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18 de marzo de 2020

“Sobre llovido, mojado”

El coronavirus augura una recesión mundial

El coronavirus está permitiendo a los mercados financieros del mundo reflejar algunos de los problemas económicos y financieros que se venían cocinando lentamente bajo la superficie, augurando una nueva crisis del sistema capitalista-imperialista (ver “El coronavirus y el colapso financiero mundial”, hoy N° 1804). Allí planteamos “La actual es una crisis financiera que ya se venía augurando los últimos años por el aumento de las tensiones en la economía mundial capitalista imperialista en sectores claves como la producción siderúrgica (acero y aluminio) e industrias derivadas como la de los automotores, astilleros, etc. que llevaron a la guerra comercial entre las dos superpotencias imperialistas, Estados Unidos y China, con sus efectos dañinos sobre todas las economías del mundo”.

Al comienzo, cuando el coronavirus empezó a golpear China, era un impacto muy específico de oferta: sobre la producción y las cadenas de suministros. Su llegada a Europa, en cambio, ha escalado el escenario a otra magnitud: ahora es también un shock de demanda muy fuerte. La llegada de la noche se ha acelerado sobre la economía y el mundo navega y navegará en la incertidumbre durante un tiempo impredecible: los mercados financieros seguirán danzando al ritmo de las noticias sobre el coronavirus y la respuesta de las autoridades. Todas las medidas restrictivas, por más necesarias que sean para contener la expansión del virus implican mayores cortocircuitos para el funcionamiento de la economía mundial durante el tiempo de su aplicación.

Las políticas monetarias tienen poco margen de acción con los tipos de interés por los suelos, como herencia de las inyecciones de liquidez de la anterior crisis de 2008-2009. El origen del problema no es una crisis de liquidez en el sistema financiero, es un shock real sobre los recursos humanos de cada vez más países que impacta inicialmente en la oferta y circulación de bienes, pero que será magnificado por una inevitable caída de la demanda agregada de los países afectados por este nuevo mal, y las medidas restrictivas aplicadas por los distintos gobiernos. Tampoco hay mucho margen por el lado fiscal, muy lastrado por los pasivos acumulados: un endeudamiento global récord de los Estados y del sector financiero privado. A todo esto se suma que el crecimiento económico mundial ya venía desacelerándose y en una fase crítica.

Sin coordinación internacional, ni criterio claro de definición de prioridades, objetivos e instrumentos, el pánico no se va a revertir. El viernes pasado analistas de Barclay’s han sostenido respecto del “efecto dominó” en las Bolsas europeas que “los mercados se mantendrán agitados durante las próximas semanas”, “los valores europeos podrían caer 10% más”, “las acciones en Europa se venden a niveles que sugieren una recesión”.

¿Y el petróleo? En medio de la guerra de precios, también vía cantidades hay “picardías” que también fortalecen el clima bajista. Arabia Saudita ofrece petróleo cada vez más barato en Europa (“patio trasero” de las petroleras y gasíferas rusas), y en Estados Unidos, el fracking todavía puede sostenerse. La presión a la baja al precio del barril tiene visos de continuar. En el caso del Brent, ya cayó a U$S33 y no se descarta que en breve rompa el “piso” de U$S30. Frente a esto, la baja de las commodities podría continuar con mayor perjuicio para los países dependientes de sus exportaciones. Sólo quedaría en pie el oro como “refugio seguro”, junto a los bonos de los Tesoros de Estados Unidos, Alemania y Japón. Pero cuando todo cae, lo “seguro” bien puede no serlo.

En fin, marzo está viniendo muy mal, y nada indica que pueda terminar mejor. Un escenario turbulento seguirá complicando la vida en todo el mundo, sin que se pueda establecer cuando se tocará fondo, porque “El derrumbe de las Bolsas y mercados por la expansión del coronavirus de China fue generalizado en todos los países del mundo, incluido los Estados Unidos y Rusia, como expresión de la enfermedad de fondo del sistema mundial capitalista-imperialista ante el que se rebelan el proletariado y los pueblos y naciones oprimidas por este sistema. Para los bonos y acciones de Argentina hubo una dosis extra de incertidumbre por los trascendidos en las pujas sobre la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y los bancos y fondos usureros privados” (hoy N° 1804).

 

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1806 18/03/2020