Lo sucedido en la provincia de la caña de azúcar y el limón el domingo 23 no se puede entender sin tomar nota de algo que se fue naturalizando desde hace mucho tiempo. Solo la proporción y la gravedad de los incidentes en Tucumán instalaron en la agenda política nacional, la preocupación de los candidatos con alguna posibilidad de ser elegidos y sus respectivos partidos, legisladores y varios jueces.
Lo sucedido en la provincia de la caña de azúcar y el limón el domingo 23 no se puede entender sin tomar nota de algo que se fue naturalizando desde hace mucho tiempo. Solo la proporción y la gravedad de los incidentes en Tucumán instalaron en la agenda política nacional, la preocupación de los candidatos con alguna posibilidad de ser elegidos y sus respectivos partidos, legisladores y varios jueces.
Salvo el kirchnerismo que defiende a ultranza semejante bribonada, todos los demás entraron a opinar en relación a las enormes deficiencias del proceso electoral tucumano. Lo plantean como un problema de normas, pero eso es lo que está en la superficie. No se dice nada de las trampas y obstáculos que en forma creciente vienen imponiendo a las organizaciones populares para acallar su voz. Este es el objetivo principal de las PASO, además imponen calendarios electorales interminables, boletas incomprensibles, candidatos testimoniales, etc.
La historia en Tucumán comienza el año 2006 cuando se aprueba la nueva Constitución provincial en una convención con mayoría absoluta del alperovichismo, que entre otras “bellezas” establece la ley de acoples, seria distorsión de los procesos electorales. Esto es lo que dio origen a los 25.000 candidatos y más de 500 partidos. Por otro lado el oficialismo conformó una Junta Electoral Provincial con gente de su confianza, y éste fue el organismo que fiscalizó la marcha de los comicios. Y como si esto fuera poco, el Correo fue el encargado de realizar el escrutinio donde la mayoría de sus empleados son de La Cámpora y los otros responden a Beatriz Rojkés, la esposa del gobernador, conocida por su incontinencia ideológica.
El domingo 23 desde muy temprana hora, miles de autos alquilados para llevar gente a votar se amontonaban en los bunkers de los punteros, a las 8 de la mañana largas colas de votantes esperaban que abran las puertas de las escuelas para poder votar. Es que con 20 o 30 fiscales por mesa se complicaba todo.
Desde la mañana y a lo largo de las 10 horas de votación, el acarreo de ciudadanos, el reparto de bolsones con mercadería, la feroz pugna entre acoples, las disputas entre fiscales fue en ese día reiterativo. Así operaron tanto el Frente Para la Victoria como el Acuerdo Para el Bicentenario. Hicieron su aparición las “urnas embarazadas”, muertos que votaban, el robo sistemático de votos de los cuartos oscuros, el traslado de gente de una localidad a otra para votar dos veces fueron las prácticas más comunes ese día domingo.
En medio del vale todo no extrañó la quema de urnas ni los tiroteos entre facciones del oficialismo. La noche terminó con represión, enfrentamientos, y varios tucumanos heridos.
Con semejante desbarajuste aterrizaron Scioli, Aníbal Fernández, el salteño Urtubey por un lado y por otro lado Macri y Ernesto Sanz. El domingo terminó con el oficialismo festejando en soledad y de madrugada, con la publicación de sólo 48 mesas. Al día siguiente la página de la Junta Electoral publicó el 81% de las mesas, dando por ganador a Manzur. Cabe aclarar que entre los dos candidatos con estas prácticas clientelares se adjudicaron más del 95% de los votos.
La perspectiva en Tucumán no es buena porque en lugar de tener en el gobierno a los mejores, tendrá a los mayores estafadores. Por eso el odio popular se expresó cuando el lunes 24 a la noche se autoconvocaron miles que, pese a haber sido brutalmente reprimidos, volvieron nuevamente por 6 días consecutivos a reclamar nuevas elecciones, a lo que nosotros agregamos con nuevas reglas. La marcha del martes y las siguientes en repudio al fraude y a la represión expresaron el repudio a estas prácticas corruptas. Pero lo que todavía es más importante es que los miles de auto- convocados se unificaron con la consigna: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Escribe Juan Rodriguez
Comunicado del PTP y el PCR
El Partido del Trabajo y del Pueblo y el Partido Comunista Revolucionario denuncian el escandaloso fraude que realizó el alperovichismo en las elecciones del pasado 23 de agosto y repudian la brutal represión policial a miles de tucumanos que se concentraron en Plaza Independencia para protestar contra el mismo.
En el marco de reglas retorcidas, acordadas con la oposición nucleada en el Acuerdo Para el Bicentenario, que dieron origen a centenares de partidos y miles de candidatos, fue distorsionado el proceso electoral. Además, lo han comercializado, pagando movilizadores, centenares de taxis y hasta a los mismos votantes, se instaló una corruptela propicia para el vale todo. Por eso, cuando Macri viajó a Tucumán para acompañar al radical José Cano durante el recuento de votos, no dijo nada acerca de las prácticas clientelares que también utilizaron sus aliados del Acuerdo para el Bicentenario.
Es así que, sin inmutarse, el oficialismo cargó urnas con votos antes de que se empiece a votar; terminado el sufragio se retiraron varias urnas de las escuelas sin hacer el primer recuento en presencia de los fiscales de mesa, se implementó el voto cadena; la Junta Electoral subió datos para el recuento oficial provisorio con telegramas sin la firma del presidente de mesa o con los números corregidos.
Este fraude fue avalado públicamente por la presidenta Cristina Kirchner y por el candidato oficial a la presidencia Daniel Scioli, que viajó desde Buenos Aires a apoyar al oficialismo.
Si bien el sistema electoral nacional está lleno de de trampas y vericuetos que favorecen a los poderosos, en Tucumán han perfeccionado este sistema para perpetuarse en el gobierno.
Por eso surgió esa enorme rebelión que convocó a miles de tucumanos a Plaza Independencia para protestar contra el alevoso fraude, que da cuenta de las reservas democráticas de nuestro pueblo sobre todo cuando esa enorme multitud se unificó en la consigna “que se vayan todos”.
Repudiamos estas maniobras fraudulentas y convocamos al pueblo tucumano a exigir la anulación de las últimas elecciones y que se convoque a otra nueva elección con otras reglas que garanticen la transparencia de esos comicios.
Comité provincial del PTP
Comité zonal del PCR