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25 de mayo de 2016

El Cordobazo fue un gigantesco ensayo revolucionario de las masas que introdujo un cambio de calidad en la lucha obrera y popular de nuestro país. Un cambio tal que se puede decir que, después de él, nunca nada volvería a ser igual en la Argentina (Programa del PCR).

El Cordobazo

A 47 años de la pueblada

 

 
Se cumplen 47 años  de la gigan-tesca pueblada que marcó el prin-cipio del fin de la dictadura de On-ganía, el 29 y 30 de mayo de 1969. El Cordobazo del 29 de mayo de 1969 arrancó con un paro activo convocado por la CGT cordobesa frente a la decisión de la dictadura de Onganía de liquidar el sábado inglés. Fue precedida por asambleas del Smata, Luz y Fuerza, Dinfia, Fiat, etc., donde los obreros masivamente decidieron el paro y la movilización. A su vez, los estudiantes, en una asamblea con más de diez mil participantes, decidieron democráticamente su participación en el paro.
A las 10 de la mañana del 29 de mayo salieron las columnas desde las distintas fábricas. La policía había montado un gran dispositivo para frenar la movilización. En distintos puntos de la ciudad comenzaron los enfrentamientos. En el choque de la columna de Santa Isabel con la policía, cae asesinado el obrero Máximo Mena. Al correrse la noticia, crece el odio y la masividad. Se multiplican las barricadas. Las columnas obreras combaten palmo a palmo con la policía.
Los estudiantes ocupan y se adueñan del Barrio Clínicas. A las 13 hs, la policía se retira derrotada hacia el Cuartel Central. Los obreros y el pueblo de Córdoba quedaron dueños de la ciudad. El combate de las masas, principalmente de las empresas de concentración proletaria, con un gran papel de los cuerpos de delegados y comisiones internas donde participaban activamente las fuerzas clasistas y la emergente izquierda revolucionaria, desbordó la política burguesa.
Nuestro incipiente PCR, en polémica con otros sectores revolucionarios y del movimiento obrero, discutió que más que centrar en “qué le faltó al Cordobazo”, “afirmó la necesidad decisiva de que el proletariado tenga su partido de vanguardia para triunfar. Estudió esa experiencia de masas, analizándola a la luz del marxismo-leninismo. Trató de aprender de las masas, de analizar las formas de lucha y organización que las propias masas han encontrado, formas que bocetan el camino de la revolución en nuestro país. Valorando, en ese proceso de democratización del movimiento obrero, el papel de los cuerpos de delegados y su posible transformación en órganos de doble poder en momentos de crisis revolucionaria”, como dice nuestro Programa.
 La corriente clasista revolucionaria fue creciendo luego del Cordobazo, “y alcanzó su máxima expresión con el triunfo de la lista Marrón en el Smata de Córdoba, que significó la recuperación del mismo por un frente único en el que tuvieron una participación destacada obreros clasistas revolucionarios junto a obreros peronistas, radicales y de otras corrientes, y que fue dirigida por nuestro Partido (los camaradas César Gody Alvarez y René Salamanca, posteriormente secuestrados y desaparecidos por la dictadura videlista, son parte fundamental de esa experiencia)”.
 
Cómo se gestó el Cordobazo
Reproducimos extractos de una charla en Mendoza en el 2014, que dio Roque Romero, ex secretario adjunto del Smata Córdoba que dirigió nuestro querido René Salamanca, secuestrado por la dictadura videlista.
“Si queremos hablar de la recuperación del Smata tenemos que pensar en ese 15 de mayo de 1969, donde este señor que dirigía el Smata y que se llamaba Elpidio Torres convocó a una asamblea al Córdoba Sport, un centro donde se hacía boxeo –tenía una tarima al medio y todo alrededor era tribuna, esa tribuna llegaba hasta el techo y el techo era de zinc–. Había una sola entrada, y bien lleno, lleno, entraban 7.000 obreros.
“En esa dictadura de Onganía, contra la que había una gran lucha, la corriente más fuerte en el ejército era la proyanqui, que hace centro en las conquistas del movimiento obrero, una cosa inconcebible de pensar. Primero que es una dictadura, ya eso empieza a caldear los ánimos, después que se metan con tus conquistas, después que tenés dirigentes traidores, es un horno que se va caldeando.
“Entonces, un dirigente traidor no puede ponerse a la cabeza de una cosa que viene caldeándose, vaya a saber qué es lo que le habrán prometido a Elpidio Torres (secretario del Smata Córdoba), que si se ponía a la cabeza de eso, después de un Cordobazo podría ser secretario de la CGT nacional. Esos tipos cuando se mueven se mueven por algún interés, por eso nosotros siempre decimos, si este burócrata nos manda a la lucha es porque nos va a cagar allá en la otra esquina, por lo tanto ya estás prevenido. 
“Pero lo importante de todo, es que nosotros frente a todo ese panorama, cuando vamos a la asamblea el 15 de mayo del ‘69, días antes del Cordobazo, ya estaba el problema del sábado inglés, laburar de lunes a viernes 48 horas durante la semana para no laburar el sábado… entonces el sábado te queda para hacer las horas extras.
“Este señor Torres, a esa asamblea, lo trae a Klosterman, que en ese tiempo era el secretario general del Smata nacional. Traerle a los cordobeses un porteño y encima traidor, era como echar nafta al infierno. Primero querían que hablara el porteño, no pudo decir ni “a” que lo rechiflaban. Después a Elpidio Torres tampoco le dieron bola. Y a eso se sumó que se generaba una bronca afuera, porque había gente afuera, que estaba en contacto con el cana que estaba en el caballo y empezó a pegar, y le tiraron una piedra que le dio en el casco, y ahí entraron a los gases adentro de ese lugar… Yo digo que ahí empezó el Cordobazo; se armó una de corridas, porque había que salir y la única forma era por los techos o por la única puerta, los canas se tuvieron que tomar el buque, a tal punto, que un montón de gente hacía fuerza y tumbaba esos colectivos largos que en ese tiempo usaban los policías. Nosotros ahí podemos medir ese momento que fue un momento revolucionario…
“En esos años uno no llegaba a entender tan a fondo qué es lo que está haciendo, qué es lo que significó eso. A tal punto que recuerdo que íbamos a una reunión con René y cuatro compañeros, pasamos por Smata, y a René se le ocurre decir: “yo voy a ser secretario general de ese gremio”. Se imaginan cuál fue la reacción nuestra, era el gremio más grande: los cuatro tipos, jua jua jua, y él dijo: ‘¿de qué se ríen?’, ‘pero hermano ¿vos te crees que te van a dar un gremio de éstos aunque vos le llenes una mesa de punta a punta con votos nuestros? ¡Te patean las urnas!’. Porque ése es el primer razonamiento nuestro. Pero qué pasa, que desde esta lógica, nosotros tenemos que ver todo combinado, todo lo que está relacionado, es decir también lo que pasa por arriba, como se dan las cosas que permiten que se dé como se da.
“Lo que les quería decir con esto que les cuento,  la diferencia que había de René con todos nosotros, era que él valoraba el Cordobazo. Porque esa gente que tenía que elegir la dirección del Smata, esa gente organizó el Cordobazo. Y no era un simple hecho, es lo que hizo que la gente, cuando tuvo que votar, sin tener nosotros la posibilidad de ser tan públicos, porque estábamos laburando, no podés andar a la salida, en el comedor meta agitar, porque sabes cómo te sacan ¿no?, por eso digo yo que el Cordobazo es lo que permitió la elección del Smata Córdoba. Cuesta entender. Esas  eran las cosas en las que René siempre nos sacaba ventaja, entender todo eso de la masa”.