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12 de diciembre de 2012

A pocos días del triunfo de la Lista Bordó, que recuperó la Seccional Haedo (que incluye a todo el Oeste del ex ferrocarril Sarmiento) de manos
de la Verde de Pedraza, entrevistamos a su principal dirigente, Rubén “Pollo” Sobrero.

“El año que viene va a ser de muchas luchas”

Hoy 1449 / Reportaje a Rubén “Pollo” Sobrero

—¿Qué implicancias tiene haber recuperado la seccional?

—¿Qué implicancias tiene haber recuperado la seccional?
—En lo personal, es muy importante porque cuando perdí la seccional 8 años atrás me acuerdo que me fui y vi el desastre que era la nueva directiva, les dije a los que entregamos la seccional, “les prometo que vamos a volver”, y volvimos. Yo estaba indignado, veía una seccional siempre cerrada, al servicio de la burocracia, vacía, sucia, que no le prestaba ningún servicio a los compañeros. Lo primero que hizo esa directiva fue vender una placa de bronce con el listado de los compañeros desaparecidos. A los jubilados, que son de la Verde, cuando hicieron una losa y sacaron las chapas, se las robaron. Uno de esos jubilados me decía, “no sabés qué contentos estamos que volvieron ustedes”.
En lo político es muy importante, además por el momento en que se da esta recuperación. Lo malo es que no logramos imponernos en ningún otro ferrocarril. Lo bueno es que somos una referencia en el movimiento obrero, y teniendo la seccional nos da un poco más de espalda para bancar lo que se viene. Lo importante es si logramos que ese sindicato se convierta en una referencia, en una ayuda para la lucha de clases en la zona oeste, principalmente, aunque esperamos que sea de todo el país. Como hubo sindicatos que fueron claves en la historia del movimiento obrero, Sitrac-Sitram, Luz y Fuerza de Córdoba, y tantos otros.
Políticamente es un momento justo. La burocracia está en su peor crisis. Al otro día de la elección ya se dividieron entre ellos, porque se pelean por los negocios. Y nosotros sabemos cómo termina eso, y podemos interferir.
Es un momento político muy importante. Está planteado el problema de los ferrocarriles. Si hubiésemos perdido hubiese sido un problema, porque esa conducción que siempre vino diciendo lo que iba a pasar, planteando lo de la reestatización, si se callaba esa voz hubiese sido un problema para el futuro de nuestro ferrocarril. Hoy tengo la posibilidad de continuar con esta pelea, en un gremio en crisis, en un sistema ferroviario en más crisis todavía. Si somos inteligentes tenemos la posibilidad de cumplir un rol fundamental.
Es un momento en que está muy dividido el movimiento obrero. El 19 de diciembre hay otro compromiso para salir a la calle. Una fecha muy fuerte para nosotros.

—¿Cómo podés resumir el proceso que llevó a la recuperación de la seccional?
—Fue una lucha complicada, porque nunca tuvimos aliados acá adentro. Aquellos que están en nuestro campo, me refiero a la izquierda orgánica que hay acá, en vez de acompañar el proceso del cuerpo de delegados y de la Bordó, lo único que hacían era criticarnos. Venían de otros ferrocarriles a decirnos lo que teníamos que hacer, cuando ellos no hacían una asamblea en su propio ferrocarril. Tenés que enfrentar a la empresa, a la Verde, al Ministerio de Trabajo, y a unos estúpidos que tendrían que estar al lado tuyo. Te puedo confirmar que si hubiésemos perdido, muchos de ellos se iban a poner muy contentos.
Fue una pelea muy difícil. Tuvimos una política coherente, con denuncias constantes a la empresa. El otro día estaba mirando la página web del 2004 –te paso el chivo, www.soyferroviario.com. En un primer momento te deprime, porque teníamos más pelo, estábamos más flacos, más jóvenes, pero ya en ese año metimos la consigna que iba a haber un Cromañon ferroviario, y años después, a metros de lo que fue Cromañon, sucedió la tragedia de Once. Mantuvimos la confianza en los laburantes: todo por asamblea, nada por métodos burocráticos. Nos criticaban las asambleas diciendo que son un circo porque “ganan siempre ustedes”. Pero la democracia sindical es para cuando uno gana y cuando uno pierde. Son asambleas masivas, de 700 personas, en las que todo el mundo habla y todos votan. Las hacemos en horario de trabajo para que vengan todos. Juntamos los dos turnos, a la salida de uno y a la entrada de otro.
Cuando fue la marcha de Moyano, había mucho debate incluso dentro de la Bordó. Porque fue el que nos puso el techo salarial durante mucho tiempo, nunca nos acompañó. Y dimos un buen debate, que nos sirvió para mostrar que no somos moyanistas y plantear nuestras posiciones, pero era importante salir a pelear contra el impuesto a las ganancias. Nos pasamos años reclamándole a la CGT y a la CTA un plan de lucha, y una vez que lo convocan ¿no vas a ir? Sos un ridículo si no vas.
Crecimos políticamente con esta discusión. Fuimos creciendo en el acompañamiento de otros conflictos, y los compañeros fueron entendiendo la importancia de esto. Cuando estuvimos con los camioneros y Moyano se puso la gorra de la Bordó también hubo dudas, pero fue bueno el debate.
Fue muy importante el debate sobre cuál era nuestro rol adentro del gremio. Aunque seamos minoría tenemos que dar el debate adentro, no irnos, no atomizar al movimiento obrero. Siempre apostando a la coherencia y al acompañamiento de la gente. Nuestro cuerpo de delegados no es clasista, es un cuerpo de delegados democrático. Tenés gente de izquierda, clasismo puro, y gente que no es de izquierda, peronistas, radicales. Si bien hay avances hacia el clasismo, no hemos llegado a esa instancia. Sí hemos logrado que sea profundamente democrático. Hasta los verdes exigen asamblea, no les queda otra.
Que se haya planteado el tema de la reestatización, con control de los trabajadores y los usuarios, cuando había dudas, porque nuestros salarios son altos y muchos planteaban que ir al Estado iba a implicar una rebaja salarial. La discusión fue muy fuerte y muy buena. La duda es valedera ¿en el ámbito estatal podremos mantener estas posiciones y conquistas? Cuando convencés y no imponés, es más fácil, porque estás convencido adónde vas.
Estos debates son muy importantes. A veces algunos ganan una comisión interna y se presentan como el faro del mundo, y la verdad es que estamos muy lejos de los momentos de gloria del movimiento obrero, cuando teníamos dirigentes sindicales como René Salamanca, Tosco. Nosotros no les llegamos ni a los talones a esos dirigentes. Queremos llegar ahí. Pero no tenemos que cometer el error de saltar escalones, porque si no terminamos como muchos actos heroicos donde muchos compañeros terminan despedidos. Nosotros, a veces tenemos que dar un paso hacia atrás, siempre acompañando los procesos, porque eso es lo que te garantiza la fortaleza o la debilidad de cada organización. La fortaleza está en la conciencia que tiene el laburante.
Nosotros pasamos una prueba muy importante cuando caí preso. Justo Edgardo [Reynoso] estaba en Bragado, y estaba sólo “Café” –un compañero de los viejos–. Se apoyó en los delegados más nuevos, y con ellos se hizo el plan de movilización a San Isidro. Toman una decisión muy acertada que es no cortar la vía, a pesar que nos decían cagones. Porque hubiera sido el fin del conflicto, porque nos desalojaban a los palazos, y te mostraban al dirigente en cana y la gente a los palazos. Muchos que nos acompañaban parecía que venían a cortar la vía contra el gobierno, y no para acompañar al movimiento obrero para liberar a su dirigente. Disculpá que esté medio desordenado, pero mientras charlamos voy pensando, no es que vine con una respuesta estructurada. Por el aprecio político que le tengo a ustedes.
A San Isidro van los delegados más viejos. Y los más débiles, son los que organizaron la movilización más grande de nuestra historia. Estaban los que tenían franco, los que estaban en vacaciones, todos. Más del 70% de la Ejecutiva y del Cuerpo de Delegados son pibes nuevos. Eso nos dio toda la fuerza.
Hace poco tuvimos otra prueba muy importante. La Verde, en medio de su desesperación, saca un paro inconsulto, por el tema del cobro, sin avisar al usuario, todo para ver si juntaban más votos. Abrimos una negociación, yo personalmente con Randazzo, que me dice, la plata está mañana, y no te firmo nada porque con mi palabra alcanza y sobra. Ese día era feriado bancario. Junto a todos los ejecutivos y delegados en un vagón, y planteo el tema tal cual era. Seguir nos parece arriesgado porque vamos a terminar discutiendo despidos en vez de salarios. Tenemos la base muy sacada por las declaraciones de Randazzo. Fue muy interesante, porque los pibes nuevos no dijeron “vamos a romper todo”, sino que discutieron qué nos conviene más, y aceptamos la propuesta de cobrar al otro día, lo que ocurrió, incluso antes de lo prometido porque a las 9 de la mañana ya habíamos cobrado. Lo salimos a discutir con la base en cada lugar, y la votación fue aplastante por la propuesta nuestra. Ahí la Verde perdió la última posibilidad de acercarse en votos.
Y la otra fue el paro del 20, a dos días de las elecciones. La discusión fue ¿ponemos piloto automático hacia las elecciones, o jugamos para el paro? La CGT en la que está la Unión Ferroviaria, el gremio y la Fraternidad salen a decir que garantizan el servicio de trenes. Hubo presiones, llamados. Y nos arriesgamos a que el paro saliera mal, pero mantuvimos nuestros principios. Fue buena la discusión. “No nos podemos hacer los boludos, si queremos dirigir en serio”. Y el paro fue muy importante acá, y se extendió a las otras líneas por el paro de señaleros. Más del 50% de los ferroviarios no trabajó ese día, poniendo como excusa que no podían llegar. El paro mostró que hay una bronca muy grande con el impuesto a las ganancias.

—¿Cuál fue el papel de la mujer en este proceso que culminó con las elecciones?
—El ferrocarril es un trabajo de hombres. Nunca hubo mujeres. A partir de la incorporación de mujeres, ellas son parte de la vanguardia de la Bordó, te diría que el sector más importante. Ellas se organizaron, y ahora están con la campaña de igualdad de condiciones en el trabajo. Porque hasta ahora a las pibas las ponen sólo en Evasión o en Limpieza. Las que tienen suerte llegan a Boletería. Ellas dicen, “queremos llegar a conducir los trenes”. Es una de las peleas que tenemos que dar ahora. Sacaron sus propios volantes, sus propias obleas. Son el sector más dinámico.

—¿Cómo ven la situación de los ferrocarriles, y la política del gobierno para el sector?
—El gobierno nos está demostrando a nosotros que hace falta reestatizar. Lo que le pasa al gobierno me hace acordar a la víbora que se muerde la cola. Que un ministro como Randazzo, que tiene a su cargo toda el área de transportes, se tenga que reunir dos veces por semana con los dueños de Romero y de Roggio, para controlar las obras, demuestra que ahí sobra alguien. Si es el Estado el que hace todo, ¿para qué querés al empresario? El otro día tuve una discusión con Randazzo donde le dije esto, y que nosotros queremos que tengan éxito, porque “si ponés en funcionamiento el Sarmiento va a quedar claro que el Estado se puede hacer cargo”.  Pese a que me dijo que ellos también quieren la reestatización, está claro que priorizan los acuerdos con los empresarios, y la impunidad, como en el caso de Once, que ya va a hacer un año. La complicidad de los gremios con los empresarios, los desvíos de fondos, te enterás que compraban cajas de vinos, muebles en la Polinesia, viajes, es un problema muy serio, que muestra el fracaso del neoliberalismo en la Argentina. Empezamos a ver la decadencia de toda esa aventura ridícula.

—Ahora viene la jornada del 19. ¿Cómo ves las perspectivas para los próximos meses?
—Va a depender de la lucha de clases, de cómo se reubique el gobierno. Al gobierno lo veo muy mal. Con las declaraciones que hicieron sobre los jubilados, veo que cada vez pierden un aliado más. Primero perdió a la clase media, después a un sector muy importante del movimiento obrero, ahora los jubilados. No hablemos de los que siempre estuvieron en la calle, me refiero a sectores que la votaron. La veo muy sacada. Eso sumado a la inflación, y los problemas de la economía real, va a llevar a un enfrentamiento muy duro.
Un tema a tener en cuenta son las internas del Partido Justicialista, que son muy feroces cuando disputan el poder. Son como la “Armada Brancaleone”, y se matan entre ellos. Esto hay que tenerlo en cuenta. Creo que va a haber un proceso interesante en el movimiento obrero, que se empezó a reflejar el 20. Cuando el movimiento obrero entra, es otra cosa, sin desmerecer a las capas medias. Cuando entra el movimiento obrero a batallar, las peleas son más duras, más complicadas. Veo una ruptura grande. Y va a depender de nosotros también, porque no podés dejar todo en los procesos. Nosotros los dirigentes tenemos una responsabilidad muy grande.
Tenemos que ver cómo logramos que en este proceso haya dirigentes que de verdad estén del lado de la clase trabajadora, que tengan ganas de cambio, y no sólo quieran salir en TV o en un diario. Que quieran un cambio de fondo, no la pelea para ver si ganás uno o dos militantes para tal o cual partido. Si logramos combinar las dos cosas, con un ascenso del movimiento obrero que se está viendo, creo que el año que viene va a ser de muchas luchas, en un año electoral, lo que también va a influir. En mucho va a depender de qué hagamos nosotros.