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03 de julio de 2019

Hace 203 años que se declaró la independencia

El 9 de Julio ayer y hoy

El 9 de julio de 1816, “los representantes de las Provincias Unidas de Sud América” en el Congreso reunido en Tucumán, declaraban la independencia de España.

La revolución que instauró el primer gobierno patrio en Buenos Aires el 25 de Mayo de 1810, como parte de las revoluciones que terminaron el dominio colonial en Hispanoamérica, pasaba en 1816 uno de sus momentos más difíciles, ya que el rey de España, Fernando 7°, había sido restaurado en el trono, con el apoyo de la Santa Alianza de los imperios más reaccionarios de ese momento (Inglaterra, Austria, Prusia y Rusia). Y aquí, en Sud América, los ejércitos realistas españoles, superiores en formación militar habían derrotado a los patriotas en Chile, en Venezuela y en Colombia, mantenían el Perú y avanzaban hacia el Noroeste argentino por el Alto Perú (hoy Bolivia), frenados solo por las heroicas guerrillas, como las dirigidas por Güemes en Salta y Jujuy, y Arias, Arenales, Warnes, Muñecas, Padilla, Juana Azurduy, los caciques Titicocha, Cáceres y Cumbay, y tantos otros en el Alto Perú.

En estas circunstancias, cuando parecía imposible que la revolución pudiera sostenerse en las Provincias Unidas del Río de la Plata, fue que desde Cuyo San Martín escribía a los congresales en Tucumán: “Pensemos en grande, y si la perdemos, que sea con honor.” No era un voluntarista, porque veía que la revolución podía triunfar apelando a las reservas patrióticas del pueblo y armando sus ejércitos en particular con esas masas explotadas y oprimidas, principalmente indígenas y mestizas, que se habían alzado contra el régimen colonial-feudal y venían protagonizando heroicos combates, aplastadas y derrotadas muchas veces, pero cuyas luchas habían abierto el camino a la primera revolución en nuestros países latinoamericanos.

Así, el 9 de julio de 1816, en el Congreso reunido en la ciudad de San Miguel del Tucumán, “los representantes de las Provincias Unidas en Sud América”, declararon “a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los vínculos violentos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando 7°, sus sucesores y metrópoli”.

Ni amo viejo, ni amo nuevo
También en esas difíciles circunstancias había quienes pensaban que era imposible independizarse de España, sin recurrir al “protectorado” de alguna otra potencia europea. Por eso, el 19 de julio, en sesión secreta, los congresales debatieron y resolvieron agregar a la fórmula del juramento, a hacerse el 21 de julio: “y de toda otra dominación extranjera”. Con este agregado salieron al cruce de las intrigas de las distintas potencias que operaban aquí a través de sus “amigos” en la aristocracia terrateniente y comercial criolla, disputándose entre ellas el dominio de Latinoamérica en reemplazo de España. La firmeza de los verdaderos patriotas cerró paso a esas maniobras, permitiendo que se utilizara también esa disputa a favor de la lucha por la independencia.

Así se pudo triunfar
La guerra de guerrillas de los pueblos de Salta, Jujuy y del Alto Perú, la independencia de Paraguay liderada por Gaspar Francia, y el curso de la revolución en la Banda Oriental, encabezada por Artigas, permitieron mantener la independencia declarada en Tucumán y cubrieron la espalda de San Martín. Quién, apoyándose principalmente en los pueblos de Cuyo, pudo así conducir la epopeya histórica de construir el Ejército de los Andes, cruzar la Cordillera, derrotar a los realistas en los campos de Chacabuco y Maipú, y posteriormente, con el apoyo chileno, y ya con la oposición de la oligarquía bonaerense, pudo llegar por mar a Lima y contribuir a la independencia del Perú.
Así, tras la prolongada y heroica guerra que duró hasta la derrota de los españoles en los campos de Junín y Ayacucho, en Perú en 1824, y la batalla de Tumusla en Bolivia en 1825, se logró la independencia en Sud América.

Este 9 de Julio
Hoy nuestro país se encuentra inerme frente a una nueva crisis agravada por la política del gobierno macrista de favorecer al latifundio en el campo y la dependencia a los imperialistas, sometiendo el país a los designios del Fondo Monetario Internacional (FMI). Millones de hectáreas están en manos de grandes latifundistas nacionales y extranjeros que provocan la miseria y el éxodo del campo; el petróleo, la minería, la energía y las comunicaciones están sometidos a la expoliación extranjera; tenemos las Malvinas y demás islas del Atlántico Sur ocupadas y tratados de garantía de inversión con las grandes potencias que nos sojuzgan; 240.000 millones de dólares de una deuda ilegítima y fraudulenta cuya usura reclaman y 4,5 millones de trabajadores desocupados o subocupados.

La inflación, la desocupación y el hambre siguen siendo hoy las manifestaciones principales de una crisis social y nacional, que no es simplemente coyuntural pues tiene su base en la dependencia y el latifundio que nos sojuzgan. Frente a eso el pueblo se viene alzando en memorables jornadas, desde el Santiagueñazo de 1993, alumbrando el camino para una segunda independencia. A 19 años de iniciado el nuevo siglo, y 203 años de la primera declaración de la independencia, hitos como el Argentinazo de 2001, la Rebelión Agraria de 2008 y las actuales luchas de los trabajadores y el pueblo contra la política macrista, muestran que la Argentina está preñada de revolución como en vísperas de 1810.

Por una segunda independencia
Este 9 de Julio nos encuentra a los argentinos en la forja, junto a los pueblos hermanos, de la segunda revolución liberadora de América Latina, como parte de la lucha del proletariado y todos los pueblos oprimidos del mundo para terminar para siempre con la explotación y la opresión.

Nuestro primer compromiso hoy es trabajar por derrotar la política de hambre y entrega del macrismo en las calles y en las elecciones, engrandeciendo y fortaleciendo en ella al Partido Comunista Revolucionario y sus organizaciones, como herramientas fundamentales para que la clase obrera pueda jugar un papel decisivo en el frente único con los demás sectores del pueblo y todas las fuerzas democráticas y antiimperialistas, necesario para abrir un proceso que avance en el camino de imponer un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático. Sólo un poderoso PCR puede garantizar una dirección con la decisión y la firmeza necesarios para que la clase obrera y el pueblo de Argentina logren un triunfo definitivo de la revolución, en unión con los demás proletarios y pueblos de Latinoamérica y de todos los países del mundo.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1773 03/07/2019