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26 de abril de 2017

El Banco Central echa más leña al fuego

Tasas de interés más altas y promesa de comprar dólares

 La semana anterior, el Banco Central dio una nueva vuelta de rosca a su política monetaria contractiva, elevando las tasas de interés que le marcan el paso al costo del crédito, del 24,75 al 26,25%. Fue el llamado “martes negro”, pues al apretón en las tasas se sumó otra caída del dólar y una menguada colocación de bonos por 4.260 millones de dólares del Ministerio de Finanzas, pues necesitaba más de 7.000 millones para cubrir el pago de los bonos en dólares que vencían al otro día (ver “Inflación y más recesión”, en hoy N° 1664). La diferencia la tuvo que cubrir apelando a sus depósitos, por lo que las reservas brutas del Banco Central volvieron a caer debajo de los 50.000 millones de dólares ese miércoles, y el dólar siguió cayendo tras la Semana Santa.
El martes 18 cuando vencían las Lebac, que ahora se renuevan mensualmente, el Banco Central intentó completar el proceso de ajuste al alza en las tasas aceptando pagar 24,25% por la Lebac más corta (a 28 días), dos puntos arriba del rendimiento de la licitación del mes anterior. Pero aún así no pudo renovar todos los $382.748 millones en títulos de deuda que le vencían, ya que recolectó ofertas de compra por $342.666 millones y terminó adjudicando nuevos títulos por $329.089 millones. O sea que debió resignarse a inyectar por esta vía más de $53.600 millones. Esto, sumado al extra por los intereses, significó volcar al mercado casi $60.000 millones, una cifra similar en la que había achicado la base monetaria en marzo.
Por otro lado, frente a la continuada baja del precio del dólar en pesos, por la afluencia de dólares especulativos que alimentan las tasas elevadas, el mismo martes el propio Banco Central tuvo que modificar, al menos de palabra, su intransigencia anterior de no meterse en el mercado cambiario. Federico Sturzenegger anunció un cambio clave: una mega-intervención para sostener el billete, volviendo a incluir entre sus objetivos la acumulación de reservas internacionales. Con lo que dio el “aviso” de que también busca ponerle un piso a la cotización del dólar.
El ampuloso anuncio supone sumar en menos de dos años, unos 25.000 millones de dólares más a su tenencia actual de reservas brutas. Esto formó parte de las sugerencias de la misión del FMI que visitó la Argentina. 
Pero eso implica que va a tener que emitir más pesos para comprarlos. Lo que, para sostener su política de astringencia monetaria, lo obligaría a mantener y reforzar las elevadas tasas de interés y aumentar su bola de endeudamiento con el sector financiero, sea a través de más Lebac u otras formas, con un aplastamiento aún mayor de la actividad económica.
Es decir, más cierre de empresas (en 2016 desaparecieron 1.579 empresas, según el Indec), menos empleos y profundizar la pérdida en los salarios frente a la inflación.