Noticias

02 de octubre de 2010

Desocupación yanqui: 10,2%

Hoy 1292 / La crisis social en marcha

Al tiempo que por los indicadores de los gastos en consumo personal, la economía estadounidense mostró una leve recuperación en el tercer trimestre de 2009, como analizamos en nuestra edición anterior, los inventarios mayoristas continuaron cayendo por décimo mes consecutivo en septiembre, lo que es indicativo que la mencionada recuperación no significa una recuperación semejante en la producción, sino que fue, en parte, una absorción de la anterior sobreproducción.
Por otro lado, como además vimos, la inversión privada fija no residencial también siguió cayendo, por lo que la mentada recuperación hasta ahora sólo se apoya en el mayor esfuerzo de los que mantienen su trabajo, al tiempo que la desocupación continúa en aumento. Por eso, y por la disminución en los salarios, también han continuado contrayéndose los niveles de ingreso personal disponible de los estado- unidenses, lo que estaría mostrando la fragilidad de la mencionada recuperación.
El índice de desocupación de octubre volvió a mostrar un crecimiento pasando del 9,8% que fue en septiembre al 10,2%, según informó el viernes 6 de noviembre el Departamento de Trabajo norteamericano. Esto quiere decir que el número de desocupados aumentó en 558.000 en octubre, lo que elevó la cifra de personas que buscan y no encuentran trabajo a 15,7 millones, en ese país. Entre ellos, unos 5,6 millones han estado sin trabajo por más de seis meses –el período que normalmente cubre el subsidio por desempleo– lo cual representa el nivel sin precedentes del 35,6% de los desocupados.
Desde diciembre de 2007 se han perdido unos 7,3 millones de puestos de trabajo en Estados Unidos, con 22 meses acumulados de caídas. Y aunque el ritmo de pérdida de empleos ha disminuido en los últimos meses, lo cierto es que el número de desocupados sigue aumentando, y cada vez son más visibles los síntomas de la crisis social a consecuencia de la crisis económica.
En este marco no se vislumbra una recuperación sostenida del consumo ni de la inversión, y menos del crédito para ambos, por más que se mantengan planchadas las tasas de interés. Estas, así como los billones de dólares volcados al sistema financiero, sólo han servido para evitar la quiebra de los grandes bancos y permitirles realizar millonarias ganancias a través de la especulación en los mercados de valores (las Bolsas) o de materias primas en el propio Estados Unidos o en los países cuyas monedas se han revaluado relativamente a la desvalorización del dólar.
Una situación semejante a la de Estados Unidos –con la ventaja para esta potencia imperialista de poder trasladarles parte de la crisis con el manejo del dólar–, se vive en los otros países imperialistas. En tanto la acrecentada desocupación y el deterioro salarial y de las condiciones de trabajo y de vida de las grandes mayorías en las principales potencias imperialistas, y de rebote y con mayor agudeza –por el traslado de las cargas de la crisis– en todos los países dependientes, lleva a un ahondamiento de la crisis social en todo el mundo, con la lógica agudización de las luchas del proletariado y de las naciones y pueblos oprimidos.