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02 de octubre de 2010

El Encuentro: instrumento de lucha y organización

Las mujeres venimos protagonizando, junto al pueblo, grandes luchas. Es histórica la que desarrollan los productores agropecuarios, en particular la de los pequeños y medianos, con cortes de rutas, tractorazos y grandes puebladas en el interior de nuestro país, creando una nueva situación. El MML (Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha) durante los últimos trece años viene parando remates de sus chacras a manos de bancos y usureros. Ellas enfrentaron durante los 90 el exterminio de más de cien mil campesinos pobres y medios, de los que muchas son mujeres, y ahora sin dudar estuvieron en vigilia sobre las rutas. Ayudaron a poner de manifiesto no solo sus reclamos sectoriales sino la cuestión federal que desnuda la mentira kirchnerista.
En primer lugar, refrescar la memoria de Cristina Fernández, quien pide ser identificada con la "mayoría" que la llevó a la presidencia, cuando la verdad de los números dice que solo 3 de cada 10 ciudadanos la votó. Su soberbia desafía la matemática.
En segundo lugar, los K hablan contra la sojización pero se siguen beneficiando los pools de siembra y los monopolios exportadores, ya están más de 18 millones de hectáreas en manos extranjeras y sigue la fiesta.
En tercer lugar, los K hablan de redistribución de la riqueza mientras muchas mujeres sostén de familia cobran como desocupadas 150 pesos y/o enfrentan con miserables sueldos "en negro" las compras diarias de alimentos con precios en alza. Las mentiras del Indec no detienen la inflación.
Pero Néstor K en un descuido de su discurso nos dijo la verdad: la recaudación es imprescindible para soportar la crisis económica que se viene, mantener el dólar alto y pagar la deuda externa (debemos u$s 165 mil millones, 15 mil más que en el 2001). Las cajas no cierran y se recortan presupuestos, por ejemplo los de salud: no se cumple con la distribución en todo el país de los anticonceptivos del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable; se reducen subsidios y se aumentan las tarifas de los servicios públicos, etc.
En Neuquén, como en años anteriores, nos encontraremos las trabajadoras que vienen peleando por aumento de salario, las amas de casa que vienen luchando contra la carestía y por eliminar el IVA de los alimentos, las desocupadas que pelean por trabajo genuino, las que recuperaron fábricas como Zanón o Renacer y hoy defienden su fuente de trabajo, las docentes en lucha en todo el país, las originarias contra el hambre y por la tierra junto a obreras rurales y campesinas, que durante los últimos meses cortaron rutas defendiendo sus pueblos, y fueron ejemplo con el "Mujerazo" de Paraná. Las que vienen luchando contra la contaminación de papeleras, minas a cielo abierto y otros desastres ambientales. También, las que vienen luchando por la libertad de Romina y cárcel a los violadores, organizándose en "silbatazos" para exigir medidas ante la Emergencia Nacional en Violencia Sexual; y todo tipo de violencia ejercida sobre las mujeres; las que denuncian y se organizan contra la desaparición de mujeres y niños/as en manos de las redes de prostitución y las que luchan por conquistar para todas el derecho a la anticoncepción y el aborto. Las que exigen la aparición con vida de López y quieren barrer la ley antiterrorista que impuso el gobierno. Todas seremos parte de este Encuentro y nuestra unidad fortalecerá este instrumento de lucha y organización que construimos durante 23 años. En ellos hemos aprendido que el secreto de nuestros avances está en cómo integramos las luchas sociales y de género a la política.

La defensa política del "espíritu" del Encuentro
Existe el Encuentro porque existe la opresión de género. Fue fruto de las necesidades y graves problemas que padecemos las obreras, las amas de casa, las campesinas, las originarias, las profesionales, las empleadas, las jóvenes y las mayores de nuestro país.
Su existencia nos ha sido útil para profundizar la pelea para barrer con la doble opresión, de clase y de género, y eso preocupa a las clases dominantes.
El elemento clave para su continuidad durante 23 años ha sido su "espíritu": nadie nos da cátedra, somos todas iguales y debatimos nuestras ideas con una forma horizontal de organización. Ese espíritu está en el funcionamiento de los talleres, allí contamos experiencias, expresamos ideas y debatimos. Los talleres son soberanos y en las conclusiones se reflejan todas las opiniones.
Quienes, últimamente, quieren cambiar la forma de discusión e imponer el voto como modalidad, argumentan que es más democrático, pero nuestra experiencia nos muestra que el voto no es siempre sinónimo de democracia. Una cosa es la organización sindical, los gremios, las asambleas en los barrios, los congresos, donde se debe definir un asunto o postura. En el Encuentro, las mujeres pertenecemos a distintas organizaciones políticas, gremiales, culturales, de distintas zonas, de distintas edades, con distintos trabajos, y no participamos del taller como representantes de ninguna organización sino de manera personal. Quizá llegamos con una idea y salimos con esa idea enriquecida o transformada. El método del consenso es la búsqueda de acuerdos que se logran con el debate democrático y no así imposiciones que solo consiguen dividir al movimiento de mujeres.
Para todas el Encuentro es una verdadera escuela, y volvemos a nuestras organizaciones o lugares de trabajo, a nuestras familias, a nuestros barrios, con nuevos conocimientos para organizar la lucha por transformar nuestra realidad.
Hoy al gobierno de los K, como a los anteriores, a los intereses imperialistas, a terratenientes y sectores reaccionarios de la Iglesia, etc. les preocupa su vigencia, su convocatoria, su desarrollo y su masividad. Estos sectores son los que durante 23 años han intentado con distintas maniobras de provocación hacerlos desaparecer. Defender el "espíritu" del Encuentro es enfrentarlos y quienes juegan a modificar o fracturar su funcionamiento, los benefician.

Nos preparamos para grandes batallas
Sigue prendida la brasa que se encendió con el Argentinazo del 2001. Las mujeres y sus Encuentros fueron parte de ese proceso y hoy en medio de este complejo momento político y económico, los defenderemos como herramienta de unidad. Nos oponemos a cualquier intento golpista o autogolpista, pues solo serán recambios entre distintos sectores de las clases dominantes y no cambiará el destino del pueblo y sus mujeres. La lucha la desarrollaremos en la calle, en las fábricas, en el campo, en los colegios y universidades, en los barrios y en todos los lugares donde haya injusticias, porque hay buenas condiciones para abrirle más la mano al gobierno y terciar en la crisis política en curso.