la revista.
Otro aspecto interesante está relacionado con la concepción de cultura que trabajamos y vamos fortaleciendo. Por ejemplo, entre los jóvenes, como los del balet de Entre Ríos, que van descubriendo que el arte conlleva un compromiso. Eso los fortaleció políticamente. La importancia de representar la lucha de Gualeguaychú en la danza, preparar un trabajo en el Teatro de Paraná con Rafael Amor y el Dúo Enarmonía los encamina a un mayor compromiso.
También artistas como Joselo, el Dúo y tantos otros se sienten orgullosos de participar en actividades de La Marea y nos dicen “cuando quieran… porque me siento parte de ésto”.
Todo lo que se va generando es muy importante teniendo en cuenta que no hay un trabajo organizado previamente, sistematizado en el tiempo y con objetivos a lograr; aquellos más estratégicos de construcción, con centros y responsables de algunas áreas. También es importante que muchos más compañeros y amigos participen del Congreso del Hombre Argentino.