El gobierno del FA (Frente Amplio) descarga la crisis sobre la clase obrera y el pueblo con el ajuste fiscal, la rebaja salarial, la devaluación, la inflación y el tarifazo, y la situación de Ancap lo desenmascara aun más.
El gobierno del FA (Frente Amplio) descarga la crisis sobre la clase obrera y el pueblo con el ajuste fiscal, la rebaja salarial, la devaluación, la inflación y el tarifazo, y la situación de Ancap lo desenmascara aun más.
En la sesión del Senado del 17/2, finalmente, se presentaron los informes de los senadores de los partidos de la derecha tradicional, integrantes de la Comisión Investigadora, que abundaron en denuncias muy graves y documentadas, y la defensa de lo actuado, por los integrantes del FA, para quienes “no hubo ilicitudes”. Eso sí, presentando un informe común con “discordia parcial”, concepto hoja de parra, con el que los distintos sectores del oportunismo pretendieron esconder finalmente su crisis interna por las echadas de culpa públicas y durante semanas (entre el FLS de Astori y la 711 de R. F. Sendic) por la “chamboneada”, en que según el ex presidente Mujica (en ejercicio cuando se gestó gran parte de esto) se terminó con un déficit de 800 millones de dólares y un endeudamiento de 1.400 millones de dólares, de la principal empresa pública del país.
Las denuncias van a la Justicia
Se denunciaron graves problemas de gestión e irregularidades (pago de sobreprecios, excesiva financiación en dólares, el caso de intermediación de petróleo ecuatoriano con Trafigura, etc.) sin o con apariencia ilícita (corrupción).
De estas últimas, las declaraciones del senador Pablo Mieres del PI en el semanario Búsqueda del 18/2/16, ubican, primero las “adjudicaciones de equipamiento de las plantas de cal y cemento”, segundo “principalmente la adjudicación directa por transporte de cal” a la empresa Palo Verde” (brasileña), tercero “el contrato con la Armada para la construcción de un remolcador y 2 barcazas” (este se pagó y no se usó pero se pagaron, además, millones de dólares por el alquiler de otro).
En cuarto lugar, considera que no se cumplieron “los trámites de algunas importaciones de petróleo, propano y butano”, en quinto lugar, “la gestión de la publicidad” donde la adjudicación a la agencia La Diez “está caracterizada por notorias irregularidades” y por “ventajas evidentes”. Por último “el acuerdo transaccional con Exor”, empresa que propuso una forma de cancelación anticipada de la deuda con Venezuela, que no fue necesaria y que le costó 3,5 millones de dólares a Ancap. Acá señalamos nosotros, que dicha deuda era por petróleo, a precios, plazos y formas de pago (inclusive canje por productos lácteos, arroz, pollos, etc.) tan solidaria como innovadora por parte del gobierno bolivariano.
Las denuncias son contundentes y las compartimos en general, para defender los intereses nacionales, intentar se vean claramente las responsabilidades, y que el pueblo conozca lo más posible estos hechos.
En defensa de Ancap y todas las empresas públicas
Hay distintas formas de liquidar las empresas públicas, imprescindibles como instrumento para el desarrollo independiente y soberano del país, y entregarlas a la voracidad de los monopolios imperialistas. Una la que plantearon los partidos de la derecha tradicional (con excepciones) en los 90, la privatización directa al estilo Menem y fracasaron; la segunda vía, usada por todos los gobiernos, son las tercerizaciones, desmonopolizaciones parciales o totales; tercero la desinversión, inclusive el cierre (AFE, Pluna). Cuarto, las colaterales bajo derecho privado, quedando fuera de control y las exigencias como ente estatal. Estas colaterales, de 20 en el caso de Ancap, 18 fueron creadas por los gobiernos de los partidos de la derecha tradicional, pero los sucesivos gobiernos seudoprogresistas y proimperialistas del FA, las usaron al máximo siendo estas parte del descalabro actual.
Hay otras formas que también saltan en el caso de Ancap, una, mediante las propias inversiones, tanto las necesarias como la desulfurizadora, las plantas de cemento y cal, la de biocombustibles, como las prescindibles, como sucede en general en este sistema corrupto de explotación, se realizan con sobreprecios, favoreciendo a un monopolio o empresa en contra de los intereses del país. También el despilfarro, como la fiestita de 360.000 dólares, los sueldones y los privilegios de la burguesía burocrática instalada en la dirección de las empresas públicas.
El gobierno del FA ha puesto en marcha las APP (asociación público- privado) y ya tenemos el ejemplo de los parques eólicos, que tienen asegurada la compra de energía eléctrica por parte de UTE, a precios excesivos, lo que es parte del tarifazo en curso.
Estos hechos y las altas tarifas que paga la mayoría del pueblo y la producción nacional, desprestigian las empresas públicas ante el pueblo y debilitan su defensa. Desprestigiarlas para avanzar en su privatización y la lucha en el seno de las clases dominantes, que también se ha agudizado con la crisis económica y en una perspectiva electoral, es lo que está atrás de las denuncias de estos hechos por parte de la derecha tradicional. Decimos esto porque ésta, además de haber impulsado las políticas liquidadoras ya mencionadas durante décadas, es proimperialista a ultranza y hoy plantea aún más desprotección de la industria y el agro nacional, el TISA (que involucraría las empresas públicas) los TLC y la mayor apertura al exterior, y un ajuste fiscal con mayor caída todavía del gasto público y los salarios.
Ya hemos visto cómo este Estado oligárquico-burgués-proimperialista, permite hacer todo esto durante años, luego blindarlo como “lícito”, “de acuerdo a derecho”, etc., vemos también los límites del parlamento y ahora veremos lo que pasa en la Justicia, si se hace algo en serio con los responsables o va a pasar como siempre.
Mientras tanto Astori, que ha dirigido la política económica de los gobiernos del FA, y que por lo tanto es también el principal responsable de la debacle de Ancap, quedó fuera del foco de la crítica de la derecha tradicional, por algo será.
El camino revolucionario a recorrer
A pesar del costo, estos hechos ayudan a desenmascarar al oportunismo y a alumbrar el camino revolucionario, generan mayor conciencia en la clase obrera y el pueblo de la necesidad de un gobierno auténticamente antiimperialista y popular. También de las herramientas imprescindibles, sus agrupaciones clasistas y combativas, que desalojen al oportunismo (cómplice fundamental de todo esto) de las direcciones de los sindicatos y del movimiento social, su partido de clase y un frente antiimperialista y popular, cuyo germen es hoy la Unidad Popular, que sea amplio pero consecuente, lo que solo se ha logrado históricamente sobre la base de la hegemonía del proletariado en el mismo.
¡Adelante! ¡a recorrerlo!