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11 de octubre de 2017

Reproducimos una carta firmada por Daniel Lagos aparecida en la sección Cartas al país (correo de lectores de Clarín) del 6/10.

El “Che”, el PC y el “relato”

“Es bueno recordar estas miserias”

“Es un aventurero, un pequeño burgués y no me extrañaría que esté digitado por la CIA”. La frase, terminante, la disparó Rodolfo Ghioldi, uno de los históricos dirigentes del viejo Partido Comunista pro-soviético, respecto a Ernesto “Che” Guevara. Eran los años ’60 y lo escuchó, azorado, un grupo de militantes de la juventud partidaria de ese entonces, entre ellos quién esto escribe.

“Es un aventurero, un pequeño burgués y no me extrañaría que esté digitado por la CIA”. La frase, terminante, la disparó Rodolfo Ghioldi, uno de los históricos dirigentes del viejo Partido Comunista pro-soviético, respecto a Ernesto “Che” Guevara. Eran los años ’60 y lo escuchó, azorado, un grupo de militantes de la juventud partidaria de ese entonces, entre ellos quién esto escribe.
Aunque de manera brutal, Ghioldi no hizo otra cosa que resumir la postura del PC respecto al “Che” y al proceso político cubano: eran “contra revolucionarios”.
Al interior de la organización era un sacrilegio penado con la expulsión apoyar a los “barbudos” que bajaron de Sierra Maestra y derrocaron a Fulgencio Batista con las armas en la mano. Esa fue la línea oficial durante años.
Rodolfo fue un gran admirador de Bartolomé Mitre. Es decir, apostó a la historia “oficial”. Hoy diríamos el “relato”.
Y no otra cosa que un “relato” es lo que, varios años después, construyó el PC en torno a la figura y acción del Che. Ya no era el “enemigo”, ahora era “uno de los nuestros”. Y comenzaron a aparecer escritos, fotografías, cartelería, etc., en el intento de apoderarse de su figura.
Pero hay cosas que no se pueden borrar. Como el apoyo entusiasta a los golpes de Estado, en particular el del 24 de marzo de 1976: la historia no los absolverá.
Y es bueno recordar estas miserias cuando se cumplen 50 años del asesinato de Guevara, en particular en una época en que los argentinos somos sometidos a groseros “relatos”, de diverso origen político partidario.