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13 de septiembre de 2012


Editorial

Política y Teoría N° 75 (108) / Septiembre - Diciembre de 2012

Se están operando cambios importantes en la situación política. Es fundamental seguir esos cambios en los aspectos concretos y particulares de cada clase y sector de las mismas.

 

Se están operando cambios importantes en la situación política. Es fundamental seguir esos cambios en los aspectos concretos y particulares de cada clase y sector de las mismas.

 

El trasfondo es un nuevo pico de agravamiento de la crisis económica. Como dijimos en números anteriores de PyT, la Argentina —país dependiente y oprimido por los imperialismos— no estaba “blindada”, como pretendiera la presidente, frente a los embates de la crisis económica capitalista mundial, la cual es ya, a ojos vista, la peor crisis en la historia del capitalismo.

 

Los trabajadores y los pueblos enfrentan el ajuste y han derribado gobiernos. La rebelión de los pueblos árabes, los grandes movimientos de masas como los griegos, los indignados, los ocupa Wall Street y otros, conmueven al mundo. Recientemente, la marcha de los mineros españoles —destacamento histórico del proletariado ibérico— sobre Madrid, apoyados masivamente por el pueblo, colocó a la clase obrera en el centro del escenario político de ese país. Los pueblos buscan y experimentan caminos. Podrán triunfar en la medida que aparezcan y se desarrollen organizaciones de vanguardias revolucionarias.

 

Los principales socios económicos de la Argentina están golpeados por la crisis en distinto grado, lo cual afecta directamente las exportaciones argentinas. El déficit energético —estimado por el gobierno para el 2012 entre 11 y 14 mil millones de dólares— lejos está de haber sido resuelto. Por otra parte, el gobierno K cumple puntualmente con los plazos de pago de una deuda externa usuraria, ilegítima y fraudulenta.

 

Se registra una caída pronunciada en las ramas de la construcción y de la carne, un descenso en las ramas automotriz, de autopartes, maquinaria agrícola y metalmetálica, en general. Un caso emblemático es el de la localidad santafecina de Las Parejas, cuya industria está operando con tan solo el 50% de la capacidad instalada. A ello debe agregarse la situación crítica de la mayoría de los cultivos regionales. Todo esto a pesar de que el alto precio de la soja atenúa las restricciones que sufre la economía nacional.

 

El gobierno K descarga sobre los trabajadores y el pueblo el costo de la crisis. Se niega a elevar el mínimo no imponible y ha privado del cobro de las asignaciones familiares a buena parte de los trabajadores. La inflación sigue siendo galopante. Hay sectores de las clases dominantes que pretenden una devaluación de magnitud que licúe los aumentos de salarios logrados en las paritarias.

 

Se están poniendo a la orden del día las suspensiones, los despidos abiertos o encubiertos y la postergación del pago en tiempo y forma de sueldos y aguinaldos.

 

Ante esta situación, crece el descontento y se extienden las luchas obreras y populares, para que la crisis la paguen sus responsables y beneficiarios. La clase obrera está ocupando el centro de la escena social y política, como se ha expresado en la confluencia de fuerzas que impulsaron los paros y movilizaciones del 8 y 27 de junio. Al mismo tiempo, se despliegan asambleas y movilizaciones de los originarios y los pequeños y medianos productores agrarios por la tierra, el alza de impuestos, etc. Es visible el protagonismo de los de abajo (cuerpos de delegados, comisiones internas, agrupaciones clasistas y combativas). Está cambiando el estado de ánimo de las masas.

 

En el gobierno, la desfavorable situación económica, el malhumor social y la incertidumbre acerca de la posibilidad de una reforma constitucional que habilite la reelección de Cristina K. han abierto la puerta a la fragmentación del peronismo.

 

Es necesario avanzar, aprovechando las nuevas condiciones, hacia un centro coordinador de las luchas obreras y populares. Con un programa que enfrente la política kirchnerista, y que se proponga lograr que la crisis la paguen los monopolios y grandes terratenientes, y no que se descargue sobre el pueblo. Para avanzar hacia la conquista de un gobierno de unidad popular, patriótica, democrática y antiimperalista que abra el camino a la liberación nacional y social.

 

Ante la perspectiva política del 2012 y 2013 es tarea prioritaria la obtención de las personerías nacional y provinciales del PTP.

 

Frente a los grandes desafíos que nos plantea la situación es imprescindible el fortalecimiento político y orgánico del PCR.

 

23 de julio de 2012