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26 de mayo de 2021

Lockout de la Mesa de Enlace

El cierre a las exportaciones de carne

La inflación golpea tremendamente a nuestro pueblo en medio de una pandemia que crece y que no da tregua. Hay miles de nuevos infectados por día, hospitales al límite y otros colapsados y, en ese contexto, el grueso de la población sin poder resolver cuestiones básicas: la desocupación, la pérdida de poder adquisitivo de asalariados y de sectores populares, sumado a la falta de alternativas, en medio de la situación sanitaria, hace que miles de familias se encuentren hoy en una situación crítica.

Esto sucede en medio de un aumento notable de producción de alimentos en la Argentina, con cosechas récord y una fuerte demanda exterior de estos alimentos, sumado a una brutal concentración, casi monopólica, de las empresas exportadoras, que generan una fuerte dependencia de nuestro país de empresas en gran parte extranjeras.

El precio de los alimentos no puede copiar los precios internacionales en dólares cuando nuestros ingresos son en pesos. A gran parte del pueblo le es imposible pagarlos. El desafío del gobierno tiene que ser despegar los precios internacionales de los alimentos de los precios internos, evitando que generen la inflación que se está viviendo hoy en día en la mesa de los argentinos.

No estamos en contra de las exportaciones. Sabemos que generan una entrada de divisas que ayuda a sostener muchos engranajes del Estado y estamos convencidos de que una parte debe ir directamente a paliar la crisis social, económica y de salud de nuestro pueblo, y otra volver al sector para fomentar las economías regionales y los pequeños y medianos productores.

Las retenciones son una herramienta que el Estado posee para poder compensar a estos sectores, garantizar un precio interno más bajo al consumo y con éstas, en forma segmentada, diferenciar y poder incentivar a los pequeños productores de granos y de carne evitando su desaparición.

Mientras las exportaciones alcanzan niveles récord, el consumo por habitante es el más bajo de nuestra historia.

El cierre de exportaciones por 30 días intenta frenar la escalada de precios, pero creemos que no es una medida que vaya a tener el impacto directo en la mesa de los argentinos que se pretende si no se toman otras más integrales: que se estudie toda la cadena, desde el productor hasta el consumidor, pasando por los consignatarios, frigoríficos y supermercados, además de los frigoríficos exportadores, de los que sólo cinco concentran más del 60% de todas exportaciones de carne de Argentina.

Otro tema que está directamente relacionado y donde el Estado también tendría que intervenir para lograr bajar el precio de la carne es el mercado de granos. El aumento del precio internacional de los granos, el maíz y la soja, fuente de energía y de proteína respectivamente y base de la alimentación de los terneros en feedlot ha llevado a que el costo de producción en la actualidad sea altísimo para lograr un kilo de carne en pie. Es por esto que también hay que evaluar este eslabón de la cadena para lograr que los pequeños y medianos productores puedan guardarse sus propios terneros y poder recriarlos ellos mismos, que sean subsidiados por medio de un fideicomiso que se cree con parte de lo que se retiene de las exportaciones de maíz y con parte de las retenciones a la soja, para que aquel productor pequeño hasta 100 vientres o 500 cabezas de animales bovinos pueda acceder a un precio del alimento a menor costo y poder vender el novillo logrado al frigorífico consumero (no al frigorífico que exporta ya que el peso de faena que se pide para exportar es mayor que el que se exige para el consumo interno) a un valor que le permita a este frigorífico vender al gancho a un precio menor  los cortes populares en los puntos de venta.

Sin duda que el camino de fondo es volver a tener una Junta Nacional de Carnes y una Junta Nacional de Granos que pueda jugar en el mercado y administrar este desfasaje en favor de nuestra gente y los intereses nacionales.

 

Hoy N° 1865 26/05/2021