El jueves 11 de noviembre se realizó el Congreso de la Confederación General del Trabajo, que eligió una nueva conducción, sobre la base de un precario acuerdo entre distintas corrientes de las direcciones gremiales.
Surgió de este acuerdo un nuevo triunvirato de secretarios generales: Héctor Daer de Sanidad, Carlos Acuña del Sindicato de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio y Pablo Moyano por Camioneros. Este último se reincorpora tras un período del gremio fuera de la central obrera.
Además, Andrés Rodríguez de UPCN seguirá al frente de la secretaría adjunta y, el metalúrgico Antonio Caló y el mecánico Mario Manrique, irán a las de Interior y Gremial. Sergio Palazzo, secretario de la Bancaria y líder de la Corriente Federal, tendrá la secretaría de Administración
Cabe en este caso la vieja frase de que “no los une el amor sino el espanto”. El resultado de las PASO, con el crecimiento electoral de la derecha macrista y su promesa de eliminar las indemnizaciones así como de avanzar con una reforma laboral sobre los derechos de los trabajadores formales, permitió esta unidad.
Se expresa el reclamo de unidad que viene de la base de los gremios, y es un golpe al macrismo. El congreso también llamó a votar por el Frente de Todos. Habrá que ver cuánto de lo que se dice de enfrentar a estos planes antiobreros se concreta con acciones de lucha. Porque la mayoría de estos dirigentes están dispuestos, en distinto grado y medida, a renegociar los Convenios y la Ley de Contrato de Trabajo.
La dirección surgida de este Congreso son viejos conocidos, y expresan distintas corrientes. Hay una corriente desarrollista, una colaboracionista de derecha pero con intereses propios y una nacional minoritaria pero con prestigio. Como viejos zorros que son saben que para sobrevivir a la crisis que viene se necesitan.
En este acuerdo primaron los intereses de los dirigentes de los gremios tradicionales. Nada se dijo en el Congreso de la incorporación de la CTA que dirige Hugo Yasky, y menos del ingreso de la UTEP, como aspiraban algunos de sus dirigentes.
Por otro lado, el Congreso cegetista acordó una reforma del Estatuto para la incorporación de un 30% de mujeres en las secretarías, que pasaron de 25 a 35.
Nosotros reafirmamos que el centro de nuestro trabajo en el movimiento obrero formal es la recuperación de los cuerpos de delegados y comisiones internas de las grandes empresas así como disputamos por las direcciones sindicales. Con ese norte, no despreciamos la unidad, pero en esta coyuntura lo central sigue siendo el desarrollo de una corriente clasista que impulse, en la central obrera, la formación de las CGT regionales, y que trabaje por la unidad de acción con las corrientes que dirigen la CTA T y la CTA A.
Escribe Mario Segovia
Hoy N° 1890 17/11/2021