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02 de octubre de 2010

El adiós a la camarada Magda

Hoy 1207 / Militante comunista de toda una vida

El jueves 6 falleció la camarada Magda. Sus restos fueron despedidos en el cementerio de la Chacarita por sus familiares y amigos, y compañeros del PCR y la JCR, miembros de la dirección nacional y las zonas Centro y Saavedra y otras en las que realizó su actividad revolucionaria.
Otto Vargas trazó una emocionada semblanza de Magda.
Magda venía de una larga militancia en el PC, al que se incorporó en tiempos en los que trabajaba en el frigorífico Swift de Rosario. Recordaba con cariño su labor en la Comisión de Fiestas, organizando picnics y otras actividades comunistas. Por esos años fue representante de Atahualpa Yu-panqui. Atahualpa había vuelto de Hungría, donde estudió guitarra, y Magda había nacido en ese país, del que emigró su familia hacia la Argentina, a la que llegó a los 13 años, los unía el conocimiento del idioma y el cariño por Hungría. Su compañero, que manifestaba una gran admiración por la Revolución China, fue "raleado" por la dirección del PC, y Magda inició el camino que la llevó a romper con esa dirección revisionista y ser parte del contingente de cuadros del PC fundadores del PCR.
Magda, como reseñó Otto Vargas, antes, durante y después de la dictadura, realizó tareas clandestinas para el Partido, arriesgando su vida por la causa de la revolución. Hizo aportes muy valiosos, por los que el Partido siempre estará agradecido. Su sencillez y su devoción por la causa del proletariado, despojada de mezquindad, fueron siempre ejemplo de su temple comunista, y ejemplo para todos.
Formó parte del grupo de compañeros que inició el trabajo en la zona norte de Capital Federal, integrando su Comité Zonal. Formó parte del grupo de jubilados y mayores con los que el Partido inició el trabajo que llevó, más tarde, a la formación de un frente único en el MIJP. Los lazos de amistad, compañerismo, forjados en la ejemplar lucha de los mayores, estaban presentes en el desconsuelo de Antonia y otras compañeras.
Mientras pudo, Magda jamás faltó a una marcha. Y mientras pudo, jamás faltó a un Encuentro de Mujeres. "Encuentrera" de alma, una de sus penas, cuando ya la vida se le iba escapando sin pausa, fue no poder ir a los últimos Encuentros. Así vivió Magda, feliz en la lucha, hasta su último aliento.
Camarada Magda, ahora sos una estrella más en el firmamento de los obreros y los comunistas, que llevaremos tu recuerdo y tu ejemplo hasta la victoria.