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02 de octubre de 2010

La tormenta de lluvia, viento y granizo se desató con furia, sin el alerta meteorológico correspondiente.

Después del granizo, los piquetes

Hoy 1253 / Las consecuencias del temporal en Rosario

El temporal del 2 de febrero, además, provocó la caída de cientos de árboles, miles de cables del tendido eléctrico y telefónico, falta del suministro de energía y de agua, y generó innumerables pérdidas materiales, en edificios, viviendas y vehículos en Rosario y en localidades aledañas como Villa Gobernador Gálvez, Alvear, Granadero Baigorria, Funes, Pérez, Roldán, Soldini y San Lorenzo. En un par de horas, el total de agua caída fue de 87,7 milímetros.
En Rosario, más de 500 familias sufrieron graves problemas en sus viviendas y cerca de 4.000 fueron los que perdieron lo poco que tenían.
Las peores consecuencias las padecieron los vecinos de los barrios más humildes, con la voladura de techos (de chapa y madera), la inundación de las viviendas precarias y la pérdida de colchones, muebles, ropa y alimentos.
Las zonas más afectadas dejaron al descubierto la pobreza estructural que sufren los rosarinos que viven en los 100 asentamientos irregulares consolidados y extendidos en casi toda la ciudad.
Ante la falta de respuestas, se multiplicaron los piquetes y hubo hasta 40 cortes de calles  donde los vecinos reclamaron ayuda y denunciaron numerosas fallas en los relevamientos del municipio y demora en la asistencia.
La participación de los vecinos de los barrios más pobres de Rosario y Villa Gobernador Gálvez fue masiva. Durante 4 días, los principales piquetes se ubicaron en Circunvalación y los cruces con 27 de Febrero, Baigorria, España, Garibaldi, Perón; Juan José Paso y la Vía, Flamarión y Uriburu; y en la zona de la Travesía y Sorrento. En Villa Gobernador Gálvez cortaron a la altura de la Plaza de la Madre.

Tras la bronca se multiplican los piquetes
Hubo represión y horas de tensión en el Distrito Oeste por la falta de respuestas. La lluvia del martes, y la confirmación del alerta meteorológico encendió los reclamos, y vecinos de distintos barrios comenzaron con 16 piquetes, en reclamo de ayuda económica y de materiales: chapas, tirantes, colchones y ropa. También protestaron por la falta de electricidad, ya que más del 70% de la ciudad continuaba durante la tarde sin servicio, y había serios problemas en el suministro de agua, sobre todo en la zona oeste de Rosario.
El miércoles, los piquetes eran alrededor de 30, y se multiplicaban con la denuncia que la asistencia no estaba llegando. La protesta fue tan contundente que la circulación de vehículos estuvo colapsado por 72 horas en casi toda la ciudad.
 El jueves, los piquetes y protestas llegaron a 40; y las autoridades municipales reconocieron que la demanda excedía lo censado.
Después de una dura semana de cortes, y de negociaciones entre los gobiernos municipal y provincial con las organizaciones sociales de toda la ciudad y alrededores, el viernes llegaron a la ciudad 8 camiones enviados por el Ministerio de Desarrollo Social de Nación con 1.500 chapas y 1.200 colchones que la Municipalidad repartió en los barrios más afectados.
A media tarde del viernes había 10 piquetes. El corte de Circunvalación y Baigorria fue levantado pasadas las 22, tras el acuerdo que beneficiará a 50 familias: un centenar de colchones y frazadas y unas 200 chapas y tirantes.
En la noche del viernes quedaban todavía 6 piquetes y al cierre de esta edición, los últimos cortes que quedaban activos eran los ubicados en San Martín sur, barrio Las Flores. En el sur también se mantenían cortes. Otro nudo difícil de destrabar era el ubicado en la zona del puente sobre el arroyo Ludueña. Otros rosarinos también protestaron por la falta del suministro eléctrico en barrio Las Flores, Puente Gallego, Circunvalación y 27 de Febrero y Juan José Paso al 8.300 y el centro de la ciudad.

Protesta legítima
La vicegobernadora Griselda Tessio aseguró que la protesta “no se va a judicializar”. Tessio, a cargo de la gobernación por el viaje de Binner a México, dijo a Radio 2: “Mantenemos una política prudente, se negocia con las organizaciones. No se puede reprimir para moderar situaciones de este tipo, porque este huracán está más allá de las afectaciones en los barrios. Hay pobreza estructural sobre la cual se monta esta situación de pérdida concreta. El Estado tiene que atender estas demandas y lo está haciendo”. La vicegobernadora se mostró reacia a desalojar los cortes por la fuerza. “Tenemos equipos de moderadores de conflictos, ésa es la orden: conversar para desactivar los piquetes”, aunque advirtió que “con los aprovechadores vamos a tomar medidas”. Por último, añadió que “a los ciudadanos de clase media también se los va a ayudar. Se está haciendo la conexión de luz y agua, pero dentro de los domicilios cada uno deberá hacerse cargo”. Por su parte, el intendente Lifschitz volvió a cargar contra los más pobres y a calificar a los cortes como “una extorsión que no podemos aceptar”.

Ocho víctimas fatales del pueblo
Un adolescente de 14 años y un hombre de 22 murieron por la caída de una gigantesca carpa montada por una iglesia evangélica que además provocó heridas a otras ocho personas. Dos personas fallecieron por electrocución en episodios separados: una en una vivienda precaria; otra, un laburante, mientras trabajaba para la empresa recolectora de residuos Cliba, en pleno centro de Rosario. La quinta víctima fatal fue en Granadero Baigorria. En días posteriores, se sumaron 3 muertes más por electrocución. En la noche del lunes, en el Distrito Oeste un pibe fue herido de bala y hubo represión policial.
Desde la CCC se destacó que, ante la dimensión del desastre por la tormenta, fue imprescindible la protesta de los sectores más postergados, “que viene creciendo producto de las experiencias vividas en otras luchas, y que es el resultado de la toma de conciencia que es el camino”.
Además, se tiene la convicción de continuar reclamando por promesas inconclusas, como la construcción de viviendas populares.
Si bien es un logro importante que haya aparecido la Nación con el envío de chapas, es un paliativo, aún muy insuficiente ante las necesidades reales de los sectores más afectados. En este sentido, queda claro que el problema de fondo sigue siendo la cuestión de la vivienda, un problema aún sin solución que requerirá de un seguimiento de la situación día por día.