El imperialismo y la guerra
El problema de las guerras imperialistas, de la política internacional del capital financiero –dominante hoy en el mundo entero– y que engendra de modo inevitable nuevas guerras imperialistas, un recrudecimiento inaudito de la opresión nacional, del pillaje, de la expoliación, del estrangulamiento de nacionalidades débiles, atrasadas y pequeñas por un puñado de potencias “avanzadas”; se ha convertido desde 1914 en la piedra angular de la política de todos los países del globo. Lenin. Con motivo del 4to. aniversario de la Revolución de Octubre. Cuad. hoy nº 35.
Reformas laborales y lucha revolucionaria
Decía Lenin que las reformas son un subproducto de la lucha revolucionaria. Sin menospreciar la lucha por reformas en el camino de acumular fuerzas para la revolución.
Al fin de la Primera Guerra mundial, con el triunfo de la Revolución Rusa, desde el Tratado de Versalles, el miedo capitalista a la revolución dio un impulso formidable al derecho del trabajo como antídoto a la rebeldía obrera. Lo mismo sucedió luego de la Segunda Guerra mundial con la necesidad, además, de reconstruir Europa. Desde el final de la guerra fría, con la caída del Muro de Berlín, se produjo una tendencia mundial notable para acabar con el derecho laboral, cuya esencia son los contratos temporales y el desarrollo de empresas de mano de obra que alquilan sus trabajadores a las empresas productoras y liberan a éstas, aparentemente, de toda responsabilidad. El control estatal sobre el derecho de huelga y los dirigentes sindicales que representan a las empresas y no a los obreros, hacen el resto.
Comunistas
Jorge Dimitrov propuso a los Partidos Comunistas en el 7º Congreso de la Internacional (1935) la formación de amplios frentes populares contra el fascismo. “Las masas confiarán en comunistas sencillos, humildes, esforzados y pacientes (es decir, verdaderamente proletarios) pero detestarán a sectarios ‘engreídos’ estúpidamente satisfechos de su aislamiento”, dijo.
Hoy N° 2006 17/04/2024