1. ATN ya, para el dengue y Tartagal
El dengue crece rápido desde el Chaco hacia el resto del norte y el país, castigando duramente a la población más desnutrida, a los niños y los ancianos (ver pág. 12).
El gobierno kirchnerista trata el dengue como a la inflación: mintiendo y actuando para la TV. Trata de ocultar la realidad y no toma ninguna medida seria contra el hambre y la desnutrición que ha provocado con su política. Y el sistema de salud pública sufre la falta de presupuesto.
Utilizando los superpoderes, reasigna partidas para otras cosas, como el reforzamiento del aparato represivo, como si “la inseguridad” se resolviera con más policías, cuando hay millones de hambreados y una juventud sin futuro.
Hay $ 7.000 millones de ATN reservados para situaciones de necesidad de las provincias, que el gobierno “esconde”. ¿Los reserva para la compaña electoral? Hay que exigir que el gobierno los destine ya, para combatir el dengue, para Tartagal, para acabar con el hambre, etc.
2. Pagando la deuda no hay salida
Cristina Kirchner se reunió en Chile con los gobiernos llamados “progresistas”; reunión en la que se acordaron posiciones para la reunión del “Grupo de los 20” que se realiza en Londres, contra la que se han realizado grandes movilizaciones en muchas ciudades de Europa.
No estaban, en Chile, los gobiernos de, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, Nepal, Palestina, etc. Sí estaba el de Estados Unidos (el vicepresidente Biden) y el de Inglaterra (el primer ministro Brown), con los que la Cristina K tuvo “amplios acuerdos” sobre las políticas para encarar la crisis. El gobierno de Estados Unidos es imperialista, acaba de enviar 4.000 soldados más a Afganistán (además de los 16.000 apenas asumió Obama), tomó medidas, como el “compre nacional”, que perjudican a la Argentina, como en el acero, y los subsidios a la producción agraria. El gobierno inglés es imperialista y colonialista. Mantiene la ocupación y la base militar de Malvinas, y ha lanzado una ofensiva para colonizar 4 millones de kilómetros cuadrados de plataforma submarina en el Atlántico Sur y la Antártida, que pertenecen a la Argentina; y mantiene sus tropas en Irak y Afganistán.
Los acuerdos de CK con Biden y Brown, sobre “los paraísos fiscales”, “la regulación financiera”, “los estímulos estatales”, son “coqueteos” con los imperialistas ingleses y yanquis en la polémica que éstos tienen con Europa. Y expresan la ilusión de los K de que los usureros imperialistas acepten algún “maquillaje” del FMI y otros bancos para que posterguen los vencimientos de la deuda Argentina sin tantos condicionamientos. Ilusiones propias de una burguesía intermediaria, lacaya del imperialismo.
Ahora, los bancos centrales de Argentina y China acaban de firmar un acuerdo por el que China respalda, con 10.000 millones de dólares, las reservas argentinas; un respaldo igual al que en otras oportunidades hicieron otros gobiernos argentinos con el FMI. Este “apoyo” chino refirma la solidez de “la alianza estratégica” entre los dos países, que Kirchner siempre pregonó como primer eje de su “política”. No se conoce cuál es la contrapartida, pero los reclamos de poner freno a la avalancha de importaciones desde Pekín, no hay duda que irán a parar al olvido.
Lo que la Argentina debe hacer frente a la crisis, es unirse con los demás países oprimidos para no pagar las deudas fraudulentas, usurarias y odiosas. Como hace el gobierno de Ecuador. Porque no hay salida a la crisis pagando 20.000 millones de dólares este año y más de esa cifra en los dos que vienen. Y también, al revés de lo que hace CK, hay que denunciar el proteccionismo de los países imperialistas, que llevan al extremo lo que ya denunciara el Che Guevara en la Conferencia de Argelia: el intercambio desigual entre países imperialistas y países oprimidos. Cada tonelada que les compramos a China vale 15 veces más que la tonelada de lo que le vendemos.
3. El Estado y los K
“Nosotros, el Estado”, dijo CK en un reciente discurso. “El Estado soy yo”, decía el rey absolutista francés Luís 14. Efectivamente, el “Estado” no es un poder “neutral”.
Cuando la burguesía nacional pudo manejar algunos de los engranajes del poder estatal, después que la pueblada del 17 de Octubre de 1945 abriera el camino al gobierno de Perón, éste pudo realizar, durante un tiempo, reformas que estimularon la producción nacional y llevaron a mejoras en las condiciones de vida y de trabajo de sectores populares. Usando los engranajes de poder Estatal que conservaba, la oligarquía y el imperialismo derrocaron a ese gobierno y barrieron con las conquistas logradas.
Los Kirchner, como gobierno de burguesía intermediaria, cuando toman una medida justa como la estatización de las AFJP, lo hacen con un objetivo nefasto, vaciar el ANSES: le hacen comprar “bonos basura” del Estado, totalmente desvalorizados.
La política de los Kirchner es usar el actual Estado oligárquico-imperialista para beneficio de un puñado de monopolios imperialistas, y un puñado de nuevos oligarcas (entre los que están los Kirchner y sus socios y amigos) y de viejos oligarcas siempre prendidos al poder. Lo que lleva a algunos a la confusión, es que no son proyanquis, porque su carácter de “lacayos” es con otros imperialismos, rivales de los yanquis (chinos, algunos grupos rusos y europeos, etc.). Los acuerdos con China y la política rastrera con Inglaterra son expresión de esto.
Las olas del tsunami en Estados Unidos, Europa, China, etc., están provocando millones de despidos y la aparición de “ciudades carpa” en dónde se instalan los que no pudieron pagar los créditos hipotecarios o los alquileres. Se prevé que esas nuevas olas llegarán a la Argentina en los próximos meses.
Con esta política kirchnerista y con este Estado oligárquico-imperialista, esas nuevas olas del tsunami se descargarán, brutalmente, sobre la clase obrera, el campesinado y el pueblo.
4. Prepararse para las tormentas
Con “la caja K” cada vez más vacía, el kirchnerismo anticipó las elecciones. Pero las encuestas le dan tan mal, que ya estudian “bajar” la candidatura de Néstor Kirchner. No se sabe lo que planean. Hay quienes dicen que los Kirchner renunciarían, para irse antes de que lleguen las nuevas olas del tsunami, dejando un país en el caos, para volver después que otros hagan el “trabajo sucio”. Otros tratan de “aprovechar” el río tan revuelto. A unos y otros “les estorba” la lucha obrera y campesina, la de los docentes con el gran ejemplo de Río Negro, y los estudiantes.
Por eso tiene tanta importancia el exitoso paro agrario: no hubo comercio de granos y prácticamente no ingresó hacienda en Liniers, lo que fue garantizado por gran cantidad de cortes.
Durante el paro agrario, se produjo un gran avance de la unidad obrero-campesina-popular en los cortes de ruta, asambleas y multisectoriales. El gran acto de Armstrong, con más de 10.000 personas, con masiva presencia de obreros autoconvocados, chacareros de FAA y autoconvocados, la participación de la CCC y otros sectores populares, mostró la unidad y la gran bronca que empuja a seguir la lucha.
La Mesa de Enlace vuelve a la negociación en el Congreso por las retenciones y con el gobierno por los otros temas. No está mal negociar, la cuestión es ¿qué es lo principal? Solo cuando las multisectoriales, las asambleas y los piquetes colocaron el país al borde del estallido, el gobierno cedió y la disciplina del Congreso se rompió con la votación de la 125. La lección es simple: se negocia desde posiciones de fuerza.
La política de poner el centro en las negociaciones, busca ponerle “un chaleco de fuerza” a la lucha obrera-campesina y federal, para arrearla al corral electoral, para que el desenlace de la crisis política en curso (a partir del enorme desgaste del gobierno) se resuelva “por arriba”. Y “por arriba”, lo que se baraja –devaluación, vuelta al FMI, etc.– no es lo que necesitan y quieren “los de abajo”.
En nuestra historia hay un episodio que conviene tener en cuenta. Después de los triunfos en las invasiones inglesas que destartalaron el poder colonial, el 22 mayo de 1810, el Cabildo de Buenos Aires trató de recauchutar la situación armando una Junta que era más de lo mismo. Fue la movilización popular, los “chisperos” de French, la agitación en los cuarteles, y la firmeza del partido revolucionario de Moreno, Castelli, Belgrano y otros, el 25, lo que forzó la renuncia del Virrey y la instalación de la Primera Junta, dando inicio al proceso emancipador.
Como se ve en la rebelión agraria, hay un gran protagonismo en los cortes de rutas y asambleas multisectoriales de todo el país. Con la irrupción de la clase obrera en el seno de la rebelión federal, se está dando un gran paso para que no ocurra como en el 2001, en donde un “gobierno prófugo” desembocó en “un gobierno devaluador” (que hachó los salarios). Lo que muestra la necesidad, como el 25 de Mayo pero en nuevas condiciones históricas, de un gobierno que exprese la confluencia de los trabajadores, los campesinos y el pueblo, y las fuerzas patrióticas y democráticas.
Vamos hacia tormentas –en las que sólo se podrá hacer pagar la crisis a los que se llenaron los bolsillos a costa del pueblo– conquistando un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria y federal. Un gobierno que se base en la unidad que se va forjando en las multisectoriales, que barra con el poder oligárquico-imperialista, para imponer: ni un solo despido, reduciendo las horas de trabajo con el mismo salario; no pago de la deuda ilícita y fraudulenta; recuperar el petróleo, el gas, la energía, los servicios básicos, el comercio exterior, y el manejo de la moneda y el crédito, con control de los trabajadores para evitar la corrupción; recuperar las tierras extranjerizadas y realizar una reforma agraria en beneficio de los semiproletarios, campesinos pobres, originarios y la juventud agraria. Y destinar todos los recursos del Estado a resolver las necesidades de las masas y la producción nacional. Los comunistas revolucionarios llevamos, para el debate en las masas, nuestra propuesta de 10 puntos para enfrentar la crisis.