Nuestro último convenio colectivo data de 1975. Luego de 32 años volvimos a sentarnos cara a cara frente a las patronales de teatros comerciales y ante los representantes de los grandes medios audiovisuales, monopolios argentinos que en alianza con capitales transnacionales monopolizan la información, la venta de publicidad del consumo masivo y los contenidos ideológicos con su programación.
Durante el corriente año la Asociación Argentina de Actores (que está en la CTA), realizó discusiones paritarias por aumento de salarios y condiciones dignas de trabajo en todas las ramas de la actividad actoral de su competencia.
El conflicto estalló con la TV, con la Cámara Asociación de Televisoras de Argentina (ATA) y con la Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (Capit). Como dijeron algunos medios “la Asociación Argentina de Actores se enfrenta probablemente a la negociación más compleja de la historia de la TV argentina”.
Luego de sucesivas reuniones infructuosas con la parte empresarial no se llegó a ningún acuerdo. El ministro de Trabajo Tomada prometió mediar pero se inclinó por las empresas.
Desde el principio los temas que concentraron la atención de lo que se convertiría en el mayor conflicto, fueron el horario de trabajo, el aumento de los bolos y el contrato de tira. Hoy las empresas obligan a trabajar jornadas de 11 horas diarias. ¿Cómo llegaron a esto siendo que el último convenio, de 1975, dice que la jornada diaria debe ser 6.25 horas?
Actores, por resolución de asamblea propone trabajar 8.45 horas, incluyendo el tiempo para maquillaje y comida. Ante la despiadada explotación y el magro salario que significa $ 92 el “bolo”, Actores reclama $ 400 por 6,25 horas de jornada diaria para esta categoría. Las patronales ofrecen $ 200.
En cuanto a los contratos de tira los empresarios proponen $ 5.000 por mes y 11 horas la jornada diaria. Actores reclama $ 6.600 mínimo por mes y una jornada de 8,45 horas.
Así las cosas, hartos de falta de respuesta y con el aval de la asamblea general, se comenzó a aplicar el trabajo a reglamento de acuerdo al convenio es decir 6,45 horas en todas las categorías. Los canales y las productoras clamaron que no podían concretar en tan poco tiempo la grabación de sus producciones y que Actores atenta contra la calidad y elaboración de sus productos. Declararon un lock-out patronal, impidiendo que los actores ingresen a grabar. Comenzaron a sembrar el miedo de perder el trabajo y los contratos. El Ministerio avaló con su silencio esta postura sin sancionar como legalmente correspondería.
Lo que nunca aclaran estas empresas es cómo pasaron de 6,25 en el ‘75 a 11 horas en la actualidad, y que aún con el aumento de las horas y el trabajo que se apropiaron de los actores cada vez produjeron y producen más “TV basura”.
Desarrollo del conflicto
Luego de varios días de conflicto, el Ministerio de Trabajo citó una reunión con los empresarios el viernes 30. Actores resolvió llamar a plenario de consulta el jueves 29 a todos los elencos contratados que actualmente trabajan en TV: “Son de fierro”, “La Lola”, “Mujeres de Nadie”, etc.
En este plenario se reunieron cerca de 200 actores. No tenía carácter de asamblea, pero algunos “famosos”, punteros de las empresas, representantes, actores-productores, trataron por todos los medios de convertirlo en resolutivo. Quisieron coronar con el miedo lo que las empresas sembraron con el lock out. Cachetearon a la conducción y agraviaron el sindicato, tratando de levantar el trabajo a reglamento. Argumentando que “así los actores nos quedamos sin ficción”. Consiguieron imponer una resolución para plantear 10 horas diarias, y bajar el reclamo por “bolo” de $ 400 a $ 300.
Al día siguiente se hizo un nuevo plenario antes de la reunión en Trabajo, y cambiaron el tono y algunos temas de discusión del día anterior. No faltó nadie, ni tampoco las contradicciones que nos acompañan. Trescientos cincuenta actores de todos las categorías. Desde los que ganan 50 mil dólares por mes a los que aspiramos a $ 400 “el bolo”. Aunque no se pudo volver al reclamo por las 8,45 horas, se consensuó en 9,15, para mostrar interés por negociar y de no entrar en un camino sin salida. Se ratificó la exigencia de $ 400 “del bolo”. Luego marchamos a la reunión en el Ministerio.
Al cierre de esta edición, tras una asamblea donde participaron 500 actores el lunes 3, se levantó la medida tras aceptar “trabajar 9 horas más una de almuerzo, y los empresarios pagar $ 200 el bolo, aumentarlo $ 50 en julio del 2008 y que el contrato mínimo sea por $ 6.300”, Clarín, 4/12.
Una pulseada grande
Al regreso del Ministerio de Trabajo se escucharon muchas denuncias a las empresas y sus fabulosos negocios con las espaldas de los actores. En un intento por dividirnos, las empresas y sus voceros hacen correr la bola que hay que crear el sindicato de los famosos, de los que laburan. Una especie de asociación de actores colegiados.
Está en trámite la ley del actor que conlleva la jubilación que hoy no gozamos. Se creó en Argentina la Sagai, que como en otros países de América Latina y de Europa otorga al actor un derecho intelectual y material de su imagen, que debe ser retribuida en cualquier lugar que sea emitida.
Lo más importante es que una parte al menos de la conducción y del activo, siguiendo el camino de las masas, nos hemos puesto de pie, y estamos luchando por nuestras reivindicaciones y por recuperar un sindicato que sea independiente tanto de las patronales como del gobierno.