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02 de octubre de 2010

El antes y el después de los Encuentros

Polémica con la agrupación Pan y Rosas

Los Encuentros dejan huella. Dejan huella en cada una de las ciudades en donde las miles de mujeres marchan por sus calles, ocupan colegios, caminan con sus carpetas, preguntan dónde queda tal o cual lugar. Los Encuentros dejan huella en cada una de las miles que hablan por primera vez, que dejan su casa por primera vez, que escuchan la realidad que no se refleja en los medios, que conocen cómo se organizó la lucha por un derecho común a todas, que debaten, que discuten, que aprenden…

Hay un antes
Pero no es sólo participar en los talleres. Esta experiencia empieza muchos meses antes. Cuando las mujeres se reúnen y programan actividades para juntar plata para llegar, realizan preencuentros en las distintas zonas, buscan micros y resuelven colectivamente los problemas que surgen (hablar con los maridos, dónde y con quién dejar los hijos, situaciones laborales, etc). La experiencia de las comisiones organizadoras, que trabajan todo un año para recibir a las miles de mujeres de todo el país, garantizando las becas, los hospedajes, los lugares de funcionamiento de los talleres, el temario, las carpetas, los planos, lugar y equipo de sonido para la apertura y el cierre, la peña, y muchísimo más.

Hay un después
En la frase “volvemos fortalecidas” está el verdadero “después” del Encuentro. Porque nada es igual para miles que vuelven año tras año, porque esa huella es la que la hace protagonista para transformar su realidad en la casa, en el barrio, en la familia, en el trabajo.
Fue luego de un Encuentro, que las trabajadoras de Terrabussi se le plantaron a la patronal exigiendo la guardería, por dar un ejemplo. Fueron cientos de escraches a violadores, de silbatazos contra la violencia a la mujer los que tonificó cada Encuentro. Muchas fueron las Casas de la Mujer que se abrieron, como la de Amas de Casa del País en La Matanza, la casa “Norma Nassif” en Tucumán, la de San Pedro en Jujuy “María Conti” y los Encuentros mucho tuvieron que ver en eso.
La lucha por la libertad de Romina, pese al gran debate, se llenó de energía, fuerza y razón, luego de los últimos Encuentros y en el de Jujuy se realizó un acto multitudinario en la puerta de la cárcel.
En algunos lugares de trabajo y gremios, tomó vida la Secretaría de la mujer, con iniciativas y programas de lucha que se debatían en los Encuentros.
Los Encuentros han ayudado y fortalecido la lucha de las mujeres en todo el país, son una experiencia única a nivel mundial, se mantienen hace 22 años y le dan impulso e iniciativas a innumerables planes de lucha en cada rincón de la Argentina.

Cuando el balance es otro
Hay fuerzas, como la agrupación Pan y Rosas, que restan importancia a ese antes, durante y después del Encuentro. Están en contra de su espíritu, y nos dicen que así los Encuentros no sirven para nada, que todos los años se discute lo mismo y que los talleres parecen “grupos de autoayuda”. ¿Esto le dicen a Ana, que por primera vez y a los 52 años, contó que fue abusada sistemáticamente por su padrastro, en el taller de violencia?.
Creen que lo avanzado es escuchar dirigentes que la “tienen clara”… ¡Qué lejos están de las necesidades de esas miles de mujeres sencillas que sienten que los talleres son su escuela!. Muchas de ellas, por supuesto, son católicas y podemos no acordar en muchas cosas, como es la necesidad de educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y urgente aborto legal para dejar de morir. Pero podemos unirnos en otras, como luchar contra las políticas que no garantizan que nuestros hijos coman, se eduquen, tengan acceso a la salud. Mientras ustedes, chicas de Pan y Rosas, las quieren echar de los talleres, no dejarlas entrar, nosotros les decimos: al Encuentro entran todas las mujeres que quieran hacerlo, y en los talleres discutimos las distintas posiciones.
A la pintada que hicieron el día domingo, ¡Basta de PCR, que apoya a la iglesia genocida! Nosotras, mujeres del PCR le contestamos que es increíble que malgasten el aerosol contra una fuerza revolucionaria, habiendo tanto opresor, imperialista y gobierno hambreador castigando al pueblo. Nosotros creemos que hay que ganar a miles de mujeres católicas que no son Von Wernich. Y les aclaramos que lejos del “basta”, vamos a seguir peleando por la realización de los Encuentros, rompiéndonos el lomo en las comisiones organizadoras desde su inicio para que decenas de miles de mujeres lo protagonicen, garantizando los talleres como columna vertebral del Encuentro, peleando la unidad que nos fortalece para golpear con fuerza a nuestros enemigos. Si están en contra de las comisiones organizadoras, de los talleres, de que no se vote…están en contra del Encuentro Nacional de Mujeres, inventen otro tipo de iniciativa en donde la gran masa quede afuera, donde vayan sólo las que son capaces de realizar buenos discursos de “pseudoizquierda”…
En el Encuentro de Córdoba, chicas de Pan y Rosas, ustedes quisieron hacer girar el debate acerca de dejar o no dejar entrar a las mujeres católicas, con lo que en concreto, le hicieron el juego a Kirchner y al sector reaccionario de la Iglesia, en vez de dar el debate adentro de cada taller. Ustedes quisieron “pudrir” los talleres, hasta realizaron batucadas en los pasillos para que las mujeres de los talleres ni pudieran escucharse. Además, de hecho, con esta actitud traban el debate principal, porque el que gobierna la Argentina, compañeras, es Kirchner, principal causante de las penurias y sufrimientos de las mujeres y el pueblo.
Más allá de las distintas provocaciones, y de quienes lo quisieron romper, el Encuentro se hizo, lo protagonizaron las más de 25.000 mujeres en los talleres, en la marcha… fue un éxito. Y una vez más, esta experiencia horizontal y democrática que ha defendido la gran masa de mujeres de todos los rincones del país, le da luz al movimiento de mujeres a nivel mundial.