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02 de octubre de 2010

Entrevistamos al compañero Alberto Morlachetti, para conocer sus opiniones sobre la situación de los jóvenes en nuestro país, y las políticas del gobierno hacia nuestros pibes.

El hambre es un asesino serial

Hoy 1244 / Entrevista al coordinador del movimiento Chicos del Pueblo

El compañero Alberto Morlachetti es el coordinador nacional del Movimiento Chicos del Pueblo, y tiene una trayectoria de 34 años como “educador popular”, como le gusta definirse. Fuimos a conversar con él, a pocos días de que su movimiento encabezara una marcha contra el proyecto del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, de bajar la imputabilidad de los menores.
Comienza Morlachetti recordando que primero Scioli “pedía la punición a los 12 años, y prácticamente endosaba los problemas de la inseguridad en la provincia de Buenos Aires a nuestros niños, a nuestros hijos. En términos sencillos y claros, es una ingenuidad, le podemos buscar otros adjetivos.
“Porque -prosigue Alberto- el tema de la imputabilidad está vinculado a si los chicos a esa edad tienen ‘discernimiento absoluto’. ¿Qué se entiende por discernimiento absoluto? Que no esté afectado por situaciones de carencia económica, falta de vivienda, salud, desnutrición, etc. Porque eso afecta su capacidad de discernir entre el bien y el mal. La imputabilidad procede cuando el niño puede discernir entre lo que está bien y lo que está mal. La baja de edad de imputabilidad está destinada a la punición de aquella franja etaria que va entre los 14 y los 16, y que de alguna forma resisten a morir en silencio”.
Morlachetti asegura: “En realidad el primer asesino serial que tiene la Argentina es el hambre, y estos niños en la periferia pelean para no morirse. Pelean por el “pidopan” de los hermanos. Porque resisten a no morirse antes robándole algunas estrellas a la noche”.
Le comentamos que este proyecto revela que ni la provincia ni la nación tienen soluciones para los problemas de los niños y los jóvenes. “No la hay para los padres -aclara-. Como hubo alguna vez en la Argentina, cuando vivíamos en el llamado Estado de Bienestar en el primer y el segundo gobierno peronista, que uno puede discutir, pero es inobjetable que es sinónimo de bonanza económica. En ese tiempo desaparecen los chicos de la calle, el delito se reduce a mínimas expresiones porque los padres tenían buen trabajo y buen salario. El chico en ese momento ocupa los espacios de la escuela, del juego, de la recreación. Mientras, este sistema -este presente- no hace más que robarle pibes a los potreros. Te mutila a los niños. Estamos pariendo hijos para la catástrofe. No para el amor. El capitalismo es esto. El capitalismo depreda la vida humana, la extingue. Y esto no lo dice Carlos Marx, lo dice Juan Pablo II”.

Los accionistas de los chicos descalzos
Consultado sobre la marcha a la gobernación de la provincia, nos dice que “fue importante, y dentro de ella la columna del Movimiento. Mucha gente de distintas organizaciones, que protege a sus retoños, a sus hijos. Allí ocurrió un incidente con una muchacha educadora, a la que saca de la columna una mujer pidiéndole ayuda para llevar unos paquetes, la lleva a un auto donde la estaban esperando dos tipos que la meten en un coche violentamente y golpean salvajemente y tajean varias partes de su cuerpo. Es el quinto secuestro a compañeros del movimiento. Es una persecución abierta por el tema de la campaña ‘el hambre es un crimen’. Son los que yo llamo ‘los accionistas de los niños descalzos’, los grandes grupos económicos de nuestro país que siempre actúan a través de sus representantes. Si a cualquiera de nuestros niños o educadores les llegara a pasar algo como consecuencia de los golpes o heridas el responsable será el gobierno nacional y provincial. Ellos deben velar por la seguridad de las personas”.

Los “Chicos del Pueblo”
Sobre el Movimiento Chicos del Pueblo, el compañero nos dice que “Es un conjunto de obras que están en distintas partes del país. En el caso nuestro tenemos una Casa de los Niños donde concurren todo el día (8 a 18 horas) 200 chicos, con consultorios médicos y odontológicos que incluye la atención a los pibes de nuestro barrio. La capacidad se ve desbordada por la notable demanda. En los hogares tenemos un centenar de pibes. Hay una imprenta, una panadería, una granja. Otras obras tienen centros de día, copas de leche, comedores, pequeños hogares, emprendimientos productivos, etc. Cada uno con su modalidad. ¿Qué nos une? Valores. Como ‘el hambre es un crimen’, ‘nadie crece sobre el hambre del otro’, ‘queremos una sociedad más justa’. Por supuesto, esto ofende al modelo capitalista.
“El educador es un militante político, y tiene que enseñarle a los chicos que se puede construir un mundo mejor. No basado en la ganancia sino en las ganas de vivir, en la alegría. No este mundo donde la mayoría muere para que un pequeño y reducido grupo de personas viva a costa de los demás. Alguno dirá que somos poquitos. Pero no vamos a renunciar a construir un mundo mejor, y a aportar desde nuestro pequeño arroyo al río grande que hará que la clase trabajadora, algún día, en nombre de las generaciones vencidas tomen el poder y construyan el socialismo que es por lo que hemos venido luchando, por lo menos yo toda mi vida”.
A la pregunta de cómo conciben el protagonismo de los chicos en el Movimiento, Morlachetti hace referencia a la historia de nuestra clase trabajadora, y cómo los chicos tuvieron protagonismo en ella: “La Semana Trágica la encabezaron los chicos. Tal es así que Agote dice expresamente que los más grandes daños a la propiedad los cometieron los pibes”.
Nuestro entrevistado hace una referencia a su concepción de la relación del trabajo con los chicos: “El trabajo simbólicamente debe introducirse pedagógicamente en las edades más tempranas, porque es lo que humaniza a la personas. La idea de trabajo, tiene que ver con la dignidad. Tiene que ver con aquello de que los únicos creadores de riqueza son los productores. Precisamente los trabajadores.
“Yo no tengo problemas con que los chicos trabajen a los 16, siempre y cuando le asegures un secundario. Pero si el chico no tiene para comer, entonces no puede estudiar ni a los 16 ni a los 14 ni a los 12, estamos en el terreno de la ciencia-ficción”. La Convención de los Derechos del Niño, es “una ley muy bella pero que no se aplica”. “La ley hoy es el deseo de un colectivo amoroso de que nuestros chicos vivan con felicidad”.

Los problemas se agravaron
Inevitable, el paco aparece en la charla, como una muestra del agravamiento de las condiciones de los pibes, y de la falta de políticas sociales. “En los barrios se ha agravado porque hay distintas formas de sobrevivencia. Una de ellas es vender paco. El tema es quién le pone el paco a los chicos en la mano. Porque el pibe no fabrica ni la cocaína ni la pasta base. Hay que ver cómo se distribuye la droga en la Argentina y empezar a trabajar. Todos sabemos cómo es en los barrios, y que el pibe es el último eslabón de la cadena”.
El hambre es un crimen
Por último, consultamos al compañero Morlachetti sobre cómo fue el desarrollo este año de la campaña “El hambre es un crimen”. “Nosotros comenzamos la Campaña en Rosario, luego la hicimos aquí en la Capital, en la Iglesia de la Santa Cruz. En Mar del Plata, en Santa Fe, con la participación de muchas organizaciones, entre ellas la CCC. Se están haciendo –ahora– en Rawson, Trelew, General Roca. Se hizo en Puerto Madryn, General Pico, Trenque Lauquen. Se movilizaron millares de personas. Fue un año muy movido. Por eso creemos que los ataques al Movimiento de los Chicos del Pueblo se inscriben en ese aumento de participación de la gente y porque la consigna ganó el almita de muchas personas. Decidimos participar el 12 en una marcha a Plaza de Mayo con la CTA, y esperamos la concurrencia de la CCC. Nosotros marchamos con nuestra consigna ‘El hambre es un crimen’.
“Estamos discutiendo ya los pasos a seguir en el 2009, en reuniones de nuestro movimiento, que es autónomo, porque tiene su propia identidad. Esa autonomía nos permitió establecer alianzas en distintos lugares con un objetivo. El objetivo tiene claras ciertas perspectivas estratégicas que otros creemos no la tienen. Nosotros decimos socialismo. Otros dicen capitalismo con rostro humano. Nosotros pensamos que tienen derecho a pensar en eso. Como no vimos nunca ese rostro, siempre hemos visto la cara amarga de la muerte que son los niños desnutridos, no creemos en el capitalismo, y queremos socialismo. Creo que es la idea más bella que dio la humanidad y la vamos a defender, por lo menos mientras el Movimiento tenga los compañeros que tiene –un orgullo estar juntos– y yo sea el coordinador nacional.
“Un movimiento de niños es difícil que pueda llevar otra consigna. ¿Cómo avalás vos el hambre? Por ejemplo nuestra presidenta ha dicho en la FAO que nuestro país puede alimentar entre 400 y 500 millones de habitantes. ¿Cómo entonces no podemos alimentar a los pibes argentinos? Es el hambre inexplicable. Por eso constituye un crimen”.