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04 de octubre de 2023

Ni utópico ni idealista: revolucionario y comunista

El ejemplo del “Che” Guevara

El 8 de octubre de 1967 era herido y detenido, y el 9 de octubre asesinado en La Higuera, Bolivia, el revolucionario argentino y cubano Ernesto “Che” Guevara. Reproducimos una semblanza de Otto Vargas, y algunos textos que muestran la vigencia de su pensamiento.

Otto Vargas, nuestro querido primer secretario del PCR, escribió en el 40 aniversario del asesinato del Che: “Hace 40 años el mundo fue sacudido por la noticia del asesinato del Che en Bolivia. La foto de su cadáver, tirado sobre una tabla en un pueblito boliviano, con los ojos abiertos y esa extraña sonrisa jugueteándole en la cara, recorrió el mundo y se clavó para siempre en la memoria de las masas, de los humildes de la Tierra, y se transformó en una de las imágenes que enarbolarían en el futuro todos los revolucionarios del mundo.

“También vertieron lágrimas de cocodrilo, sobre todo mucho después, los filisteos y oportunistas, esas babosas inmundas que lo atacaron en vida, nos prohibieron solidarizarnos con él y nos castigaron por hacerlo, y lo dejaron solo, terriblemente solo, en Ñancahuazú.

“Al año de su asesinato, dirigentes de la izquierda argentina firmamos una declaración de homenaje (ver www.pcr.org.ar) que comienza diciendo: “Hay hombres que al morir, renacen invencibles para la historia”. Si se lee con atención quiénes firmaron esa declaración y quiénes no lo hicieron (por ejemplo, los entonces dirigentes del PC prosoviético y la FJC que hoy pretenden aparecer como discípulos del Che) se sabrá quiénes estuvieron junto al Che, en ese momento, y quiénes, con falsos argumentos ideológicos, estuvieron en la vereda de enfrente.

“El Che vive en el recuerdo de las grandes masas y su imagen es estandarte en sus luchas en todo el mundo. El Che fue uno de esos hombres que llevan sus ideales en la sangre y dan su sangre por esos ideales.

Fue un hombre que decía lo que pensaba y hacía lo que decía, a diferencia de los políticos corruptos de la burguesía. El Che fue la antítesis de estos políticos y su vida fue el modelo de los luchadores que aspiran a crear una nueva sociedad sin explotados ni explotadores.

“El Che marcó el camino, como planteó esa declaración de 1968, para una Revolución latinoamericana que “será antiimperialista, antioligárquica y antimonopolista, encabezada por la clase obrera y se apoyará en la lucha diaria de las masas oprimidas, eligiendo desde ya, como único camino para la toma del poder, aquél que juzgamos inevitable: el de la lucha armada”. Mientras la necesidad de esta Revolución esté planteada en América Latina, el mensaje que dejó el Che con su lucha heroica estará vigente.

“Hoy el proletariado, que en su momento gobernó en la tercera parte de la Tierra, ha sido derrotado. Con la restauración del capitalismo en los ex países socialistas se cerró una etapa en la lucha por terminar con el capitalismo y la explotación del hombre por el hombre.

“Hoy sabemos, con la dura enseñanza de la práctica histórica, que la lucha por el socialismo y el comunismo será dura, cruel, y cubrirá todo un largo período histórico, con triunfos y derrotas, y mientras esté vigente esa lucha, la figura del Che y sus enseñanzas seguirán iluminando el camino del combate de millones de explotados en todo el mundo”.

 

Los principales enemigos: imperialismo y latifundismo

El latifundio, ya como forma de explotación primitiva, ya como expresión de monopolio capitalista de la tierra, se conforma a las nuevas condiciones y se alía al imperialismo económico eufemísticamente llamado “subdesarrollo”, que da por resultado el bajo salario, el subempleo, el desempleo; el hambre de los pueblos.

La revolución cubana, ¿una excepción?, 1961.

 

No hay gobierno que pueda llamarse revolucionario aquí en América, si no hace como primera medida una reforma agraria. Pero, además, no puede llamarse revolucionario el gobierno que diga que va a hacer o que haga una reforma agraria tibia; revolucionario es el gobierno que hace una reforma agraria cambiando el régimen de propiedad de la tierra, no solamente dándole al campesino la tierra que sobra, sino, y principalmente, dándole al campesino lo que no sobre, la que está en poder de los latifundistas, que es la mejor, que es la que rinde más, y es además la que le robaron al campesinado en épocas pasadas.

Eso es reforma agraria y con eso deben empezar todos los gobiernos revolucionarios, y sobre la reforma agraria vendrá la gran batalla de la industrialización del país.

Mensaje a los jóvenes, 1960.

 

La forja del hombre nuevo

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia…

Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.

De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.

El hombre nuevo, 1965.

 

Antiimperialismo e internacionalismo

La lucha contra el imperialismo por librarse de las trabas coloniales o neocoloniales que se lleva a efecto por medio de las armas políticas, de las armas de fuego o por combinaciones de ambas, no está desligada de la lucha contra el atraso y la pobreza; ambas son etapas de un mismo camino que conduce a la creación de una sociedad nueva, rica y justa a la vez. Es imperioso obtener el poder político y liquidar a las clases opresoras, pero, después hay que afrontar la segunda etapa de la lucha que adquiere características, si cabe, más difíciles que la anterior. (…)

No hay fronteras en esta lucha a muerte; no podemos permanecer indiferentes frente a lo que ocurre en cualquier parte del mundo; una victoria de cualquier país frente al imperialismo es una victoria nuestra, así como la derrota de una nación cualquiera es una derrota para todos. El ejercicio del internacionalismo proletario es no solo un deber de los pueblos que luchan por asegurar un futuro mejor; además, es una necesidad insoslayable. (…)

No puede existir socialismo si en las conciencias no se opera un cambio que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto de índole individual, en la sociedad en que se construye o está construido el socialismo, como de índole mundial en relación a todos los pueblos que sufren la opresión imperialista. (…)

No hay otra definición del socialismo, válida para nosotros, que la abolición de la explotación del hombre por el hombre. Mientras esto no se produzca, se está en el período de construcción de la sociedad socialista y, si en vez de producirse este fenómeno, la tarea de la supresión de la explotación se estanca o, aun, retrocede en ella, no es válido hablar siquiera de la construcción del socialismo.

Discurso de Argel, 1965.

 

A mis hijos

Queridos Hildita, Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto:

Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre ustedes.

Casi no se acordarán de mí y los más chiquitos no recordarán nada.

Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal a sus convicciones.

Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite dominar la naturaleza. Acuérdense que la Revolución es lo importante y que cada uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.

Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran abrazo de Papá.

Carta del Che a sus hijos, 1965.

 

Hoy N° 1981 04/10/2023