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09 de septiembre de 2014

El paro nacional abrió un gran debate en el pueblo sobre el que todos tratan de influir.

Después del paro, ¿cómo seguir?

Hora Política Hoy Nº 1535

El jefe del Gabinete, Capitanich, atacó el paro, dijo que atrás estaban “los buitres”.

El jefe del Gabinete, Capitanich, atacó el paro, dijo que atrás estaban “los buitres”.

Todos pagamos las deudas, pero miramos la boleta a ver qué nos cobran. El gobierno K no cumplió con el fallo del juez Ballestero y la resolución soberana del Congreso Nacional de mirar las boletas de la deuda externa. Así, todos estamos pagando las deudas que tenían Renault, Cargill, Fiat, Isin (Macri), Bridas, Papel Prensa (Clarin y La Nación), Aluar y muchos monopolios más; deudas por miles de millones de dólares fueron estatizadas ilegalmente. El gobierno K renegoció esas deudas y las paga, cometió un fraude contra el Estado: típico de buitre. Dos fondos buitres son socios de YPF y el Banco Hipotecario, y el gobierno no los toca.

El gobierno K no le paga la deuda a la Anses para que los jubilados cobren ya un aumento de emergencia, lo vacía cambiando bonos viejos por otros nuevos, condena a más de 5 millones de jubilados a la indigencia. Típico de buitre.

 

¿Fue chico o fue un gran paro?

Pararon gremios grandes y estratégicos como petroleros, camioneros, alimentación, bancarios, gastronómicos, los puertos, los ferrocarriles y los aeropuertos, estatales, sindicatos docentes, de Luz y Fuerza, entre otros.

Este paro se hizo en condiciones distintas al anterior. El gobierno jugó con todo y logró y logró el acuerdo con la dirección de la UTA. Jerarcas sindicales como Pignaneli y otros se mostraron como son: agentes de la patronal y del gobierno. La cuestión central del movimiento obrero pasó a ser la oleada de suspensiones, despidos y cierres de fábricas, comercios, etc. El gobierno jugó para dividir a la Multisectorial tratando de aislar al movimiento obrero de los sectores populares, a lo que fue funcional un sector de la izquierda que pone en el blanco a organizaciones campesinas y estudiantiles.

En esas condiciones el 27 y 28 hubo un gran paro que mostró la bronca que hay por abajo. Fuerzas combativas y clasistas, de gremios de las tres centrales, y la Multisectorial, garantizaron que fuera activo con asambleas, cuerpos de delegados, piquetes y movilizaciones, y con una importante confluencia de trabajadores ocupados, desocupados, jubilados, y sectores campesinos, estudiantiles y populares. Hubo un gran trabajo y esfuerzo de la CCC, el MIJP, la CEPA, el MUS, la FNC, Originarios en Lucha, y el PTP y el PCR.

 

¿Sirvió el paro?

La crisis económica y social se agrava semana a semana, y está claro que el gobierno no va a tomar medidas de fondo a favor del pueblo si no se le tuerce el brazo. El paro mostró que un gran sector del movimiento obrero y popular se le plantó al gobierno por tercera vez, y no aguanta más seguir pagando la crisis, la inflación, la inseguridad, la corrupción y la represión.

Al mismo tiempo, el paro también mostró lo que venimos planteando desde la CCC, el PTP y el PCR, junto a otras fuerzas: para torcerle el brazo a esta política de ajuste, es necesario una lucha prolongada: un plan de lucha con paros activos y multisectoriales y una marcha federal. El paro fortaleció ese reclamo.

 

¿Con la lucha se gana o se pierde?

No es ninguna novedad en el movimiento obrero que las suspensiones sean el primer paso, que saca a los obreros de la fábrica y los desorganiza para el momento de los despidos. Los dirigentes carneros empujan la idea de que cada uno cuide su puesto. Solo, el trabajador queda indefenso, la fuerza está en la unidad y la solidaridad de clase. El paro fortaleció ese camino, el único para defender el trabajo: todos adentro; fábrica que cierra fábrica que se ocupa.

 

¿Hay que esperar hasta las elecciones?

¿Cuántas familias, cada semana, son empujadas por la inflación al hambre o a la pobreza? ¿Cuántos campesinos pobres y originarios deben abandonar sus tierras para ir a las villas de alguna ciudad? ¿Cuántos chacareros ya no pueden pagar las deudas a la usura bancaria? ¿Cuántos estudiantes abandonarán el colegio o la facultad?

 

El hambre y la pobreza no dan tregua.

Además, ¿Cómo va a llegar el país a las elecciones si no se le tuerce el brazo a esta política? Con una brutal crisis económica y social y sin un peso. Y los candidatos publicitados por los medios de comunicación del sistema ya preparan sus planes de ajuste.

 

El camino es la unidad en la lucha

Con el empuje del paro, encabezando y rodeando de solidaridad cada lucha, es necesario discutir, en cada lugar de trabajo, de estudio y cada barrio popular, un plan de lucha que arranque con un paro activo multisectorial de 36 horas o una marcha federal, con centro en la prohibición de suspensiones y despidos, aumentos de emergencia y aguinaldo completo o plus de fin de año, para ocupados, jubilados y desocupados.

 

Construir un frente popular

Al calor del plan de lucha, es posible construir un frente popular, con un programa que recoja las urgencias y necesidades de los trabajadores y el pueblo, y con políticas para que la salida de la crisis la paguen los monopolios, terratenientes y funcionarios que “juntaron la plata con pala” en esta década K. Un frente que fogonee el plan de lucha, y con candidatos a las elecciones que estén a la cabeza de la lucha popular. El PTP trabaja con ese objetivo y, al filo de conquistar su personería nacional, te invitamos a sumarte a sus filas.

 

Es posible dar vuelta la tortilla

La presidenta habló de un fin de año con saqueos. No hay saqueos masivos si no hay hambre. Que no haya hambre es la primera responsabilidad de su gobierno. ¿O quiere usar el “fantasma” de los saqueos para justificar que reprime para hacer pasar su ajuste? ¿O tiene información de que grupos mafiosos quieren usar la crisis social (de la que la política K es la principal responsable), como a fin del año pasado? Es su gobierno el que le deja las fronteras libres a las narcomafias al poner el aparato de seguridad a reprimir al pueblo.

El plan de lucha, un frente popular, y la autoorganización del pueblo contra la inseguridad son las herramientas de los trabajadores y el pueblo para torcerle el brazo a esta política de ajuste, impedir que el gobierno o sus rivales lleven el país al abismo, y crear las condiciones para un gobierno verdaderamente popular.