Muchos amigos con los que compartimos las luchas contra el gobierno de Milei, y las gravísimas consecuencias que tienen sus políticas en la vida cotidiana de la mayoría del pueblo, suelen decir que “Cuando el Estado se ausenta o se retira”, crecen el hambre, el narcotráfico, las enfermedades y las emergencias en los barrios populares.
¿Es verdad que “El Estado” se retira? Porque al mismo tiempo que con esta política se cierran programas gubernamentales contra las adicciones, se desfinancia la salud y la educación pública, se paraliza la obra pública y se desmantelan programas contra la violencia de género, entre otras cosas, crece la presencia policial y de las fuerzas represivas, y se gastan miles de millones de pesos en armamento, vehículos, cárceles, cámaras y todo tipo de tecnología para el control social de las mayorías y para reprimir las luchas obreras y populares.
¿No será que el Estado es cómplice del agravamiento de los males de las mayorías?
¿Qué es el Estado?
Acá llegamos al punto: ¿qué es el Estado? Para las y los marxistas, el Estado es un aparato de dominación de unas clases sobre otras. La institución que llamamos Estado surgió hace miles de años, cuando las sociedades se dividieron en clases contrapuestas.
Esta institución desde sus inicios tuvo un rasgo esencial, que los Estados actuales conservan y que todos los gobernantes llaman “el monopolio de la fuerza pública”. Es decir, las instituciones armadas (desde las Fuerzas Armadas a las distintas fuerzas represivas, como las policías, la gendarmería, la prefectura, etc.). Una fuerza especial, separada de la sociedad y dotada de medios para ejercer la violencia y la opresión sobre los demás miembros de la sociedad, que está dividida en clases irreconciliables.
En cada momento histórico ha habido distintos Estados, que cambiaron con el correr de los siglos. Aunque no vamos a hacer esta historia acá, podemos recordar que fue Federico Engels, el compañero de Marx, el que analizó cómo surgió el Estado, cuando la división en clases hizo que una clase pasara a cumular riquezas, a expensas de otras que la producían: “faltaba una institución que no sólo perpetuase la naciente división de la sociedad en clases, sino también el derecho de la clase poseedora de explotar a la no poseedora y el dominio de la primera sobre la segunda. Y esa institución nació. Se inventó el Estado” (Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado).
Este Estado es cómplice de los narcos, los corruptos y los ladrones
Pasó mucha agua bajo el puente desde esas sociedades analizadas por Engels. En nuestro país, hoy, en el 2025, vemos todos los días múltiples manifestaciones de la lucha de clases y de la vigencia de un Estado que es el que surgió con el triunfo de los sectores oligárquicos y de burguesía intermediaria a fines del siglo 19, que se subordinaron a las potencias imperialistas más importantes en cada momento. Han cambiado los gobiernos, pero este Estado se mantiene.
Es un Estado que está cada vez más podrido y corrupto, como vemos todos los días en las denuncias que involucran a Milei y sus funcionarios. Es mentira que Milei quiere ser el “topo que destruye el Estado”. Al contrario, refuerza y usa el aparato del Estado en su beneficio.
La corrupción en el Estado está metida profundamente en las estructuras de las fuerzas represivas y en el aparato judicial, que tienen negocios con tal o cual banda de narcotraficantes, tratantes de personas, ladrones de todo tipo, proxenetas, etc.
Siempre hemos luchado por la implementación de políticas públicas que aseguren derechos para las grandes masas, y frente al nefasto gobierno de Milei somos parte de los que los venimos enfrentando desde el comienzo, y vamos a profundizar la pelea para derrotarlo y ganar todos los derechos y conquistas por los que nuestra clase obrera y nuestro pueblo vienen peleando desde hace décadas. Pero sabemos que, para resolver los problemas de fondo de nuestra patria, esto no va a alcanzar.
Porque tenemos un Estado oligárquico-imperialista que hay que destruir por un camino revolucionario, un Estado que mantiene su esencia a pesar de los distintos gobiernos que hemos tenido.
Por eso peleamos para que las masas protagonicen un camino revolucionario para terminar con la dependencia del imperialismo y el latifundio, para construir otro Estado, al servicio de las y los trabajadores y el pueblo.
Por eso no es que el Estado “está ausente” o “se retira”. Este Estado es cómplice de que nuestros chicos y mayores pasen cada vez más hambre, que los narcos se roben el futuro de nuestras y nuestros jóvenes, o que vuelvan enfermedades erradicadas como la tuberculosis o la fiebre amarilla.
En la lucha cotidiana por salud, educación, tierra, techo, trabajo, soberanía y derechos para todas y todos los que habitamos este suelo no nos hacemos ilusiones con “democratizar el Estado”. Peleamos por hacer posible lo necesario, porque no hay otra manera de terminar con todas las lacras a las que nos pretenden condenar Milei y los poderosos sectores de acá y de afuera que lo sostienen.
Escribe Germán Vidal
hoy N° 2083 29/10/2025
