El gobierno de CFK acordó con los EEUU el desarrollo de Vaca Muerta y puso a Miguel Galuccio al frente de YPF. Inmediatamente, establecieron un acuerdo con Chevron para el petróleo y otro con la Dow Chemical para el gas.
El propio diario La Nación publicó en su momento: “El gigante petrolero norteamericano Chevron condicionó la firma del acuerdo con YPF, para invertir en el yacimiento Vaca Muerta, la reforma de leyes federales y provinciales, y a la aprobación de nuevas normas. Y esas modificaciones debían resultar de su «entera satisfacción» para que comenzara a traer capitales a la Argentina, según consta en documentos que firmaron las petroleras cuyas copias obtuvo La Nación”.
Los planteos de Chevron resultaron efectivos: las «condiciones suspensivas» o «precedentes» que delineó en las negociaciones con YPF terminaron incorporadas en un decreto y en una ley neuquina, en un decreto presidencial y en la flamante ley de hidrocarburos que aprobó el Congreso con el objetivo de alcanzar la soberanía energética. Pero fuentes de la empresa señalaron que las normativas no generan derechos exclusivos para Chevron, sino que crean el marco necesario para estas y futuras inversiones en exploración petrolera.
“Las condiciones de Chevron, vertidas en documentos identificados como «estrictamente confidenciales», se centran en el tiempo y las características para las concesiones, los topes máximos a las regalías que podrían cobrarle las provincias y una estabilidad tributaria absoluta para la petrolera y sus subsidiarias.
Chevron también exigió una garantía de que podrá enviar dividendos al exterior, así como fijar la jurisdicción extranjera para dirimir cualquier disputa con YPF, en la que el Estado argentino controla el 51%, pero es por ley una Sociedad Anónima.
“Además, el acuerdo estableció una serie de garantías amplias que debía asumir la petrolera argentina ante posibles reclamos de terceros. Los términos de la negociación surgen de tres documentos, redactados en inglés y categorizados «estrictamente confidenciales», que ambas petroleras firmaron a mediados de 2013 y cuyas copias obtuvo La Nación. Son los identificados como «Carta Acuerdo», «Garantía» y «Términos y Condiciones del Proyecto de Inversión para Exploración». La Nación 9 de noviembre 2014.
De este modo, queda claro cómo, desde EEUU, los grandes monopolios imponen sus condiciones y redactan las normas que, luego de una traducción al castellano, aprueban las instituciones de nuestro país. Cabe recordar también que la aprobación de la “ley Chevron” en la legislatura neuquina fue impuesta con una feroz represión policial a la gran movilización popular en contra del saqueo. Esta represión dejó varios detenidos, heridos de bala de goma, y un herido de bala de plomo. Así, a sangre y fuego se sentaron las bases legales que le brindaron “seguridad jurídica” al saqueo de Vaca Muerta.
Por otro lado, para el acuerdo y el desarrollo del yacimiento Loma Campana (entre YPF y Chevron) se formaron dos empresas off shore: “Holdings Uruguay” y “Holdings Bermuda”. Como resulta evidente se utilizaron paraísos fiscales para hacer las remisiones de dólares, desde y hacia YPF.
Además, debe decirse que el acuerdo firmado entre YPF y Chevron fue secreto, es decir, se negaron a dar a conocer los términos del mismo al Senado de la Nación y cuando finalmente lo entregaron (por orden de la Corte Suprema de Justicia) había partes del documento que habían sido tachadas.
Más que oportuno recordar una frase del General Enrique Mosconi: “Capitales que pretendan condiciones especiales, exigiendo un tratamiento de excepción que algunas veces no ha de poder acordarse a los del país, no favorecen a la Nación; capitales que aspiren al dominio económico, que tengan el hábito de tomar injerencias políticas en los países que operan, que empleen por sistema procedimientos y normas inmorales, que pretendan no ser regidos por las leyes en que se basa nuestra soberanía, deben ser rechazados, porque esos capitales, llevan en sí gérmenes de futuras dificultades y perturbaciones internas y externas.” Enrique Mosconi. El Petróleo Argentino 1922-1930.
Así, la política de Galuccio en YPF fue desarrollar conocimientos de la formación geológica Vaca Muerta, el desarrollo tecnológico, etc., endeudando a YPF e invirtiendo en la producción y desarrollo de los recursos no convencionales. De este modo, con una deuda infernal, YPF pagó la curva de aprendizaje para hacer rentable y productiva la formación Vaca Muerta.
Siete años después, se han encontrado y desarrollado la tecnología y los métodos para hacer que la formación argentina esté en productividad y rentabilidad, a la altura de las formaciones no convencionales de EEUU como Permean. Esto también se logró sobre la base de una superexplotación de los trabajadores petroleros, un brutal ajuste sobre las contratistas locales, un trágico contraste entre récord de producción y desocupación, y por último, sobre la base de pueblos totalmente desbordados en su infraestructura como Añelo y Rincón de los Sauces.
A través de acuerdos con YPF, concesiones de yacimientos, y del manejo casi absoluto de la tecnología, equipos y herramientas por parte de empresas con sede en EEUU, los yanquis son los que hegemonizan la producción de petróleo y gas en Vaca Muerta.
Estos monopolios se adueñan de nuestro recurso estratégico, y se posicionan en la 2° reserva mundial de gas de esquisto, y en la 4° reserva mundial de Shale Oil, que representa Vaca Muerta. Esto ha sido posible por la política de los distintos gobiernos quienes les han allanado el camino para esta situación.
La hegemonía yanqui está en disputa con otros monopolios como Techint (Paolo Rocca), Shell (anglo- holandesa), PAE, Wistershal (alemanes), Total (franceses) o la recién llegada Gazprom (el gigante ruso) que está negociando una asociación con Pampa Energía.
Estos pulpos se paran sobre nuestros recursos e imponen los precios, las condiciones laborales y el ritmo del saqueo controlando un recurso estratégico para nuestro país como lo es la energía.
Hoy N° 1883 29/09/2021