Josefina y Ferré, como los conocimos sus camaradas del PCR, son dos comunistas revolucionarios ejemplares que están entrañablemente unidos a la historia de nuestro Partido, a las luchas de la clase obrera, el campesinado y el movimiento de mujeres. Su muerte, como dijo Jorge Rocha en su despedida, es un sentido golpe al corazón.
Josefina y Ferré, como los conocimos sus camaradas del PCR, son dos comunistas revolucionarios ejemplares que están entrañablemente unidos a la historia de nuestro Partido, a las luchas de la clase obrera, el campesinado y el movimiento de mujeres. Su muerte, como dijo Jorge Rocha en su despedida, es un sentido golpe al corazón.
María Conti y Rafael Gigli se sumaron a la lucha revolucionaria en los años 60. Ella comenzó su militancia en el movimiento estudiantil secundario en su querido Santa Fe natal. Fue parte del Partido que en Córdoba construyó Gody Alvarez, y cumplió destacadas tareas en el aparato técnico del Partido durante la dictadura. En los últimos años Josefina tuvo una destacadísima labor en el movimiento de mujeres marcando a fuego la doble opresión de la mujer en el país, tanto en los Encuentros como en Amas de Casa del País, y en distintas experiencias del movimiento de mujeres de nuestro país, por el que se hizo querida y conocida. María fue un puntal en la pelea por la libertad de Romina Tejerina, y hoy su nombre es emblema de la Casa de las Mujer en Jujuy. También se desempeñó, en los últimos años, en la Comisión de Control del PCR.
Rafael comenzó su militancia en el movimiento estudiantil de fines de los 60, y fue uno de los dirigentes del Correntinazo, desde el bastión que significó en aquel entonces el Faudi de Agronomía, el Centro de Estudiantes de Agronomía y la Federación Universitaria del Nordeste. Ya como secretario del PCR del Chaco impulsó decididamente la línea antigolpista. Fue preso, y sufrió la cárcel con dignidad y valentía durante más de siete años. Gigli, al igual que Norma Nassif, son dos compañeros que dieron el mejor ejemplo de cómo comportarse frente a nuestros enemigos y frente a los siniestros asesinos de la dictadura.
Ya fuera de la cárcel, Ferré, el Flaco, fue secretario del Partido en San Nicolás, y luego pasó a desempeñar, como miembro del Comité Central, la responsabilidad nacional del trabajo campesino. Vinculando la teoría con la práctica, estudió la realidad de las clases sociales en el campo argentino, desarrollando un importante trabajo tanto entre el campesinado medio de la pampa, como entre los campesinos pobres y originarios.
Se destacó en las tareas internacionales por su profunda relación con las luchas del campesinado y el pueblo paraguayo, y su amistad con los compañeros del Paraguay Piahurá. Rafael fue miembro también de la dirección del Instituto Marxista-Leninista-Maoísta.
“Se fueron demasiado temprano”, como bien escribió Pilar Sánchez. Su ejemplo de comunistas y revolucionarios, en su vida y en su lucha, son estandartes para el combate por la causa de los oprimidos y explotados.
