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02 de octubre de 2010

El “dedo” K

Hoy 1206

La primer promesa electoral de Cristina Kirchner fue elevar “la calidad institucional” de la Argentina. Veamos cómo lo está haciendo.
El Congreso del PJ de la provincia de Buenos Aires, en una sesión de una hora, aprobó la
lista de los congresales nacionales. En realidad, sobre 246 congresales a ser electos, el Congreso solo pudo conocer los de los tres primeros: el gobernador Scioli, el vice Ballestrini, y el presidente del comité provincial Díaz Bancalari. Los otros 243 se votaron sin que se conocieran los nombres.
Varios días después del Kongreso, el ex presidente y marido de la actual presidenta,
Néstor Kirchner, personalmente, con su propia lapicera, escribió la lista de 243 delegados al Congreso nacional que los delegados del PJ de la provincia de Buenos Aires “aprobaron por aclamación” sin saber quiénes serían. Kirchner ni siquiera pertenece al PJ de Buenos Aires, él es santacruceño.
La lista salida del “dedo K”, desconocida para los congresales que la “aprobaron”,
comienza por el ministro del Interior del gobierno nacional, Randazzo, que no participó del Congreso bonaerense. Le siguen otro ministro nacional, Aníbal Fernández, el ex ministro Pampuro, el “operador K” Kunkel, el secretario de la CGT Hugo Moyano, y los ex gobernadores
bonaerenses Antonio Cafiero y Felipe Solá. En el pelotón siguiente aparecen los nombres de Graciela Gianettasio (ex vicegobernadora), Graciela Camaño (esposa de Luis Barrionuevo) y los intendentes Hugo Curto, Julio Pereyra y Sergio Massa.
La “calidad institucional” de la lista de delegados bonaerenses al Congreso del PJ
nacional, y la de la justicia electoral que la avala, son una muestra de cómo se están
“mejorando” las “instituciones” del sistema. Y también, cómo funciona la “democracia K”.