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01 de julio de 2015

El 24 de junio falleció el querido camarada Néstor Oliveri, el “Doctor Chino”.

Dr. Chino ¡Presente!

Un médico al servicio del pueblo

 Desde la llegada del cuerpo a la Sala de Salud del barrio María Elena de La Matanza, centenares de personas se hicieron presentes para despedir al doctor, al amigo, al camarada. La “Salita”, testimonio de una vida profesional al servicio del pueblo, fue el lugar elegido por su familia y sus compañeros para homenajear a este médico que forma parte de una las páginas más memorables de la historia del movimiento obrero y popular argentino, haciendo carne la consigna “Salud para la lucha, y lucha para la salud”.
Imposible escribir en frío sobre el Chino. Para todos los que lo conocimos, y que vimos crecer ese anticipo de un país mejor que es la Sala de Salud,  que nació de los vecinos del Barrio María Elena y del movimiento de Desocupados de la CCC, es dolorosa la despedida. 
Ese dolor de tantos hombres y mujeres del pueblo, que se apiñaron en la Salita, improvisada sala velatoria, desde tempranas horas de la tarde del 24, y siguió incesante toda la noche, expresa mejor que nada quién se fue. Una bandera del Partido Comunista Revolucionario testimoniaba la pertenencia del Chino, que tanto contribuyó a integrar en el terreno de la salud las propuestas del PCR.
Como relataron los compañeros, la historia militante del Chino es larga, desde sus comienzos como estudiante en La Plata, su incorporación al PCR, donde desarrolló distintas tareas antes de ser parte de sus queridos matanceros, a los que entregó sus conocimientos, su pasión y su lucha.
 
Conmovedor homenaje
La nublada mañana del 25, frente a la Sala, se realizó un conmovedor homenaje. Un emocionado Fredy Mariño destacó la presencia de la familia del Chino, y las múltiples adhesiones (ver aparte). Los primeros en tomar la palabra fueron los hijos, Ariel y Luciano, que reivindicaron la obra militante de su padre, e informaron de la decisión de la familia de que las cenizas del Dr. Chino descansen en la Sala, “su lugar en el mundo”. Mariño aclaró que el repentino fallecimiento del Chino encontró al compañero Juan Carlos Alderete en Jujuy, imposibilitado de llegar a tiempo al homenaje.
Hablaron luego Pedro Zamparolo, por el Comité Zonal partidario, sus compañeros de la Sala de Salud: (Hugo Pollola, Mónica Correa, Nuria Benítez, Jorge Orellano); el secretario general del PCR, Otto Vargas; Miguelina Gómez, dirigente del Movimiento de Desocupados de la CCC; y el director de la escuela 187 “Salvador Mazza”, cuyo laboratorio lleva, ya desde hace un tiempo, el nombre de Néstor Oliveri. Estaba acompañado por alumnos con la bandera de ceremonias.
 
Ariel y Luciano Oliveri: “Lo que él dejó tiene que continuar”
El primero en tomar la palabra fue Ariel, hijo mayor del Chino. Agradeció la presencia de tanta gente y dijo “les quiero contar una anécdota. Una vez me contó por qué no hacía medicina privada.  Cuando se recibió trabajaba en una clínica privada, atendieron a una señora con bastante dinero que se iba de viaje, que estaba sana. El director de la clínica dijo que la iban a operar de apendicitis. Mi viejo le dijo que no, pero el director le dijo que la señora tenía plata. Mi viejo se negó y se juró no hacer más medicina privada…
“Él eligió servir al pueblo y llevar la salud a todos los lugares donde él estuviera. Cuando empezó acá, la salita eran cuatro chapas. Hoy tenemos esta sala que es un ejemplo. Y están todos los que él hubiera querido que estén: sus pacientes, sus compañeros de lucha, sus compañeros del Partido, sus familiares, estamos todos. Lo que más me queda a mí es que ayer un paciente, un señor mayor, me dijo “¿cómo vamos a conseguir otro como el Chino?” Yo lo que pienso es que hay que conseguirlo. Hay gente como mi viejo. El tema es decidirse y hacerlo. Somos muchos más los que queremos vivir bien, que queremos lo que mi viejo quería, salud, educación, trabajo, vivienda, y son unos pocos los que nos dominan…
“Estoy seguro que con los agentes de salud que él formó, y todos sus compañeros, esta sala va a seguir creciendo. Él consiguió una donación de Estados Unidos, e hizo lo que tenía que hacer, la puso acá, y se está construyendo una sala de rayos. Si hubiera seguido viviendo seguiría trabajando, tirando para adelante. Ese es el mensaje que les quiero dejar, el mensaje que le hubiera gustado escuchar a mi viejo. Que estas lágrimas que nos van a durar unos días se transformen en fuerza para que cada uno de nosotros se comprometa por una sociedad distinta, una sociedad más justa, donde no haya unos pocos que nos dominen, nos quiten hasta las ilusiones y los sueños… Muchas gracias ¡Doctor Chino, hasta la victoria siempre!”
Luciano, por su parte, quien trabajó en la sala y en las cooperativas, contó que “la última vez que lo vi a mi viejo acá estaba laburando, y verlo así es muy duro. No esperaba tanta gente. Yo sé lo que es la sala, lo que es el barrio. Tuve la suerte de trabajar acá, de conocer a la gente que trabajó con mi viejo, como Mónica, Hugo, Jorge, los agentes de salud. La gente de Oro Verde, de las cooperativas. Los chicos que estuvieron anoche, que se quedaron toda la noche conmigo. Esto que hizo mi viejo lo hizo con todos ustedes. Espero que lo continúen. Como dice Ariel, tiene que haber gente así, hay gente así”. Conteniendo las lágrimas, Luciano agradeció a los familiares y amigos que viajaron desde Mar del Plata, a su compañera, a su madre y a la segunda mujer de su padre.
 
Pedro Zamparolo: Homenajearlo tomando las banderas que él plantó
“Vecinos, amigos, compañeros, camaradas. Estamos muy conmovidos por la pérdida del camarada Chino Oliveri. Cuando aterrizamos en La Matanza hace cuarenta años llevamos experiencias a cabo, logrando procesos: una de ellas fue el Asentamiento María Elena, en alusión a María Elena Algañaraz -concejal del PJ en esos años. Con la línea del PCR y abriendo una línea de masas pudimos construir el proceso más importante de atención comunitaria nacional. Este asentamiento dirigido por un cuerpo de delegados por manzana que levantó ladrillo por ladrillo esta sala, que levantó ladrillo por ladrillo la escuela, que limpió a pala el zanjón, armó y dirigió un equipo de salud al servicio de las necesidades de nuestro pueblo. 
“Por acá pasaron Mariela, mi compañera, yo, Alfredo Abadil, oftalmólogo de Laferrere y tantos otros, Claudio Lusifora… hasta que llegó el Chino. Y el Chino fue motor de esa línea, por eso decimos, conmovidos como estamos, todo este dolor lo transformamos en fuerza para ese camino. Por eso lo vamos a llevar siempre en el recuerdo, porque es uno de esos imprescindibles. ¿Quién no se peleó con el Chino? ¿A quién no peleó el Chino? Pero esas peleas y discusiones hicieron profundizar esta línea y poder convocar a toda esta masa por la que nosotros luchamos a su servicio, como trabajadores de la salud.
“El Chino fue motor de los Encuentros Nacionales de Salud, uno de ellos se hizo en esta escuela, la Salvador Mazza. Casualmente, nosotros como trabajadores de la salud, fuimos parte de la creación de la corriente nacional Salvador Mazza que marcó una línea en la salud. Por eso también dirigimos Oro Verde.
“Por eso hoy, la mejor forma de homenajear al Chino es tomando las banderas que él plantó. Esa consigna de salud para la lucha y lucha para la salud es el mensaje del Chino. Como acá decía su familia, sus hijos, la gran mayoría de nuestro pueblo repudia este sistema, repudia este gobierno, lo enfrenta. Y nosotros lo hemos enfrentado con la Corriente Clasista y Combativa, con el Partido del Trabajo y del Pueblo y en todos los terrenos. Por esa fuerza que nos da, y en nombre del Comité Zonal de La Matanza, en ausencia de Juan Carlos Alderete que está en Jujuy y con todos los saludos que hemos recibido decimos hoy: ¡Chino, camarada, querido presente! ¡Ahora y siempre!”.
 
Otto Vargas: “Uno de los irreemplazables”
“Amigas, amigos, compañeros. Estamos todos doloridos. Es impresionante el dolor que ha causado la muerte del Chino. Hasta una persona ha escrito en Internet que su empleada llegó a trabajar llorando porque ha muerto un doctor que se llamaba Oliveri, y que eso la conmovió. Hay tanta gente, porque hay tanta gente a la que ha ayudado, a la que ha servido… es un ejemplo tan grande el del Chino.
“Yo lo conocí cuando era estudiante. Era picarón, en el sentido de que era un luchador y si había que enfrentar a la policía, no era de los que empujaba a los otros y se quedaba atrás, era de los que iba adelante a pelear con la policía. Siempre. Después andando el tiempo, lo encontré trabajando con los obreros rurales. ¿Ustedes saben que trabajó muchos años con los obreros rurales? El formó una comparsa de esquiladores que se fue desde Bahía Blanca hasta Santa Cruz. Trabajó con los esquiladores, durmiendo debajo de las carretas donde ponían los toldos… Ese fue el Chino. Ya era doctor y trabajó para los rurales. 
“Hoy el Chino nos deja. No deja una casa, no deja dinero para su familia; nos deja eso, su ejemplo. Ese ejemplo es irremplazable, como aquí se ha dicho. Porque hay gente que es irremplazable y él era uno de esos. Pero yo pregunto ¿será un irremplazable? Acá entre los jóvenes, entre los que lo vieron, lo quisieron y aprendieron de él, habrá nuevos irremplazables que en el futuro harán lo que hizo el Chino en esta salita, con los que recorren cada barrio, los que están atentos a la salud del pueblo, a servir al pueblo. Vivir para servir al pueblo. Él no era uno que decía “yo lucho para que todos sean iguales y no haya pobres”, en general. No. Luchaba para que no haya pobres pero cuando estaba un pobre al lado, lo ayudaba, a él, en ese momento; no luchaba solo para el futuro, sino que ayudaba en ese momento.
“Por eso, compañeros, todos nosotros, todos, tenemos que aprender muchísimo. Así como era, que se peleaba, que discutía, que qué se yo, pero que en el fondo era profundamente humilde. Esa humildad que nace del hombre que pone su vida al servicio de los demás, de la que vamos a tener que aprender todos. Y yo estoy seguro que él es un irreemplazable, pero surgirán muchos irreemplazables, de aquí de este barrio que es un ejemplo, que es este ejemplo de La Matanza. Por eso el Chino es querido, el Chino joven, el Chino esquilador, el Chino que vino un día a La Matanza y se quedó y armó todo lo que armó… ¡Chino, hasta la victoria siempre!”.
 
Hugo Pollola, psicólogo social: “Sin parar de construir nunca”
“Yo en principio lo que voy a hacer es pedirle a todos los compañeros del equipo que se acerquen acá, a todos los que trabajamos en la sala. No es que hay uno con el legado del Chino, esto es una construcción de muchos que en todo caso el Chino dirigió… Acá se contó la historia del Chino, hablaron sus hijos. Este año se cumple el número 26 del curso de agentes de salud y por supuesto el año que viene vendrá el 27, vendrá el 28, y el 30, y esto tendrá una continuidad, que la vamos a garantizar todos los que venimos trabajando juntos, más los que se sumen a este equipo de trabajo…
“La sala en este momento, como contó Ariel, ha recibido un dinero más el aporte permanente de los vecinos, con la colaboración de dos monedas, de diez pesos, de cincuenta, como ponen algunos vecinos que comprenden y están convencidos de que nosotros tenemos las cosas puestas acá: estamos construyendo dos consultorios arriba, una sala de rayos. Para hacerse rayos a veces se demora un mes y medio y una placa muchas veces no puede esperar un mes y medio.
“Nosotros estamos en esa lucha y es lo que nos marcó claramente el Chino… Nosotros no les cobramos a los pacientes el ganar mal. Nosotros damos la pelea porque los pacientes y nosotros tengamos mejor salud y porque los pacientes y nosotros tengamos trabajo digno y un mejor salario. Eso sintetiza un poco la línea de trabajo y lucha con la que venimos participando todos estos años…
“En un acuerdo del equipo de salud, de compañeros y camaradas y ahora se lo proponemos a los vecinos, que esto es algo que nosotros venimos pensando desde hace mucho, estando vivo el Chino, que esta sala que es la Junta Vecinal 7 de Mayo siga siendo la Junta Vecinal 7 de Mayo y pase a llamarse además ‘Sala de Salud Dr. Chino Néstor Oliveri’”.
 
Mónica Correa, enfermera: “Nos dejó una gran enseñanza”
“Hoy despedimos a un gran compañero, a un gran amigo, a un incondicional en todos los sentidos. Yo estoy muy dolida, igual que mis compañeros por esta gran pérdida, pero sé que él nos dejó una gran enseñanza, nos dejó un camino, una dirección a dónde dirigir todas nuestras energías.
“Ahora estamos todos apachurrados pero creo que a partir del lunes, cuando retomemos la actividad, cuando volvamos a la Sala, lo vamos a hacer con toda la fuerza, con toda la energía que él nos deja y con todo el camino que nos marcó. No va a ser fácil para nadie, quizás vamos a llorar un montón de tiempo y cada vez que lo recordemos vamos a ponernos tristes pero creo que tenemos muy en claro lo que él nos dejó: muy clara la lucha, muy claro lo que él marcó en nuestra vida y en el barrio con nuestros pacientes, y con los agentes sanitarios que han sido el fuerte fundamental de este lugar. Así que yo estoy muy orgullosa de haber compartido casi 30 años con él en la lucha y en esta sala y le agradezco por todo lo que me enseñó y por todo lo que dejó en mí y en todos mis compañeros. ¡Hasta siempre Chino! Te quiero, te queremos, te amamos. ¡Hasta siempre!”
 
Nuria Benítez, camarada y colaboradora: “El Chino era nuestro”
“Yo no sé cómo expresarme, siempre tengo las palabras fáciles pero hoy no puedo. Quiero pedirles que nos acompañen siempre, que todos los deseos del Chino se cumplan, que nos ayuden a terminar su obra… 
“Por todas las enseñanzas, por todo el cariño que nos dio a todos, por toda su lucha, les pido a mis compañeros, camaradas, vecinos, pacientes, que sigamos su obra con toda la fuerza y como dice Mónica vamos a seguir llorando seguramente… Yo le decía siempre al Chino: “usted se puede montar acá una clínica”. “Ni loco, me decía”. El Chino era del pueblo, el Chino era nuestro. Era nuestro hermano, era todo para nosotros. Aunque nos peleemos todos los días, él estaba presente ahí preocupándose… Su preocupación era por cambiar por el bien de la gente, cambiar para vivir dignamente. Eso nos ayudó a nosotros a seguir adelante, y vamos a seguir adelante Chino. Hasta la victoria, Chino querido”.
 
Jorge Orellano, médico: “El Chino nos buscó”
“La alegría que debemos tener todos los que estamos aquí es de habernos encontrado con el Chino. Pero que quede claro que el Chino no nos encontró, el Chino nos buscó, y ese es el compromiso de todos nosotros, buscar en los otros”.
 
Director de la Escuela Salvador Mazza: “Tenemos que seguir con lo que el Chino nos enseñó”
“Nosotros, como la escuela 187, hace más de 25 años que estamos trabajando con el Chino y el Chino trabajando con nosotros. Él ha ido infinidad de veces cuando estábamos en la Amarilla… cuando llovía, iba con la balanza con la que pesaba, con tres agentes de salud, en el medio del barro, para controlar la salud de nuestros alumnos de primero a séptimo grado.
“El Chino nos acompañó siempre, y tenemos el nombre de nuestra escuela que es Salvador Mazza porque el Chino estuvo trabajando con nosotros y nos dejó su enseñanza. Antes decíamos: Dios, mamá, Maradona… Ahora: Dios, mamá y el Chino. El Chino fue una persona muy importante para nosotros, nuestro laboratorio en la escuela se llama Néstor Oliveri.
“Una vez tuvimos un proyecto, cuando hicieran el edificio teníamos que hacer el laboratorio: “Chino ¿por qué no fabricamos cafiaspirina?” y me dijo que sí. Empezamos a ver cómo hacer y después se presentaron todos los problemas legales… en esa época veníamos con un alumno, las puertas se abrían, el Chino primero atendía al alumno y después a los otros pacientes…
“Chicos, comunidad, barrio, amigos, padres de la escuela, alumnos, vecinos: tenemos que seguir con esto. Tenemos que seguir con lo que el Chino nos enseñó, con lo que el Chino pensó, tenemos que terminar esta sala”.
 
Una multitud en el cortejo
Luego del homenaje, entre aplausos mezclados con llantos, y al son de la batucada que integran jóvenes recuperados de las adicciones –parte del trabajo de la Sala, reflejado en películas como Chino Clasista y Combativo y Masamadre- una multitud acompañó el cortejo fúnebre hasta la salida del barrio María Elena rumbo al crematorio. El paso de la caravana fue acompañado por el respetuoso silencio de los vecinos que acompañaban desde las casas. Al frente iba la ambulancia de la Sala, esa que luce orgullosa las siglas CCC, ambulancia donde lo vimos al Chino muchas veces en marchas y cortes, dispuesto a llevar a la práctica eso de “la salud para la lucha”. 
 
 
Condolencias
PCR Zona Oeste. PCR Quilmes-Berazategui-Varela. PCR de Retiro. Compañeros de la ocupación de Abasto en La Plata. Doctora Viviana Mazur. Cátedra abierta de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UBA. Por los médicos de la Lista Recuperación de Medicina, Laura Schargrodsky. Centro Cultural y Librería Raíces. Revista La Marea. Tribuna de salud, del Partido Obrero. Ricardo Shiro, presidente de la Asociación de Profesionales del Hospital Simplemente Evita. Ana Quiroga, directora de la Escuela de Psicología Social Enrique Pichón Rivière. Daniel Benítez, Federación Nacional Campesina del Chaco. José Mizrahi, presidente del Círculo Médico de San Nicolás. Andrés Machuca, docente de Suteba La Matanza. Claudio Puntel, secretario de Agmer Paraná. Ramón Bogado, por la dirección zonal del PCR de Zona Norte del GBA.