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22 de febrero de 2012


El “Flaco” Spinetta

Hoy 1407 / Un gran músico y poeta

La muerte del Flaco Spinetta, a muchos de los que andamos por los cincuenta nos pegó en la “línea de flotación”, porque su música y su poesía marcó a toda esa generación. Artista original, con sus contradicciones y debilidades, es para algunos, “el mejor músico y poeta del rock argentino”.

La muerte del Flaco Spinetta, a muchos de los que andamos por los cincuenta nos pegó en la “línea de flotación”, porque su música y su poesía marcó a toda esa generación. Artista original, con sus contradicciones y debilidades, es para algunos, “el mejor músico y poeta del rock argentino”.
Compositor desde muy joven, algunas de sus letras ya son patrimonio del conjunto del pueblo, como Muchacha ojos de papel, Ana no duerme, Laura va, Plegaria para un niño dormido, Rutas argentinas, entre tantas otras. En todas se puede ver a un artista siempre fiel a sus convicciones, aunque fue virando a un lenguaje menos popular, y en los últimos años musicalmente más emparentado con el jazz. Definido por algunos como el Rimbaud del rock nacional por el tono surrealista de la mayoría de su obra, Luis Alberto Spinetta fue parte de una generación bisagra dentro de la oleada de cuestionamiento a la sociedad burguesa y la opresión imperialista de fines de los años 60.
En esos años de gran convulsión política y de ascenso revolucionario, Spinetta, tras un brevísimo paso por una organización cercana a los montoneros, siempre se mantuvo con escepticismo respecto a una salida revolucionaria. Su aporte, más allá de que fuera consciente de ello, estuvo en que fue parte de los artistas que, en el plano de la cultura, ayudaron a la ruptura de miles de jóvenes con lo que les querían imponer las clases dominantes.
Lo que se ha dado en llamar “rock nacional”, del que Spinetta es uno de sus principales exponentes en sus inicios, es un movimiento cultural que enfrentó la moralina pacata de muchos de los cantantes “de moda”, que predicaban un mundo de “madres buenas” y “novias blancas y radiantes”, y llegó a miles de jóvenes (en las escuelas, en los barrios, en los trabajos), ampliando su horizonte sonoro, imprimiendo ese sello propio que también le dieron Charly García, o Pappo, entre otros.
Este movimiento musical es contemporáneo del Che, el Mayo Francés, la Revolución Cultural, Vietnam, y más en nuestras tierras, el Cordobazo, al que Spinetta le cantó con sus simbolismos. Aunque sus puntos de contacto con estos movimientos fueron desiguales, esporádicos, colaboró en desarrollar una cultura propia, urbana, que junto al movimiento del folclore de comienzos de la década del 60, renovó la música popular argentina. Supo participar del recital solidario por Malvinas realizado en plena guerra, en el ‘82, y se mantuvo, en lo esencial por fuera de las imposiciones del mercado discográfico.
Esa veta individualista tan común en una gran corriente de intelectuales, y a la que muchas veces las organizaciones revolucionarias les cuesta “encontrarle la vuelta”, llevó al Flaco a ilusionarse en algunos políticos burgueses, primero con Alfonsín, y así terminó sentado en el sillón de Rivadavia posando con Néstor Kirchner, si bien se cuidó de no participar de la corte de adulones K que vemos a diario.
Una amiga de esta generación dice que  “Spinetta es el exponente principal de un movimiento que le dio una puñalada mortal a todo un sistema de ideas (para ser gráficos, las películas de Doris Day). Nuestra generación creció discutiendo sobre la virginidad antes del matrimonio, que había que conseguir novio con auto, casarse con todo comprado y tener vacaciones en Mar del Plata. Leíamos la revista Antena y Radiolandia. Veíamos Música en Libertad, etc. Nunca más fue así. A partir de nuestra generación miles y miles de jóvenes escuchan lo mismo que escuchamos nosotros (Almendra y Sui Generis se escucha mucho más ahora que cuando escuchábamos nosotros) y encuentran una y otra vez el mismo mundo mágico. Lamentablemente, dictadura, 90´s y etc. volvieron a imponer nuevamente varios de los principios conservadores, pero hay cosas que no tienen vuelta”.
Esto es, entendemos, lo fundamental del aporte de Spinetta, y por lo que tantos miles de argentinos de varias generaciones lamentamos su fallecimiento. Nos quedan sus canciones.