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26 de febrero de 2014

Desde el 4 de febrero más de 20 mil obreros textiles egipcios se encuentran librando una dura batalla por aumento salarial y mejores condiciones de trabajo.

Egipto: trabajadores textiles en huelga

Tres semanas de lucha pese a las amenazas represivas

El jueves 20 de febrero, los trabajadores de la mayor fábrica textil estatal de Egipto, la Compañía de Hilado y Tejido, ubicada en Mahalla, en el delta del Nilo, rechazaron poner fin a la huelga pese a los reclamos del ministro de Inversión de la Junta Militar. 

El jueves 20 de febrero, los trabajadores de la mayor fábrica textil estatal de Egipto, la Compañía de Hilado y Tejido, ubicada en Mahalla, en el delta del Nilo, rechazaron poner fin a la huelga pese a los reclamos del ministro de Inversión de la Junta Militar. 
Los trabajadores, además de los aumentos adeudados, exigen el despido del presidente del holding que agrupa a las compañías textiles estatales, y el del presidente de la compañía. Estos dos funcionarios han sido acusados por los trabajadores de corrupción. Abdel Fattah Al-Zoghba, comisionado del estado en la fábrica textil de Mahalla, dijo hace pocos días por televisión que los trabajadores de Mahalla ganaban 30.000 libras egipcias (4.300 dólares) al año, lo que enardeció a los trabajadores, que han demostrado que miles de ellos ganan sólo 500 libras al mes (72 dólares), y no han recibido el incremento del salario mínimo para los trabajadores del sector público, a pesar de que se le prometió a partir de enero. El 25% de los trabajadores de Mahalla son mujeres, y participan activamente de la huelga.
Los líderes de la huelga, enfrentados tanto a los viejos sindicatos de la época de Mubarak como a un sector “independiente” que se ha sumado al gobierno de la Junta Militar, reivindican las razones de su lucha, y han rechazado las acusaciones de sabotaje y de apoyo a la Hermandad Musulmana, por parte de voceros del gobierno.
La huelga se ha mantenido firme, y ganó el apoyo de miles de trabajadores textiles de 16 empresas, que fueron al paro con las mismas demandas que los trabajadores de Mahalla. Esto pese a las intimidaciones por parte de la Junta Militar y los medios de comunicación, que amenazan con disolver las protestas de los trabajadores sobre la base de una ley de 2012 emitida por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que prohíbe sentadas y huelgas, y otra reciente disposición del presidente interino Adly Mansour, que prohíbe las reuniones de más de diez personas sin la autorización del Ministerio del Interior.
Una medida del descontento social es el aumento a los salarios de la policía dispuesto a partir de marzo, como “complemento de peligrosidad”, tras constatar que algunos integrantes de la policía se unieron a los trabajadores textiles, así como apoyaron a otros sectores en huelga como médicos y farmacéuticos.
 
Crece el descontento
Esta huelga se desarrolla a tan sólo siete meses del golpe de Estado que derrocó a Mohammed Morsi, y en medio de una creciente represión, que comenzó contra la Hermandad Musulmana, y se extendió a los sectores populares. Según el propio organismo estadístico oficial de Egipto, el desempleo aumentó mucho en estos últimos tres años. En el último trimestre de 2013, los desempleados suman 3,65 millones de personas, de los cuales el 69% son jóvenes entre 15 y 29 años de edad. Se estima que el 25% de la población joven se encuentra desempleada, y el Banco Central egipcio informó que la tasa anual de inflación se situó en el 11,36 por ciento a partir de enero. 
En los últimos tiempos,  se han registrado también luchas de obreros de la construcción y trabajadores de la salud pública, entre otros sectores. Se vuelven a demostrar las características particulares que da al proceso egipcio su poderosa clase obrera, que fue protagonista de la dura lucha contra el régimen de Mubarak, y que hoy sigue dando pelea por sus derechos, impidiendo la estabilidad política de la Junta Militar.