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01 de febrero de 2012


El grito de Murillo

Hoy 1404 / Grageas

Pedro Domingo Murillo, condenado a la horca por el alzamiento anticolonial del 16 de julio de 1809 de La Paz y la organización de la Junta Tuitiva del Gobierno de la Ciudad, al subir al patíbulo se irguió, sereno y altivo y lanzó su profecía: “yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar”.

Pedro Domingo Murillo, condenado a la horca por el alzamiento anticolonial del 16 de julio de 1809 de La Paz y la organización de la Junta Tuitiva del Gobierno de la Ciudad, al subir al patíbulo se irguió, sereno y altivo y lanzó su profecía: “yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar”.