Este acuerdo fue presentado en la embajada de EEUU en Buenos Aires por el mismo ministro de Defensa, el embajador argentino en Washington, Martín Lousteau y el embajador yanqui, Noah Mamet; se dijo entonces que tales acuerdos son para enfrentar situaciones de desastres naturales, el cuidado del medio ambiente y la colaboración en misiones de paz. Este programa tiene como objetivo “unir las capacidades militares de los países asociados”, “prevenir Estados fallidos y crear regiones estables”, “reforzar relaciones para facilitar el acceso y la interoperatividad” y habilita la actuación de las fuerzas militares yanquis a actuar ante conflictos sociales, con el supuesto objetivo de “mantener la paz”.
Más tarde fue trascendiendo que el acuerdo abarca mucho más: programas de aviación, controles en fronteras, medicina militar, educación a distancia. Pero eso no es todo… El Programa de Colaboración Estatal está en manos del Departamento de Defensa de EEUU, es decir el Pentágono y agrupa a sus participantes por regiones. En este caso, estará bajo la órbita del Comando Sur de los EEUU, el centro militar desde donde se dirigieron todas las intervenciones militares de EEUU en América Latina. Trump acaba de designar al frente del Departamento de Seguridad Nacional al general John Kelly, que dirigió el Comando Sur entre 2012 y 2015.
La Guardia Nacional de EEUU
La Guardia Nacional de EEUU es una fuerza de reserva con 467.587 integrantes. Encabeza ese organismo el general de la Fuerza Aérea de EEUU, Joseph L. Lengyel, jefe de la oficina de Guardia Nacional. Cada Estado tiene su propia Guardia Nacional, pero el gobierno nacional tiene poderes para utilizar a la misma para objetivos internos o externos. Así, han combatido en Irak, entre muchos otros conflictos y los gobernadores pueden usarla como fuerza de Policía. Por otra parte, la coordinación de la Guardia Nacional (GN) con el Pentágono ya se vio en la región del Mar Báltico, aportando soldados y pilotos de tres países de la región. Mediante esos acuerdos, la GN realiza acciones militares fuera de Estados Unidos.
El acuerdo habilita que los miembros de la Guardia Nacional de Georgia actúen en la Argentina y tomen decisiones con y por encima de las FFAA nacionales, en caso de considerarlo necesario. ¿Por qué Georgia? Porque Georgia es el Estado yanqui en el que actúan 500 empresas de la industria aeroespacial y en particular, ocho de las diez mayores contratistas de la Fuerza Aérea norteamericana: tanques de guerra, cañones, aviones cazabombarderos, misiles, satélites espías, etc. El 42% de los contratos en materia aeroespacial fueron para el Estado de Georgia.
El jefe de la Guardia Nacional de cada Estado es un general y dirige el Departamento de Asuntos Militares y de Veteranos del Estado. El armamento de la Guardia Nacional es el mismo que el del Ejército y la Fuerza Aérea: tanques de guerra, cañones, aviones cazabombarderos, etc. y es la reserva de la artillería, la infantería y las unidades blindadas y mecanizadas del Ejército; y de los escuadrones de cazabombarderos de la Fuerza Aérea. A partir de la puesta en vigencia del programa, se faculta al Ejército de EEUU a actuar en materia de seguridad interior, lo que está en contra de la Constitución Nacional, la Ley de Defensa y la de Seguridad interior.
Como es imaginable, la decisión del gobierno de Macri apuesta a inversiones norteamericanas en materia aeroespacial en la Argentina y a cambio, cede la soberanía territorial militar. De esa manera, tenemos una base militar china de rastreo misilístico y ahora vamos a tener la presencia activa del centro militar aeroespacial yanqui.
Con el triunfo de Trump en Estados Unidos, que acrecienta la rivalidad imperialista entre Estados Unidos y China, Macri nos ha metido dentro de ese conflicto, el cual va a teñir el mundo desde enero, cuando asuma el nuevo presidente norteamericano. No tenemos nada que ganar, y sí mucho que perder: la soberanía nacional.