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14 de septiembre de 2022

Extractos de un texto de Otto Vargas

El centralismo democrático

Reproducimos extractos de las opiniones del querido camarada Otto Vargas, secretario general del PCR hasta su fallecimiento el 14 de febrero de 2019, publicados en ¿Ha muerto el comunismo? El maoísmo en la Argentina. Conversaciones con Otto Vargas, capítulo VII, La Revolución Cultural proletaria en China, Págs. 155 a 157, Editorial Ágora. Buenos Aires, 2008.

–De acuerdo a lo que hablamos, las ideas acerca del partido monolítico que predominaban en el PC argentino, según usted contaba, estarían desmentidas por la realidad de una lucha de líneas interna que parece ser permanente.

–Sí, es permanente, porque la lucha interna en el partido es el reflejo en su seno de las contradicciones de clase en la sociedad, y entre lo nuevo y lo viejo. Es gracias a esas contradicciones y a la lucha por resolverlas que el partido avanza y puede adecuar su línea a las necesidades cambiantes de la lucha de clases. Esta es permanente en la sociedad mientras existan las clases y aun durante un tiempo después de desaparecer. Esta lucha tiene picos, momentos de auge y momentos de reposo; momentos de acumulación o de reposo relativo, y momentos de cambio manifiesto que resuelven una determinada etapa de la contradicción y abren una nueva etapa.

Aquí estamos obligados a recurrir a la dialéctica en cuanto a que toda diferencia implica una contradicción. Esto no quiere decir que esta contradicción sea antagónica. Para evitar que esas diferencias se transformen en antagónicas cuando no lo son, el partido debe tener un método correcto de resolución de las mismas. En nuestra opinión ese método es el centralismo democrático (a partir de una línea política justa, porque si la línea política es injusta, es imposible resolver cualquier contradicción interna), la crítica y la autocrítica y la lucha ideológica activa. Este método impide la esclerosis de las arterias que comunican al partido con las masas. Nosotros hemos dicho, analizando la experiencia de la Revolución Cultural, que el arte de una dirección leninista reside tanto en descubrir la esencia burguesa o pequeño- burguesa de determinadas opiniones que surgen en el partido, como en evitar que las mismas se conviertan en tendencias y éstas en fracciones. Cuando estas opiniones devienen opiniones antiproletarias de carácter antagónico, el arte de dirección está en garantizar que sean derrotadas por el conjunto del partido.

Por lo tanto, sí, en el partido hay una lucha permanente. Nosotros la hemos dado a través de varias campañas de debate sobre el tema del liberalismo. Es una lucha permanente para que el ambiente interior del partido no se enrarezca, para que se discuta con franqueza, porque las contradicciones políticas no resueltas acertadamente se transforman en contradicciones personales, las discusiones se enmarañan y la vida interna de un organismo se torna imposible de vivir. La dirección de todo partido revolucionario debe luchar permanentemente para que estas tendencias afloren y se discutan, evitando así que se consoliden y se conviertan en fracciones. Desde ya que esto no depende solamente de la dirección. Si se llega inevitablemente a la constitución de fracciones o al surgimiento de discrepancias de carácter antagónico, en tal caso el arte está en que esas discusiones sean protagonizadas por el conjunto del partido. En las condiciones de dictadura del proletariado, también estas discusiones deben trasladarse al conjunto de la sociedad para que el conjunto de la sociedad las viva en forma directa. Esas son las enseñanzas de la Revolución Cultural Proletaria. La vida ha enseñado, también en el caso chino, que no porque se canten loas a la tranquilidad, a la unidad, a la fraternidad, al fin de los “disturbios” (entendiendo por “disturbios” las cosas que sucedieron bajo la Revolución Cultural), se acaba la lucha interna en el partido. Muerto Mao, un sector del partido intentó cambiar a su favor la dirección del mismo. Era el sector izquierdista que fue llamado la “Banda de los Cuatro”. Dentro de este sector figuraban camaradas que tuvieron una participación muy activa en la Revolución Cultural y fueron líderes de la misma, pero a la muerte de Mao produjeron un enfrentamiento donde en la práctica facilitaron, por las formas y contenidos de su lucha, que la derecha del partido reivindicara a todos los que habían sido derrotados por la Revolución Cultural. Esto lo digo por los datos con que contamos, que no son todos, y es posible que los hechos hayan sido diferentes, pero así aparecen. A través de un proceso, esas reivindicaciones se utilizaron para garantizar una determinada dirección del partido. Si se quiere saber qué sucedió en China, basta ver quiénes eran los protagonistas de la Revolución Cultural, quiénes eran sus enemigos y quiénes están hoy en el poder. Son los que eran enemigos de la Revolución Cultural. Es el caso concreto de Teng Siao-ping, que junto a Yang Shan-kung aparecen como protagonistas principales de la sangrienta represión de la Plaza Tienanmen.

De Teng Siao-ping dijo Mao poco antes de morir: “Esta persona no se empeña en la lucha de clases, nunca ha mencionado esta clave. Sigue todavía con su gato blanco o gato negro, sin hacer distinción entre el imperialismo y el marxismo. No sabe nada de marxismo-leninismo; representa a la burguesía”. El “gato blanco o gato negro” se refiere a una famosa frase de Teng Siao-ping, allá por el año 62, cuando dijo que no importaba el color del gato con tal que cazase ratones. Es decir, no importaba si un técnico o un dirigente era comunista o de ideas burguesas, con tal que hiciera bien su trabajo y garantizase el desarrollo de la producción. Por esto ya había sido el blanco de la Revolución Cultural. Después se autocriticó. En 1972 volvió a la dirección del partido. Nuevamente cometió errores por los que fue castigado; y después de la muerte de Mao regresó a la dirección del partido. Teng Siao-ping era secretario general del PCCh cuando se inició la Revolución Cultural. Liu Shao-chi era presidente de la República Popular. Teng Siao-ping era algo sordo, y Mao decía que en las reuniones de dirección Teng se sentaba lejos y no escuchaba lo que él hablaba, de modo que hacía lo que quería y nunca rendía cuenta de ello. Siempre representó una línea en contradicción con la de Mao, aunque no igual a la de Liu Shaoi-chi. Este era un representante de una línea más adherida a las tesis de Stalin. También esto demuestra que estas luchas duraron muchos años.

 

Hoy N° 1930 14/09/2022