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02 de octubre de 2010

Los salarios públicos están en el peor momento de la historia, al 72% de lo que eran en 2001.

El ajuste inflacionario

Hoy 1313 / Un duro golpe a los sueldos de los trabajadores

Se multiplican las luchas de docentes, personal de la salud, estatales. Los recientes aumentos en el costo de vida –principalmente, de alimentos- ponen en el centro de la tormenta a la conquista por mejoras salariales, que en el caso del sector público se vuelven acuciantes.
Tanto Duhalde como Kirchner y Cristina K han seguido, en este aspecto, la política neoliberal más recalcitrante: Han mantenido, contra viento y marea, la destrucción del salario del empleado público que implicó la devaluación de principios de 2002. Si partimos del momento en que el Indec empieza a elaborar su índice de salarios (2001) y tomamos para 2007 en adelante los datos de consultoras privadas (tanto lejanas como cercanas al gobierno, que se vuelven imprescindibles tras la destrucción de las mediciones del Indec), nos encontramos con la siguiente evolución de las remuneraciones de las dependencias públicas.
El cuadro refleja el duro golpe que significó para los empleados públicos el que se haya descargado sobre sus espaldas la crisis de la convertibilidad. A diciembre de 2002 se acumuló una inflación del 41%, siendo que durante todo el año, Duhalde (y los gobiernos provinciales) sólo otorgaron aumentos marginales (el sueldo sube un ¡1%!).
A diferencia de los empleados del sector privado (especialmente los que están en blanco), el sueldo del empleo público jamás se recupera en la década: Entre diciembre de 2002 y el mismo mes de 2007 el salario crece de una forma muy lenta: Mientras que la inflación acumuló 70 puntos porcentuales, el salario público 86. Vale decir, que en pleno auge de la economía (el crecimiento a “tasas chinas” del que tanto se habló), que fue acompañado por un más que generoso aumento en la recaudación pública, el salario real de estos trabajadores sólo creció, en total en 5 largos años, un 9,3% respecto del infierno de 2002. Y a partir de allí, de nuevo cuesta abajo: entre diciembre de 2007 y mismo mes de 2009, la inflación se estima en un 41% contra aumentos salariales que acumularon sólo el 35. Esto, sumado a lo ocurrido en los primeros meses de este año, retrotrajo completamente la situación a lo vigente en el catastrófico 2002… con la peculiaridad de que el presupuesto estatal es hoy muchísimo mayor. No es que no haya dinero, sino en qué se lo está utilizando: El gráfico muestra la pérdida que recién analizamos de poder adquisitivo del salario (o sea, la baja en el salario real) en medio del alza de la recaudación; vale decir, cómo el negar aumentos acorde a la inflación ha contribuido a generar superávit de donde han salido los generosos pagos de títulos de deuda estos años.
Finalicemos con un cálculo muy sencillo. En el 2002 los empleados estatales experimentaron un ajuste en su poder adquisitivo del 29%, del 27% en 2003, del 29% en 2004, y así sucesivamente. Hasta 2009, si hacemos el promedio encontramos que la disminución del salario fue del 24%. En la actualidad (febrero del 2010) es del 28%, lo que implica un ajuste en el poder de compra de los asalariados públicos de más del doble del 13% que pergeñaron De la Rúa y Cavallo, que tanto nuestro ministro de Economía saca a relucir últimamente en sus discusiones con otros hambreadores.
Una muestra más del doble discurso del actual gobierno, que parece ignorar que los salarios públicos están en el peor momento de la historia, al 72% de lo que eran en 2001, por lo demás un año en el que la economía llevaba 3 años de crisis, el desempleo marcaba un record y la participación de los asalariados en el PBI llevaba, con altibajos, cerca de 25 años de caída.