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27 de octubre de 2021

La columna vertebral del movimiento de mujeres de Argentina

El Encuentro Nacional de Mujeres es de todas

Los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM), son la columna vertebral del movimiento de mujeres de Argentina, únicos en el mundo. Son una herramienta extraordinaria en donde las mujeres de nuestro país nos encontramos todos los años para escucharnos e intercambiar experiencias. Es un movimiento atravesado por diferencias de clase, razas, etnias, sexualidades, religiones y/o creencias y que busca articularlas en proyectos comunes y diversos.

La pandemia ha impedido, hasta ahora, que protagonicemos el 35 Encuentro de San Luis.

Los encuentros no tienen dueñas/os. Las mujeres nos apropiamos de este espacio; lo defendemos porque los encuentros han ganado nuestros corazones.

Su funcionamiento horizontal y democrático, hace que la experiencia de vida y de lucha de todas pueda ser compartida colectivamente. Vemos que lo que le pasa a una, nos pasa a muchas, que no estamos solas. Es una gran escuela, en donde todas aprendemos de todas. Los talleres son el corazón de los Encuentros. En ellos, lo principal es que circule la palabra.

Fue un gran acierto de las compañeras de la primera Comisión Organizadora definir que todas participamos de manera individual sin representar a nadie, esto es que no vamos como delegadas ni representamos a partidos políticos, sindicatos u otras organizaciones, etc., etc.

Es un encuentro de mujeres, no de organizaciones, lo que permite la horizontalidad y la más amplia democracia en los talleres; donde compartimos las alegrías y los sufrimientos de todas;  y el funcionamiento por consenso (la búsqueda de puntos comunes, la aceptación de distintas ideas, propuestas, experiencias). Es importante también señalar que por todo ello no se vota, porque no hay ni plan de lucha que deba ser aprobado en un Encuentro, ni resolución única y/o mayoritaria, borrando otras posturas. Por el contrario es importantísimo permitir que se expresen todas,

Los Encuentros crecieron, de pequeño 1.000 mujeres en el Primer Encuentro (Capital Federal 1986) a 200.000 mujeres en el último (La Plata 2019). En un ida y vuelta, en donde los distintos movimientos se nutren de los ENM y viceversa; el “Ni una menos” y la “marea verde”, son claros ejemplos de ello, que masificaron de manera exponencial a  los ENM y al movimiento de mujeres de Argentina.

Así, a lo largo de estos 34 ENM, los Encuentros han adquirido por su carácter autónomo, plural, federal, autosostenido, democrático, autoconvocado y horizontal, un crecimiento impresionante y esto trae aparejado, sin lugar a dudas, la agudización de la disputa. La masividad y auge del movimiento de mujeres se tornan cada vez  más peligrosos para las clases dominantes en la Argentina y los sectores más reaccionarios; es por esto que desde hace un tiempo estos sectores pretenden cooptar, dirigirlo y/o  destruirlo.

Tal es así que desde hace unos años existen algunos grupos que pretenden poner en discusión el cambio de nombre del Encuentro Nacional de Mujeres por «Encuentro Plurinacional de lesbianas, trans, travestis, bisexuales y no binaries» que de fondo nada tiene de inclusivo sino que deja de lado el movimiento de mujeres desde el cual se fueron construyendo los ENM. Borra todo el proceso de construcción de los ENM. Está claro que esta propuesta arrasa con la democracia, la pluralidad y la historia del movimiento de mujeres.

Lo que parece ser algo que amplía, como incorporar al nombre distintas identidades de género, en realidad sectoriza y ayuda a la confusión mezclando género, sexos y sexualidad. Meter todo en la misma bolsa, no sólo genera confusión sino que divide, no amplia y abre la puerta a la participación de masculinidades y varones en el Encuentro.

Usan la simpatía de nuestro pueblo con la lucha de los pueblos y naciones originarias como así también la necesaria unidad que las mujeres tenemos con distintas identidades de género y el colectivo  LGBTIQ+.

Por lo tanto es justo defender la hegemonía de las mujeres en los Encuentros frente a los sectores que pretenden diluir argumentando que las mujeres ostentamos privilegios. Quieren quitar de un plumazo la riqueza de la historia de estos 34 años, negando la doble opresión que padecemos las mujeres en la lucha por nuestra liberación y que permitió que palabras como patriarcado y opresión sean de uso cotidiano y masivo. Los ENM no sólo crecieron cuantitativamente sino también en calidad

Es importante resaltar que travestis y trans vienen participando desde hace mucho tiempo atrás en los ENM, y que el Encuentro ha sido un espacio, para poder avanzar en sus luchas abriendo talleres específicos, más allá de la libertad de participar en cualquiera de las temáticas que integran la riqueza de los temarios de los ENM.

Por otra parte, las personas LGBTTIQ+ sufren como nosotras los embates de la derecha y la ultraderecha mundial, por lo cual necesitamos reforzar las alianzas históricas que nos han unido, sin ocultar nuestras diferencias y debatirlas, como siempre lo hemos hecho. Reconocemos que también han construido su propio movimiento durante años, y como en toda alianza exige reconocer la mutua independencia, así como los espacios propios.

Al mismo tiempo acordaríamos con la propuesta de incluir como un pilar más, el de plurinacional, que debería ser debatido y aprobado por nuestro próximo ENM -esta propuesta la realizaron las compañeras originarias en el Encuentro de Trelew 2017-

Por todo esto sostenemos la vigencia de los Encuentros Nacionales de Mujeres, autónomos, autoconvocados, plurales, autofinanciados, democráticos y federales, manteniendo la continuidad histórica y política de su nombre.

Escribe María Rosario

Hoy N° 1887 27/10/2021