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12 de enero de 2011

El coordinador del Movimiento de Desocupados de la CCC hace un balance del 2010 y plantea las perspectivas inmediatas.

El gobierno esconde el hambre

Hoy 1351 / Entrevista a Juan Carlos Alderete

—La presidenta dijo que éste fue un gran año para la Argentina…
–Gran año para algunos, para los amigos del poder, para los empresarios amigos de ellos. Porque está a la vista, con todas las luchas, de que el crecimiento económico que tuvimos ha sido favorable a un grupo que es cada vez más rico, mientras que los trabajadores y los pobres, son cada vez más pobres. Queda en evidencia el doble discurso que tienen.

—La presidenta dijo que éste fue un gran año para la Argentina…
–Gran año para algunos, para los amigos del poder, para los empresarios amigos de ellos. Porque está a la vista, con todas las luchas, de que el crecimiento económico que tuvimos ha sido favorable a un grupo que es cada vez más rico, mientras que los trabajadores y los pobres, son cada vez más pobres. Queda en evidencia el doble discurso que tienen.
Con muchos elementos, nuestro Partido y la Corriente han orientado -en cada hecho que produce el gobierno- una discusión particular con ese hecho, llenándonos de fundamentos, de razones, sin insultar, para dar vuelta esa mentira que hace permanentemente.

—Uno de los balances que hace el gobierno es que baja la desocupación…
–Otra mentira que dice el gobierno, porque ellos toman en cuenta en la estadística al plan Argentina Trabaja, y todos los programas sociales. Los incorporan como trabajo estable, así bajan la desocupación. Sin embargo, durante el 2010, se han visto despidos en industrias grandes, pequeñas, medianas. No sólo han suspendido sino que han despedido. Los que trabajan, lo hacen con bajos salarios y superexplotación.

—¿Esto se nota en el movimiento de desocupados?
–Algunos que venían haciendo changas o trabajando en negro quedaron desocupados nuevamente. Cuando uno está desesperado, agarra lo que tiene a mano, lo que le ofrecen, no lo que debería ser. Esa desesperación se nota en que por ahí el compañero entra a una fábrica por mil pesos por mes. Después viene la pelea por estabilizarte en tu trabajo y en tu salario. Eso quedó al desnudo con las luchas que dieron en cantidad los compañeros en todo el país.
En el caso del Conurbano, donde han metido el plan Argentina Trabaja, pasar de un plan de $150 o $225 (que son aquellos que están haciendo el curso) a 1.200, es una diferencia. Esto no quiere decir que se solucionó el problema.
Esos compañeros pudieron avanzar a los golpes. Mejorando su casita, a lo mejor cambiando la cocina, comprando una heladera usada más moderna de la que tenían. Pero no cambiaron sus necesidades de comida, de educación, de salud; todo esto, está cada vez más deteriorado. La familia a lo mejor lo que hace es privilegiar cambiar un techo porque se le llueve toda la casa, o arreglar una pared que se le venía abajo.
 Y en el resto del país lo que se ve es la extrema pobreza que hay, porque han surgido nuevos comedores, incluso en el Conurbano, porque no toda la gente recibe Argentina Trabaja. Algunos siguen mandando a los chicos al comedor, algunos grandes también van. Se nota enormemente cómo avanzó el hambre.
 

—¿Y con relación a la Asignación por Hijo?
–Eso también ha ayudado. Pero la Corriente ha sido muy aporreada por el gobierno. Los compañeros te pueden decir el balance el año: las luchas fueron más duras. En un momento podés recibir represión, o podés recibir castigo. Por eso decimos, ha sido aporreada. Pero tenemos un balance político positivo, porque debemos partir de que hemos hecho mucho para que se diera la Asignación. Nosotros decimos que al gobierno le arrancamos la Asignación, le arrancamos el Argentina Trabaja.
Porque en el momento que sale la Asignación por Hijo y el Argentina Trabaja, el Conurbano se prendía fuego, estaba al borde del estallido, entonces tuvieron que apagar el fuego. Eso no quiere decir que lo terminaron de apagar. Inclusive, en el Conurbano tuvieron que reforzar con bolsas de alimentos, con bolsas navideñas. Reforzaron mucho más que en las provincias.
Porque había algunos que decían “si no me das nada, voy a los supermercados”. Vamos a ver qué pasa este mes. Enero es el mes más bravo, mucho más que diciembre. En diciembre hay pagos por adelantado de planes sociales, hay mercadería adelantada. No es que dijeron “te vamos a dar dos bolsas de alimentos para que pases el 24 y el 31”. Adelantaron los alimentos del mes de enero.

—¿Se discute en el movimiento si te dieron o lo arrancaste con la lucha?
–Eso está, es permanente. Acá los compañeros se convencieron de que pusimos el esfuerzo. Se dio batalla en todos los barrios, diciéndole a los compañeros “¿Usted acaso no se movilizó, bajo el sol, la lluvia? Lo consiguió usted compañero. El gobierno tuvo que ceder porque usted lo presionó”.

—Ha salido un guión para la discusión en el movimiento de desocupados que da una batalla muy importante con el tema de reforzar el clasismo, el problema de los punteros.
–Era una tarea atrasada en la Corriente. No es que el clasismo no dio batalla con respecto al tema del caudillismo. El clasismo al que yo me incorporé siempre le dio batalla. El clasismo que dirigió Salamanca siempre dio batalla contra el caudillismo. Pero creo que hubo un atraso, y vamos al encuentro de esta discusión. Que no es la principal pero a partir de ahí se pueden destrabar otros debates. Cuando uno tiene una posición política se puede equivocar, el problema es cuando esas posiciones se hacen teoría. Cuando eso sucede es peligrosísimo, porque ya lo tenés asentado adentro, y entonces predominan otras líneas que no es del clasismo. Es una batalla que hay que darla, que lleva su tiempo.
Todos tenemos que ayudar a que nos ayuden, dar batalla nosotros mismos porque el tema del caudillismo es una cuestión histórica, cultural, de la sociedad. Algunos compañeros decían “hay que dar muerte al caudillo”. Y no, hay que terminar con caudillismo.
A partir de ahí discutimos qué tipo de protagonismo tienen que tener los compañeros, no sólo en la lucha, en la opinión política, en las decisiones. Si uno se transforma en caudillo no hay protagonismo. Uno puede ser “democrático”, convocar a una asamblea, hacer votar, pero eso no es participación… y eso venía sucediendo en la Corriente.

—En una situación política tan complicada como se viene este año, más en un año electoral, y las presiones del gobierno, si no tenés una línea que permita que la gente protagonice…
–Tenemos que ver cómo es el debate del momento político. Ahí vamos al encuentro de por qué los compañeros tienen que opinar, por qué tienen que protagonizar, por qué tienen que decidir los propios compañeros y nosotros escuchar también. Porque si no, prevalece una sola idea. Y cuando prevalece una sola idea, yo me quedo con que el momento político es así. No es un análisis objetivo, es subjetivo. Partís de tu cabeza y punto, y te quedás con eso.
Yo creo que en las Mesas que comenzó a discutirse esto, dieron frutos muy buenos, con ejemplos y enseñanzas enormes de los compañeros. Porque los compañeros tienen un bagaje extraordinario de cosas para dar y aportar, que no dejan de ser una fuente de enseñanza para los que queremos ser dirigentes.

—¿Cómo ves la perspectiva en lo inmediato de este momento político?
–Yo creo que ha sido un muy buen año para la Corriente. Había una decisión política del gobierno de que desaparezca la Corriente. No sólo dividirla, romperla, sino que desaparezca. Una decisión política que gracias al esfuerzo y a la actitud política de los compañeros, de enfrentar todas las situaciones malas, no esperar que nos sigan golpeando sino enfrentar con la lucha, se pudo revertir. El protagonismo de la gente fue lo principal en la lucha, en las decisiones políticas. Tiene una importancia muy grande cuando el compañero opina y es escuchado en su opinión.
Tenemos posibilidades de crecimiento inmediatas. Hay una realidad que el gobierno esconde, que tapa, porque se ve en cada barrio, en cada lugar, que tanto el compañero que ha quedado sin laburo, como el que lo tiene, pasan necesidades, los compañeros que hacen changas están cada vez peor.
El prestigio que ha cobrado la organización ha sido grande. Nos querían dividir y no lo lograron todavía. Ha sido un año que hemos logrado triunfos importantes. Lógicamente, no es que le dimos vuelta la mano y ahora logramos que nos aumentaran los programas sociales, que haya laburo, pero partamos de que los programas sociales iban a desaparecer y no desaparecieron. ¿Por qué no desaparecieron? Justamente porque se dio batalla.
Todos esos especialistas que uno escucha en los medios dicen que vamos a tener un crecimiento económico importante. Queda cada vez más claro que ese crecimiento es para algunos y no para la gente. Pero esto va a depender de lo que suceda en el mundo, nosotros no estamos fuera del mundo. ¿Qué va a pasar si se arma la guerra entre las dos Coreas? La sequía le va a restar al gobierno una parte de las retenciones con la soja, y justo en un año electoral.
Por eso entendemos que va a ser un año de muchas luchas y muchos logros. Y con la posibilidad inmediata de crecimiento, que es lo que tenemos que salir a buscar, ofreciendo el camino que siempre ofrecemos, que peleemos juntos por las necesidades que tenemos.
Si nosotros no crecemos en un lugar tenemos que pensar qué error estamos cometiendo, en primer lugar, no que el error es del otro. No porque es un vago, no quiere salir, no quiere venir a la lucha. No, qué error estamos cometiendo. Porque puede ser que estemos haciendo privilegios sin darnos cuenta, con algunos que no están luchando pero tienen reivindicaciones. Todas esas cosas repercuten en la organización porque entre los compañeros se habla. A lo mejor en una reunión no hablan pero se comentan las cosas.
Y con respecto al manejo en todos lados de subsidios, de dinero, si no somos claros también en la rendición de cuentas con todos los compañeros la repercusión es la contraria. Un ejemplo. La AFIP, que también nos quiere voltear, nos mandó una intimación de pago de $ 40.000 en diciembre, que teníamos previsto para el mes de marzo. Fuimos a la discusión entre los compañeros, sobre la base de la claridad que vos le das a los compañeros de la plata que entra, cómo se gasta, cuáles son las prioridades, que conozca todo el compañero. Tuvimos cuatro asambleas para decidir qué es lo que se hace con la plata. Y la decisión de los compañeros fue que los que estamos en Argentina Trabaja tenemos que salvar la organización y tenemos que recaudar la plata para pagar la AFIP.
Además, los compañeros que están en Argentina Trabaja acordaron poner 50 pesos cada uno, el 31 de diciembre, para los compañeros de las cooperativas a los que no les había salido el cobro.
Tenemos que producir algunos cambios, todos tenemos que cambiar algo. Si logramos cambiar algunas actitudes, vamos a pegar saltos.