La provincia de Buenos Aires es la más extensa y más poblada del país. Es la que con el trabajo de sus obreros y campesinos más aporta a los impuestos nacionales y es la que menos coparticipación de esos impuestos recibe (tiene 38% de la población del país, y recibe menos del 20% de la coparticipación).
La situación fiscal de la provincia se ha agravado con el kirchnerismo, pues la compensación que había logrado en 1995, con el entonces llamado Fondo del Conurbano Bonaerense, se siguió manteniendo en la misma cifra de 650 millones de pesos anuales pese a toda la inflación ocurrida desde entonces: en 1995 representaba 10% de la recaudación del Impuesto a las Ganancias, de donde sale la plata, y hoy ese porcentaje es de sólo 1,5%.
Según cálculos privados, en 2007 se sacaron de la provincia $ 80 mil millones en impuestos nacionales, volviendo para su manejo solo 10.200 millones (Clarín, 9/2/08).
En abril de 2003, en campaña por la Presidencia, Néstor Kirchner prometió reintegrarle a la provincia los 8 puntos de la coparticipación que, decía, había perdido durante la gobernación del radical Alejandro Armendáriz y que esos fondos los pondría, íntegramente, la nación. Lo mismo volvió a repetir, sin tantas precisiones en 2005, en apoyo a la candidatura de Cristina Kirchner para senadora nacional por la provincia.
Está clara la mentira kirchnerista, que mantiene el ahogo de la provincia para poder controlar a su gobierno. También está claro el manejo que hace de los fondos que así consigue, para “relacionarse” directamente con los intendentes mandándoles fondos para obras de infraestructura, a cambio de la “lealtad” y los “retornos”, que de otra manera quedarían en manos del gobernador de la provincia. Son partidas relativamente chicas –entre 16 y 20 millones cada una–, pero que alcanzan para comprar voluntades y, en el conjunto, suman cuantiosas cifras “para la Corona”, como se decía en épocas del menemismo.
Frente a esto, ¿qué hacen los gobernadores? ¿Qué hizo Solá y qué hace Scioli, que dicen representar los intereses de la provincia? Evidentemente no los intereses de su pueblo, porque si no reclaman una más equitativa coparticipación ni utilizan su propia capacidad recaudatoria, como por ejemplo la contribución territorial a los grandes terratenientes, no hay fondos ni para cubrir las necesidades salariales de docentes y empleados públicos, ni para mejorar el crecientemente calamitoso estado de las escuelas y hospitales. Es que el “perfil propio” termina reduciéndose a “aparecer diferentes”, como gerentes “más eficientes” de los grandes terratenientes y monopolios en la provincia. Pueden cuestionar el “modelo de sojización dependiente”, pero como lo hacen en interés de otros sectores de las mismas clases dominantes, tienen que hacerlo “sin sacar los pies del plato”, sin hacer nada que pueda afectar a esos sectores. Por lo que terminan aceptando que sea el gobierno nacional el que determine las obras y se maneje directamente con los intendentes, etc., quedando “prisioneros” del kirchnerismo y buscando “financiamientos” que de otra manera no serían necesarios.
Así se supo que Daniel Scioli ha empezado a sondear este tema con banqueros locales. Consiste en emitir un bono por 2.000 millones de pesos, o su equivalente en dólares, que intentaría colocar entre inversores de aquí y del exterior. Lo que frente a la crisis internacional no solo es difícil sino que también puede representar una carga usuraria enorme para el futuro de los bonaerenses. No es otra cosa que lo que hizo Solá en noviembre de 2006, cuando comprometió a la provincia en los mercados internacionales con bonos por 475 millones de dólares. En un contexto más benigno que el actual, debió pagar 9,375 % anual en dólares.
Cargando ese precio al pueblo bonaerense, que lo está y seguirá pagando, Felipe Solá terminó profundizando la dependencia de la provincia del dinero que maneja el kirchnerismo, cada vez más atado a “sus favores” y teniendo que devolver otros mayores, lo que no bastó para terminar rebajado a “diputado raso”.
No otro destino pueden tener las pretensiones de un “perfil propio” de Daniel Scioli, si su política es hacerlo a costa del pueblo y de la provincia de Buenos Aires, dentro del “modelo kirchnerista”, como un “fiel soldado del proyecto de Cristina” (en lo que le sirva al sector de grandes terratenientes y monopolios imperialistas, de los que él quiere ser “ejemplar” gerenciador).
02 de octubre de 2010