Como ocurre siempre, los barrios más castigados por el hambre y la falta de infraestructura fueron los más perjudicados por el temporal, y la propia gente tomó en sus manos la pelea por el restablecimiento de los servicios.
Longchamps, Glew y Almirante Brown
Como ocurre siempre, los barrios más castigados por el hambre y la falta de infraestructura fueron los más perjudicados por el temporal, y la propia gente tomó en sus manos la pelea por el restablecimiento de los servicios.
Longchamps, Glew y Almirante Brown
Cuentan los compañeros que el inmenso temporal azotó tanto a casas de material y loza como a casillas de chapa; y que inmediatamente, los vecinos salieron a solidarizarse con quienes habían perdido sus pertenencias o a ayudar a reconstruir parte de las viviendas.
Cuentan que la tormenta arrancó chapas y puertas, las que más tarde salieron a recoger e instalar y que en algunos barrios hasta el cuarenta por ciento de las casas fueron afectadas por el temporal. En el barrio Los Pinos de Almirante Brown, “no quedó ninguna casilla en pie”.
Por otra parte, cuentan que lo que más perjudicó para acceder y ayudar en los barrios eran los cientos y cientos de árboles caídos, que impedían el acceso de las cuadrillas de Edesur.
El problema que cuentan que sufren los vecinos es que en la zona escasean las cuadrillas de la municipalidad porque no hay planes para saneamiento de los barrios ni planes Argentina Trabaja, porque “el intendente es de Massa”. “Entonces los vecinos éramos los que terminábamos juntando las ramas y cortando los troncos para despejar”. Un compañero explica: “desde el municipio hicieron relevamiento, al otro día repartieron algunas chapas y algunos colchones… pero la necesidad era que despejaran los árboles caídos para que volviera la luz”.
Según denuncian los compañeros cientos de pequeños comerciantes: almaceneros, quiosqueros y vendedores de alimentos, “lloraban las pérdidas” con el transcurrir de las horas. Y el corte eléctrico trajo aparejado el corte de agua, porque las bombas funcionan a electricidad. Una compañera denunciaba “se está viviendo muy mal. Imaginate que hay vecinos que hace cuatro días que no tenemos luz ni agua”.
Por otra parte, los vecinos temen “que ocurra una desgracia porque todo en los barrios está instalado muy precariamente” que refleja la falta de inversión en los tendidos eléctricos y generadores.
Además denunciaban los abusos: se llegó a cobrar hasta quince pesos el bidón de agua y veinte pesos el paquete de velas. “Todo esto genera una situación insostenible porque todas las familias quieren tener una botella de agua”.
Cientos de cortes
Tal como relatan los compañeros, fueron cientos y cientos los piquetes que los vecinos realizaron con lo que tenían en sus casas. “En Almirante Brown salieron a cortar la misma noche del temporal… se terminaron de clavar chapas y reparar casas y se salió a cortar”. Según detallan en la en Glew, Longchamps y Brown, había piquetes por esquina. Los motivos son siempre puntuales: falta de luz, recolección de árboles para que vuelva la luz.
“Los cortes de luz son de siempre”, contaba una compañera de barrio… “es algo que sufrimos todos los días en verano, pero ahora se juntó mucha bronca por el hambre que hay. Creció la desocupación y encima se olvidan de la gente”. Según explicaban los compañeros: bandas de paqueros y vendedores de droga, se acercaban hasta los piquetes incitando el saqueo. Pero a pesar de “la necesidad, porque hambre hay” los vecinos no quisieron ser usados por ningún político ni puntero que quisiera sacar provecho de la situación; por lo que en la mayoría de los lugares la gente cuando veía la amenaza de saqueo volvía a sus casas.
Un compañero decía “cuando asesinaron al hombre del supermercado chino eso generó mucha indignación. El hijo del chino estaba en el piquete con la gente del barrio. Los vecinos quisieron salvarlo pero ya fue tarde”. Este asesinato asociado a las bandas de saqueadores, generó mucha bronca pero allí, sumado a que era zona liberada porque no había policía, cada vez que rondaba una banda incitando asaltar algún negocio, la gente abandonaba el piquete por temor a quedar pegada. Más tarde volvían a salir a cortar y así”.
Villa Fiorito: quisieron dividir al barrio pero no pudieron
Una compañera comenta que en la zona donde más afectó el temporal fue en las casas altas. Apenas transcurrió el temporal, los vecinos comenzaron a organizar barricadas y a armarse por temor a los saqueos en sus viviendas. La bronca es muy grande, cuenta la compañera: “treinta y pico de grados de calor, sin luz, sin agua, más el hambre, estaba enloquecida la gente.”
En Villa Fiorito contaba una compañera que allí la gente la gente sacó cuchillos, armas de fuego, cualquier cosa que tenía en su casa para protegerse. El barrio quedó dividido en dos: “de este lado de la vía y del otro lado”, y los separaba la policía y gendarmes, pretendiendo dividir al barrio entre los que tenían luz (de este lado) y “los otros”. Pero lo curioso es el vínculo solidario de ambos lados, porque los vecinos de “este lado” salieron a cortar igual porque del otro lado no tenían luz, para que por fin pudiera resolverse la situación. Porque la bronca se vive de ambos lados.
Tal como cuenta la compañera: un supermercado Día fue saqueado durante toda la noche, los vecinos y comerciantes estaban con el temor de que les tocara a ellos. Y ante el acecho de los saqueadores –que eran un minúsculo grupo de vendedores de droga y ladrones– que incitaban a los vecinos, que en su mayoría pasan hambre y tienen mucha bronca, no se prendió, pero se mantuvieron firmes en las barricadas exigiendo electricidad, incluso a los que ya se le había restablecido el servicio. Y comentaba “lo irónico es que mientras estaba todo lleno de policías, mientras asumía la nueva ministra de Seguridad, del gobierno no decían nada de lo que estaba pasando en los barrios”.