El período que media entre el principio de una crisis y el comienzo de la otra se denomina ciclo y consta de cuatro fases: crisis, depresión, reanimación y auge.
La crisis es la fase fundamental del ciclo y se distingue, ante todo, por el brusco descenso de las ventas, la abundancia de quiebras, la acentuada disminución de la producción, el incremento del paro forzoso (suspensiones y despidos), la rebaja de los salarios, y la reducción del comercio interior y exterior. En esta fase del ciclo, la contradicción entre las posibilidades productivas y la reducción relativa de la demanda solvente se manifiesta en formas violentas y destructivas.
Sólo mediante la ruina de multitud de empresas, mediante la destrucción de una parte de las fuerzas productivas (particularmente de la fuerza de trabajo), se reducen drásticamente las proporciones de producción durante la crisis, hasta llegar al nivel de la demanda solvente que existe en la sociedad. Comienza el tránsito de la crisis a la depresión.
La depresión es la segunda fase del ciclo y se caracteriza por el cese del desarrollo de la crisis, aunque se mantienen el estancamiento de la producción industrial, los bajos precios de las mercancías, la languidez del comercio y la baja cuota de ganancia. El desempleo y los salarios se hallan al mismo nivel que durante la crisis. Las reservas de mercancías acumuladas se destruyen parcialmente, y en parte se venden a bajo precio. La depresión puede durar años.
La producción permanece en la fase de depresión hasta que la competencia y la lucha por los mercados de venta y por las fuentes de materias primas incitan al reequipamiento de las empresas y la renovación del capital fijo. Se recurre a toda clase de perfeccionamientos para abaratar la producción y hacerla rentable, incluso con los bajos precios fijados a consecuencia de la crisis. Así, se va transitando hacia la nueva etapa del ciclo: la reanimación.
La reanimación es la fase durante la cual las empresas que han logrado mantenerse en pie, continúan renovando su capital fijo y proceden al ensanchamiento de la producción. Por el volumen, por la cantidad de mercancías fabricadas, la producción se aproxima al nivel de vísperas de la crisis, y luego lo rebasa. Prospera el comercio, suben los precios de las mercancías, crecen las ganancias y disminuye el paro forzoso. Cuando la producción sobrepasa el punto más alto del ciclo anterior, se pasa a la fase siguiente.
El auge es la última fase del ciclo, donde se manifiesta la tendencia al incremento ilimitado de la producción. Aumenta la superproducción y los excedentes de mercancía se acumulan, en relación a las posibilidades de compra que crea el propio capitalismo. La economía avanza así al encuentro de una nueva crisis.
02 de octubre de 2010