Sofía Cardozo era una obrera de la fábrica de cerámicas Lozadur que fue secuestrada el 3 de noviembre de 1977, al igual que otros ceramistas que estaban en lucha. Graciela Vega fue una de las dirigentes del PCR que, años después, organizó la CCC en la zona, y falleció el 4 de noviembre de 2006.
Sofía Cardozo era una obrera de la fábrica de cerámicas Lozadur que fue secuestrada el 3 de noviembre de 1977, al igual que otros ceramistas que estaban en lucha. Graciela Vega fue una de las dirigentes del PCR que, años después, organizó la CCC en la zona, y falleció el 4 de noviembre de 2006.
En la sede de la CCC de Pilar/Malvinas, el “campito” que lleva el nombre de Graciela, cerca de 200 compañeros y amigos participaron del homenaje, en el que hicieron uso de la palabra Kika, compañera de Sofía Cardozo en Lozadur; Liliana Ruiz, coordinadora de los desocupados de la CCC de la zona; y Ramón Bogado, secretario del PCR de la Zona Norte del GBA, y dirigente de Kraft.
“Ponga que esto es historia viva”, sugería a este cronista un compañero, reflejando la emoción que embargó a todos los presentes, que escucharon atentamente los relatos de una de las primeras luchas obreras contra la dictadura de Videla, que Sofía protagonizó, y sobre la creación y desarrollo de la CCC, en la que Graciela Vega tuvo un papel principal. En la jornada también se homenajeó al joven Fernando Bogado, hijo de Ramón, al cumplirse un nuevo aniversario de su asesinato, el 11 de noviembre de 2000.
Sofía Cardozo
Kika, que integraba una célula del PCR junto a Sofía y otra compañera de la fábrica, dijo que “no se puede conocer a Sofía si no se conoce la lucha de las obreras de Lozadur, de la que ella fue una de las dirigentes”. La lucha en esta fábrica de 900 trabajadores, en su gran mayoría mujeres, comenzó contra el trabajo a destajo “la forma más antigua de superexplotación de los obreros”, en diciembre de 1976, “y se transformó en una lucha política contra la dictadura”, dijo Kika, relatando cómo enfrentaron el atropello del ejército dentro de la fábrica, y siguieron la lucha, con interrupciones, hasta octubre de 1977. La empresa había cerrado las puertas, y la lucha se sostenía yendo los trabajadores a la puerta de la fábrica, y sólo con el asesinato de un gerente lograron atemorizar y dividir a la masa. Kika destacó el protagonismo de las mujeres en esta lucha, y que “Sofía era una mujer combativa”. Las mujeres se pusieron al frente de esta lucha contra el destajo, en medio de la dictadura con una fábrica ocupada por soldados. “Todo era clandestino, hasta la lucha”, contó la compañera, relatando que ni siquiera se presentaban a negociar con la patronal, para no ser identificados, y que las acciones las tomaba el conjunto de los trabajadores.
Sofía Cardozo fue secuestrada el 3 de noviembre de 1977, al igual que otros 6 obreros de Lozadur; días antes habían secuestrado cuatro obreros de la ceramista Cattaneo. “Ahí comenzó la lucha por encontrarlos, lucha que encabezó el Partido”, afirmó Kika, detallando cómo se organizaron familiares y trabajadores, que denunciaron los secuestros ante los organismos internacionales, se entrevistaron con políticos, la jerarquía de la iglesia, etc.
Graciela Vega
Para recordar a Graciela Vega, Liliana Ruiz, en primer lugar agradeció la presencia de todos, y en particular de las hijas de Graciela. “Para nosotros el mejor homenaje es seguir haciendo cosas todos los días”, reivindicando la pertenencia de Graciela y de Sofía al PCR y a la CCC, “donde nos equivocamos, pero seguimos defendiendo las banderas que llevaron adelante estas dos mujeres”, dijo Liliana.
Sobre Graciela, recordó que fue quien, por el año 99 “vio el hambre en Tortuguitas, y se puso a la cabeza de la lucha contra él, organizando comedores y el movimiento de desocupados. Ella, siendo mujer, fue quien organizó la autodefensa”, recordando cómo Graciela impulsaba la participación de las compañeras en los Encuentros de Mujeres. “Una compañera recta, sincera, dura para discutir, pero cálida a la hora de escuchar”, remarcó Ruiz, destacando lo que sembró Graciela en la CCC, una base firme para poder enfrentar los tiempos difíciles que se vienen.
Se leyeron emotivas adhesiones de parte de la Casa de la Mujer Graciela Vega, de la Juventud de la CCC, y se agradeció la presencia de Antonio Espasa, marido de Sonia Colman, víctima del “gatillo fácil”.
“Aprender de las compañeras para plantarnos”
Cerró el acto Ramón Bogado, quien unió el homenaje a las compañeras, con un análisis de la actual situación política. Recordó cómo la dictadura volteó al gobierno democrático de Isabel Perón, e hizo centro en la represión de los cuerpos de delegados en las fábricas. Y cómo Graciela Vega, junto a Luis Cubilla en la zona, se puso a la cabeza de la lucha de los desocupados. Sobre la situación actual, destacó que la pelea hoy es para que no descarguen la crisis que está llegando a la Argentina, sobre los trabajadores; y que Cristina Kirchner es elogiada por los poderosos del mundo, porque “es la mejor pagadora de la deuda externa”.
Bogado destacó que “el hambre está en los barrios”, y “tenemos que ponernos a la cabeza de lucha”, porque hay dos caminos, o enfrentar la crisis debatiendo con los que dicen que “no va a ser para tanto”, o aceptar sus consecuencias. Describió la situación en las fábricas, la subida del dólar, y la creciente inflación. “Tenemos que pelear por reabrir las paritarias”.
Bogado alertó contra la creciente criminalización de la protesta, que se va a profundizar porque tienen que ir al ajuste. “Nos tenemos que plantar, aprendiendo de las compañeras, y avanzar en la organización lugar por lugar, barrio por barrio”. Finalmente llamó a fortalecer el Partido y la CCC, y la campaña de afiliación al PTP, porque la lucha “es política”.
El acto cerró con todos los presentes de pie, cantando el himno nacional.
