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04 de septiembre de 2020

El colapso de quienes trabajan en la salud

Cada vez son más las alertas acerca del colapso del sistema de salud, hay quienes indican que está cerca y quienes aseveran que es un hecho, las discrepancias reposan sobre el recurso que se mide. La insistencia en tomar como índice el número de respiradores y camas que ha logrado reunir la intensiva y necesaria campaña del gobierno desde el inicio del aislamiento por la pandemia, hace a un lado la problemática de los recursos humanos, que son finitos.

En los últimos días crecieron las expresiones de preocupación ante el aumento de casos de Covid-19. En formato de carta abierta, la facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), su equivalente en La Plata (UNLP) y la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) hicieron pública su mirada desde la primera línea en la salud.

“A los trabajadores de la salud se los está dejando solos” advirtieron los profesionales platenses preocupados por el relajamiento social que no se condice con la situación que enfrentan los hospitales provinciales en los que van escaseando los recursos, sobre todos los humanos. En sintonía con ellos la carta de la UBA expresó que el personal de salud trabaja sin descanso “en un sistema que no nos reconoce, que no nos cuida, ni nos da los elementos de protección necesarios para nuestro trabajo. Nosotros también nos enfermamos, nos morimos. A nadie debiera faltarle el trabajo, pero lo que es seguro, nadie debería perder su vida por trabajar, y esto nos está sucediendo». La SATI opinó duramente que “los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de la terapia intensiva sentimos que estamos perdiendo la batalla”.

La preocupación, el cansancio físico, mental y emocional, el dolor ante la pérdida de pacientes, familiares y compañeros de trabajo se multiplica en las voces de los profesionales de la salud que desde las distintas instituciones reclaman por el cuidado de los recursos más valiosos, irremplazables y escasos, que son los humanos.

El médico Pablo Maciel, Secretario Gremial de la CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la provincia de Buenos Aires), afirma que “tenemos camas y respiradores que no podemos utilizar porque nos falta personal, por el déficit que ya traíamos anteriormente a la pandemia, sumado a la enorme cantidad de infectados y fallecimientos dentro de los equipos de salud”.

El representante de la CICOP explica que existen problemas estructurales que atañen al sistema de salud, desde la desinversión que sufrió en los últimos años durante el gobierno a cargo de Mauricio Macri, en el que se degradó a secretaría al Ministerio de Salud (hoy vuelto a recuperar), como cuestiones de larga data entre las que se encuentran los bajos salarios que traen consecuencias como el pluriempleo, la precarización y el déficit de personal de enfermería.

En medio de la pandemia esto significa que cuando un médico/a se enferma quedan dos o tres instituciones en las que hay que cubrirlo/a porque el 85% de los y las trabajadoras de la salud tienen varios empleos; que se han conseguido nombramientos dentro del sector público para la provincia de Buenos Aires, pero no hay postulantes por los bajos salarios; que están exhaustos porque la pandemia hizo aún más intensa la sobrecarga laboral que ya traían hace tiempo.

La preocupación del gobierno en marzo era equipar al sistema de salud y la cuarentena dio el tiempo necesario para avanzar en la materia, sin embargo, hoy los y las trabajadoras de salud remarcan el destiempo que hay entre la flexibilización del aislamiento y el nivel de contagio actual. Pablo Maciel indica que “con el nivel de circulación de las personas que tenemos hoy, el número de camas está al 68% en la provincia, pero el nivel de saturación del personal de salud está al 100%, no hay margen para flexibilizar medidas como el inicio de actividades educativas”. Asimismo, se muestra en alerta ante la apertura de bares por la posibilidad de contagio durante la reunión en la que tomar o comer algo requiere sacarse el tapabocas en la vereda y advierte que la mejor medida sería no relajar en los cuidados hasta tanto no esté la vacuna disponible, aunque es pertinente evaluar las medidas a tomar según zona geográfica.

La inversión en el área de salud durante la pandemia es “sin dudas una cifra histórica” dice el médico de la CICOP, se ha destinado alrededor de $14.000 millones en insumos e infraestructura, pero su distribución es desigual respecto a la designación de recursos humanos. Para la provincia de Buenos Aires se otorgaron 1.500 camas, 1.132 respiradores y solo 700 profesionales.

Los trabajadores y trabajadoras nucleados en Fresposa (Federación Sindical de Profesionales de la Salud) y la CICOP planifican para el 10 de septiembre la tercera jornada de lucha durante la pandemia. Exigen la apertura de paritarias como un derecho y herramienta de las y los trabajadores para conseguir mejores condiciones laborales y salariales. Maciel afirma que aquí es donde se dirime el modo en que se aborda la crisis que dejó Macri, “con ajuste o mediante recursos de los sectores más concentrados de la economía, garantizando salarios dignos y mecanismos para la reactivación del mercado interno y el consumo”. Es por eso que en las tres jornadas se reclama la aprobación de un impuesto a las grandes fortunas junto con una reforma impositiva progresiva y regular.

Desde la CICOP, actualmente proponen que se brinde mayor protección a los y las trabajadoras que hoy dejan la vida haciendo su trabajo. Entre los reclamos incluyen que se saque de la primera línea a quienes tienen entre 50 y 60 años y padecen enfermedades crónicas (quienes tienen más de 60 años cuentan con licencias). Ellos pueden cumplir tareas desde sus hogares haciendo seguimientos telefónicos entre otras labores.

Además de abordar urgentemente las pésimas condiciones en que trabajan los equipos de salud evitando las terribles consecuencias que provocan, Pablo Maciel alega que “sería oportuno un aumento sustancial en el presupuesto de salud y una discusión, que ya se está dando y debe continuar, sobre las reformas estructurales que necesita el sistema de salud argentino, fundamentalmente combatiendo la fragmentación que hoy tiene y dando pasos hacia un sistema público, universal y gratuito, que son los modelos más eficaces del mundo para garantizar los derechos de la población”.