En 1910 durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, y por iniciativa de una gran revolucionaria alemana, Clara Zetkin, se proclamó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Dice la tradición que fue en homenaje a la lucha de las obreras textiles de Nueva York que murieron en 1908 cuando los dueños incendiaron la fábrica que ellas ocupaban en reclamo de 10 horas de jornada laboral, descanso dominical e igual salario que los varones.
Desde aquel entonces las mujeres de todo el mundo hemos pasado revista de nuestras luchas cada año. En 1975 las Naciones Unidas (ONU), estableció el Día Internacional de la Mujer, ofreciendo una versión de los hechos que habían conducido a su nacimiento silenciando de manera absoluta sus verdaderos antecedentes, desde las movilizaciones de las socialistas estadounidenses en 1908 hasta los sucesos vividos por las mujeres obreras en Rusia en 1917. Últimamente distintas investigaciones han puesto en discusión el hecho histórico que dio motivo a la propuesta de Clara Zetkin. Pero, más allá de cuál sea el verdadero origen de esta fecha, este debate no puede ocultar el rol protagónico que tuvieron las mujeres a principios del siglo XX en las luchas por la organización del movimiento obrero y por sus reivindicaciones de clase y género.
En la Argentina
En nuestro país las comunistas durante años conmemoramos este día en la clandestinidad. Recién cuando derrotamos a la más sangrienta dictadura de nuestra historia, pudimos realizar en 1984 la primera y más masiva conmemoración pública del Día Internacional de la Mujer. Desde ese momento hasta hoy, las argentinas ganamos las calles para demandar nuestros derechos como trabajadoras y como mujeres.
Este 8 de marzo redoblamos la lucha para enfrentar las políticas del matrimonio Kirchner que favorece a un puñado de monopolios “amigos K” y grandes terratenientes a costillas del pueblo. El hambre y la miseria están creciendo nuevamente y se sufren las peores condiciones laborales en trabajos sin obra social ni aportes jubilatorios y por bajísimos salarios castigados por la inflación. Situación que se agrava cuando se es mujer porque se suma el cuidado de los hijos y las responsabilidades domésticas.
Peleamos por unir a todas las organizaciones de mujeres y de diferentes sectores políticos y gremiales para exigir:
• Trabajo genuino
• Paritarias que discutan los convenios colectivos de trabajo e incorporen las reivindicaciones de género.
• Salario igual a la canasta familiar.
• Igual salario por igual trabajo.
• Jardines maternales.
• Basta de acoso sexual y violencia laboral. Castigo a los culpables.
• Desmantelamiento de las redes de tráfico de personas, trata de mujeres y niños/as para la prostitución.
• Educación sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir.
• Contra toda forma de violencia hacia las mujeres. Basta de muertes por violencia de género.