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11 de noviembre de 2010


El gobierno alfonsinista

Documentos del PCR / tomo 6

Con el triun­fo de Alfonsín en las elec­cio­nes pros­crip­ti­vas del 30 de octu­bre de 1983 y su asun­ción al gobier­no, se creó una situa­ción com­ple­ja. El gobier­no radi­cal fue un gobier­no hete­ro­gé­neo, en el que pre­do­mi­na­ron los repre­sen­tan­tes de inte­re­ses terra­te­nien­tes, de gran bur­gue­sía inter­me­dia­ria y del impe­ria­lis­mo, espe­cial­men­te los vin­cu­la­dos al socia­lim­pe­ria­lis­mo ruso y a la social­de­mo­cra­cia euro­pea, sec­to­res que habían sido los prin­ci­pa­les bene­fi­cia­rios del perío­do dic­ta­to­rial. La línea prin­ci­pal de ese gobier­no fue pro­te­rra­te­nien­te, pro­mo­no­po­lis­ta y proim­per­ta­lis­ta, y no expre­só los inte­re­ses de la bur­gue­sía nacio­nal.
El resul­ta­do elec­to­ral del 30 de octu­bre gol­peó el pro­ce­so de ascen­so del movi­mien­to de masas. Luego, len­ta­men­te, las masas fue­ron retor­nan­do el cami­no de orga­ni­za­ción de los cuer­pos de dele­ga­dos y comi­sio­nes inter­nas, desde abajo. Los obre­ros de Ford estu­vie­ron en la avan­za­da de ese pro­ce­so.
Todo este nuevo ciclo de auge está teñi­do por la san­gría dic­ta­to­rial y el balan­ce que las masas han rea­li­za­do de la misma.
Con 3.500 huel­gas y 13 paros nacio­na­les, la clase obre­ra fue el motor de la lucha popu­lar. La his­tó­ri­ca ocu­pa­ción de la plan­ta por los obre­ros de Ford diri­gi­dos por su comi­sión inter­na y su Cuerpo de Delegados, con pues­ta en mar­cha de la pro­duc­ción, tras­cen­dió lo gre­mial para con­ver­tir­se en lucha polí­ti­ca con­tra el plan de ham­bre de las cla­ses domi­nan­tes. Crecieron las luchas y movi­li­za­cio­nes cam­pe­si­nas en la pampa húme­da y otras regio­nes del país, las movi­li­za­cio­nes de muje­res, estu­dian­ti­les y docen­tes con la his­tó­ri­ca Marcha Blanca. El 13 de octu­bre de 1986 el paro acti­vo con­vo­ca­do por la CGT, los empre­sa­rios y el con­jun­to del pue­blo de Mar del Plata con­tra los acuer­dos pes­que­ros con la URSS, fue la pri­me­ra movi­li­za­ción de masas que enfren­tó la pene­tra­ción del socia­lim­pe­ria­lis­mo en nues­tro país.
En abril de 1987, esti­mu­la­da por la polí­ti­ca alfon­si­nis­ta de hijos y ente­na­dos que bene­fi­cia­ba a la cúpu­la gori­la lanu­ssis­ta, eclo­sio­nó una cri­sis mili­tar que puso en evi­den­cia y pro­fun­di­zó la frac­tu­ra en el Ejército. Asimismo quedó claro para las gran­des masas que Alfonsín no era garan­tía para la defen­sa de las liber­ta­des demo­crá­ti­cas con­quis­ta­das por el pue­blo.
Este hecho, pro­du­ci­do en el tras­fon­do de la cre­cien­te opo­si­ción popu­lar a la polí­ti­ca alfon­si­nis­ta, pro­vo­có un cam­bio brus­co en la situa­ción polí­ti­ca nacio­nal.
Todo lo ante­rior creó las con­di­cio­nes para la pos­te­rior derro­ta elec­to­ral alfon­si­nis­ta.
Desde 1986 nues­tro Partido plan­teó la nece­si­dad de la con­fluen­cia de las luchas obre­ras, cam­pe­si­nas, estu­dian­ti­les y popu­la­res con­tra la polí­ti­ca de ham­bre, entre­ga e impu­ni­dad a los geno­ci­das de la dic­ta­du­ra, y la nece­si­dad de la uni­dad polí­ti­ca de todas las fuer­zas que se le opo­nían. En 1987 las masas cas­ti­gan en las urnas a la polí­ti­ca alfon­si­nis­ta. Esto, y el triun­fo del doc­tor Menem en la inter­na del pero­nis­mo en julio de 1988, abrie­ron una nueva situa­ción polí­ti­ca en la Argentina. La polí­ti­ca de fren­te opo­si­tor plas­mó en el Frente Justicialista de Unidad Popular (alian­za inte­gra­da por once par­ti­dos) y en sus comi­tés de apoyo, en dura lucha por arri­ba y por abajo. El FREJUPO fue el ins­tru­men­to clave para la derro­ta elec­to­ral del alfon­si­nis­mo el 14 de mayo abrien­do así un nuevo perio­do.