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03 de septiembre de 2020

El espejismo de la agroindustria como salida

Reproducimos un informe de Germán Mangione publicado en La Brújula de la Semana en el Día de la Industria

El recientemente creado Concejo Agroindustrial Argentino recorre desde hace 2 meses todas las oficinas oficiales y de cada funcionario o mandatario que esté dispuesto a escucharlos. El lobby de la agroindustria, los exportadores y los dueños de la tierra exhiben un plan para la Argentina pos pandemia que tiene como atractivo dos temas centrales: ingreso de dólares y generación de empleo.

Para lograr este cometido piden que antes de fin de año se sancionen algunas leyes a medida y que se profundice el modelo agroexportador que el país viene desarrollando desde hace décadas. Según explican, con menos impuestos e inversiones estatales en el sector para mejorar la rentabilidad, el agregado de valor a la producción primaria hará el resto.

Sin embargo los números del comercio exterior del  primer semestre de este pandémico 2020 parecen mostrar que la actividad va en otro sentido, y los resultados prometidos se tornan difíciles de visualizar.

La actividad agroindustrial, decretada esencial desde el comienzo de la cuarentena, fue una de las pocas actividades económicas que siguieron funcionando casi con normalidad desde el comienzo de la cuarentena.

Eso puede apreciarse cuando se observa que las exportaciones de origen agroindustrial representaron el 73% del total exportado por el país durante el primer semestre y sumaron ventas por u$s 19.993 millones, con una insignificante caída (si se tiene en cuenta el resto de la actividad económica) de apenas 0,6% (u$s 122 millones) respecto al nivel alcanzado en el mismo período del año anterior.  Hasta ahí, el plan de profundizar ese camino pareciera perfecto.

 

¿Más ingreso de dólares y más empleo?

Cuando se analizan por ejemplo los números del Instituto Provincial de Estadística y Censos (Ipec) sobre exportaciones semestrales de Santa Fe aparece un dato revelador.

Los envíos de productos primarios santafesinos mostraron una suba del 20,2% durante estos 6 meses, mientras que los envíos de manufacturas agropecuarias e industriales y de combustibles y energía marcaron un descenso. Reprimarización al galope.

El monto de las exportaciones de Productos Primarios en el período analizado fue de U$S 1.025,6 millones, 20,2% más que en el mismo período de 2019. Las cantidades medidas en toneladas se incrementaron 22,4%, acompañado por una disminución en los precios de 1,8%.

Exportamos más materia prima sin procesar y a un precio menor. Menos industrialización, por ende menos empleo. Y por si fuera poco, menos dólares.

Los números de la “industria del agro”, a diferencia de la venta de materia prima sin procesar, van en caída. En el primer semestre de 2020 las ventas externas de Manufacturas de Origen Agropecuario totalizaron U$S 3.911,1 millones, y mostraron una reducción de 23,2% en relación al mismo período del año anterior. En términos de toneladas, las exportaciones disminuyeron 28,4%, y los precios medios aumentaron 7,3%.

Un dato que se corrobora cuando analizamos los números del procesamiento acumulado en lo que va de la última campaña sojera. Lo que procesa la industria, con trabajo local, en julio cayó un 21,3% con respecto al 2019, alcanzando el segundo menor valor de los últimos siete años, en tanto que la exportación de poroto resulta la más alta en cuatro campañas, según un estudio publicado por Alberto Lugones y Emilce Terré en el semanario económico de la Bolsa de Comercio de Rosario.

En el primer semestre de 2020 el nivel de industrialización de soja en Santa Fe presentó una baja de -3,8% interanual, totalizando un volumen procesado de 16,8 millones de toneladas. Por su parte, la elaboración de aceite de soja que en seis meses alcanzó a 3,3 millones de toneladas, representando una merma de -2,5% frente al mismo período de 2019. El nivel actual de actividad sectorial es el menor de los últimos cinco años. Tanto en valor como en volumen, las exportaciones con origen Santa Fe de ambos principales productos del complejo soja mostraron en el primer cuatrimestre de 2020 importantes bajas.

Y si los números de la agroindustria son preocupantes, los de la industria en general son catastróficos. Se registraron exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial por un monto de U$S 526,0 millones, 42,6% menos que en igual período del año 2019. Los volúmenes exportados registraron una disminución de 37,0%, acompañado por una variación interanual de precios negativa de 8,9%.

Según el último informe de la Unión Industrial de Santa Fe la producción industrial en la región centro y norte de la Provincia de Santa Fe registró en el segundo trimestre de 2020 una pronunciada caída de -22,4% interanual. Más allá del obvio impacto de la pandemia estos datos se dan tras dos años de importantes retrocesos de actividad fabril (-3,9% en 2018 y -4,5% en 2019).

 

De la mano de China

El proceso de reprimarización de la producción que vive el país va de la mano con la concentración de las ventas hacía China (el principal socio que tienen hoy el país en el rubro), y de la caída de los precios. Menos destinos, y menos dólares.

Durante el primer semestre, diez países, sobre 156 destinos, concentraron el 66% de las exportaciones agroindustriales y el principal mercado fue el de China, con u$s2.649 millones, el 13% del total: el gigante asiático registró un alza del 20% en las ventas argentinas.

China también se destacó entre los principales mercados de las exportaciones no tradicionales y de economías regionales, con 24% del total en: carne bovina (u$s 850,9 millones), pesca (u$s243 millones), carne aviar (u$s81,4 millones), forestales (u$s 38,4 millones) y aceite de maní (u$s33,9 millones).

En algunos rubros como el de la carne de vaca, la concentración de la demanda y la caída del ingreso de divisas son incluso más claras.  El precio promedio de exportación de carne de julio del año 2020 fue un 23,0% inferior al observado a lo largo del séptimo mes del año 2019.

En volumen, la expansión interanual fue del +20,9% pero con precios más bajos que redundaron en una menor facturación. China se llevó más carne argentina pero pagó menos.

Los cantos de las sirenas de la promesa agroindustrial seguramente afirmarán que con caída y todo la balanza comercial sigue a favor del país, con lo que muchos dólares no se irán, aunque entren menos. Suelen omitir que esa balanza positiva se da al costo de que la industria en general esta parada por la caída de la actividad y el consumo.

 

Sale sin procesar, entra manufacturado

Mientras tanto, mientras exportamos cada vez más materia prima sin valor agregado, crecen las importaciones de productos manufacturados. Según el IPEC las importaciones por aduanas de la provincia de Santa Fe tuvieron que ver principalmente con esos productos, que remplazan la producción nacional.

Salvo en la Aduana de San Lorenzo donde la principal sección de importación es Productos del reino vegetal, compuesto principalmente de porotos de soja traído de Paraguay y Brasil para mejorar el valor proteico de la harina y el aceite procesados acá, en el resto de las aduanas el fenómeno es evidente.

La principal sección de importación de la Aduana de Rosario es Máquinas y aparatos, material eléctrico y sus partes, aparatos de grabación o de reproducción de sonido e imágenes, en la Aduana de Villa Constitución se destaca aglomerados de hierro por proceso de palletización, en la sección de Productos minerales, y motocicletas con motor de émbolo alternativo de cilindrada <= a 125 cm3 y > a 50 cm3, en la sección Material de transporte. La sección de importación de mayores valores en la Aduana de Santa Fe, es Máquinas y aparatos, material eléctrico y sus partes, aparatos de grabación o de reproducción de sonido e imágenes, siendo el principal producto máquinas y aparatos para empaquetar o embalar mercancías. Siguió en importancia la sección Metales comunes y manufacturas de estos metales, cuyo principal producto fue construcciones y sus partes de fundición, hierro o acero. En la Aduana de Rafaela se destaca partes de bombas, en la sección Máquinas y aparatos, material eléctrico y sus partes, aparatos de grabación o de reproducción de sonido e imágenes, y partes y accesorios para bicicleta, en la sección Material de transporte.

 

Espejitos industriales de colores

“Es importante tener conciencia de que tenemos que promover exportaciones”, afirmaba el canciller argentino Felipe Solá en la apertura de la 17° edición del Council of the Americas, titulado «Argentina: perspectivas económicas y políticas».

Solá, que recibió esta semana un revés al acuerdo de instalación de las mega granjas de cerdos para China de las cuales es su principal promotor, y debió aplazar el acuerdo hasta noviembre por las protestas ambientales que generó, aseguró que “dentro de la estrategia exportadora argentina lo originado en nuestra producción agropecuaria es importantísimo, y tiene valor agregado en tecnología”.

El planteo del canciller está en sintonía con el plan del Concejo Agroindustrial Argentino y el lobby agroexportador que sigue prometiendo que por el camino de profundizar el modelo productivo vigente llegarán los dólares y el trabajo.

Mientras todavía no está claro por dónde es la salida del país a la crisis que amenaza con profundizarse a medida que se mantiene la pandemia y las medidas sanitarias, los números de la economía argentina y su comercio exterior dan cuenta que la cosa no es por ahí.

Y que sería cuanto menos ingenuo pensar que yendo por el mismo camino que en las últimas décadas solo enriqueció a los sectores concentrados de la comercialización y a los dueños de la tierra, ahora…dará otro resultado.