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28 de mayo de 2019

1969-2019/ 50 años del Cordobazo

El 29 estalló el polvorín de odio bajo los pies de la dictadura

El compañero Pedro Gutiérrez, hoy secretario del PCR de Tucumán, durante el Cordobazo delegado de la sección Metalurgia de Dinfia (fábrica estatal de aviones y vehículos), y fundador de la Agrupación 1º de Mayo.

El 28 de junio de 1966 se produjo el golpe militar contra Arturo Illia, un radical progresista que durante su gobierno intentó anular los contratos petroleros firmados por el ex presidente Frondizi con compañías extranjeras, también se destinó el 23% del presupuesto nacional a la educación. La dictadura de Onganía, que venía a quedarse 40 años, había arrasado con conquistas históricas del movimiento obrero, había echado a la calle a miles de campesinos al modificar la ley de arrendamiento. En Tucumán se cierran 11 ingenios. Intervino la Universidad y prohibió los partidos políticos.
Derrotada la huelga de los portuarios, la de los azucareros y los ferroviarios, parecía que nada podía interponerse a esta dictadura. Un gran debate conmovía a las fuerzas revolucionarias. Cundía el escepticismo. Algunos planteaban que esa era la hora de la burguesía, que nada se podía hacer, otros hablaban de reflujo. Nosotros planteábamos que esa era la hora del proletariado y que las medidas de la dictadura habían resecado un polvorín de odio bajo sus pies y que era necesario que las fuerzas revolucionarias trabajasen para hacer estallar ese polvorín.

Mayo del 69
En mayo del 69, Onganía elimina por decreto el sábado inglés a los mecánicos y establece las quitas zonales a los metalúrgicos. Hay una gran indignación, el 14 de mayo una asamblea en el Córdoba Sport Club en la que participan más de 5.000 obreros es reprimida a la salida. Los obreros mecánicos responden, ponen en fuga a la policía, se levantan barricadas en el centro.

Ante esta situación ambas CGT deciden un paro nacional para el día 30, pero la CGT de Córdoba decide parar el 29 a partir de las 10 de la mañana y transformar el paro en un paro activo.
El 26 de mayo en una asamblea de ATE se decide acatar el paro activo. Ahí los 12 compañeros integrantes de la agrupación 1º de Mayo de Dinfia que se había conformado hacía poco tiempo, tuvimos un rol fundamental para que el Sindicato resolviera adherir a esa medida.

El 27 de mayo realizamos una reunión de compañeros del Partido que laburábamos en fábricas, convocada por el gordo Antonio (César Gody Álvarez), secretario del PCR de Córdoba, donde acordamos iniciativas lugar por lugar para empujar el paro activo del día 29.

El 28 de mayo desde las 6 de la mañana, toda la agrupación empezó a trabajar la asamblea para las 10 de la mañana, en Metalurgia que era donde dirigíamos. En la asamblea hablé yo. Informé que en la reunión del sindicato se decidió adherir al paro activo. Fue aprobado por unanimidad de los compañeros de Forja y Fundición. En los demás talleres, como fábrica de automotores, fábrica de aviones, etc., la dirección del sindicato boicoteó la decisión de adherir al paro activo.

El 29 de mayo a las 10, toda Metalurgia abandona la fábrica, se arma una columna de unos 600 compañeros en 300 motos con el cartel de la agrupación 1º de Mayo a la cabeza y nos fuimos para el centro. Ahí nos anoticiamos que habían matado un obrero de la columna del Smata que venía de Santa Isabel. Nos salimos de madre, entramos a hacer barricadas, con las motos nos distribuimos en grupos, acosábamos a la policía, escapábamos, venia otro grupo, la gente tiraba cosas de las ventanas para hacer barricadas.

En determinado momento decidimos volver para la fábrica ya que a las 14.30 hs. terminaba la jornada laboral y la mayoría de los obreros, que en total eran unos 5.000, no habían abandonado a las 10. La idea era organizar a la salida una gran asamblea, informar a los trabajadores de lo que estaba pasando, armar una columna masiva y marchar al centro a seguir combatiendo. Al ser ocupada la ruta por la gendarmería, no pudimos armar la caravana, pero nos quedamos en la zona, donde acudieron miles de vecinos del barrio ATE y otros barrios, armamos una enorme barricada donde se quemó entre otras cosas una furgoneta de la aeronáutica. Muchos planteaban ir a tomar la escuela de suboficiales de la Aeronáutica. Cuando al atardecer llegó el ejército con un tractor a la cabeza, cortamos la luz, nos metimos en el barrio, nos trepamos a los techos y estuvimos combatiendo como hasta las 10 de la noche.
Más tarde, cuando llegué a mi casa le dije a mi compañera, que hicimos tal quilombo que íbamos a salir en todos los diarios. Ella me dijo: subí al techo y fijate. Estaba toda la ciudad ardiendo. Era el polvorín de odio bajo los pies de la dictadura que había estallado.

Escribe Pedro Gutiérrez

Hoy N° 1768 28/05/2019