El 23 de junio los ministros de Agricultura del Grupo de los 20 (G20), se reunieron en Francia en un Foro Agrícola para comenzar a tratar lo que llaman “la seguridad alimentaria mundial” y acordar un “Plan de Acción sobre volatilidad de los precios de los alimentos y agricultura”, el que será presentado en la próxima cumbre del G20 a realizarse en noviembre venidero.
El 23 de junio los ministros de Agricultura del Grupo de los 20 (G20), se reunieron en Francia en un Foro Agrícola para comenzar a tratar lo que llaman “la seguridad alimentaria mundial” y acordar un “Plan de Acción sobre volatilidad de los precios de los alimentos y agricultura”, el que será presentado en la próxima cumbre del G20 a realizarse en noviembre venidero.
En otras palabras lo que pretenden los llamados países avanzados que integran este Grupo, principalmente Francia e Inglaterra, es controlar el precio de los commodities agrícolas a través de la regulación del mercado mundial imponiendo techos a determinados productos. La posición de la Argentina fue de rechazo al intento y fue acompañada por el BRIC (Brasil, Rusia, India, China) e Indonesia. El ministro de Agricultura de China Han Changfu señaló que “las razones del incremento en los precios de los alimentos incluyen a los desastres naturales, los cambios estructurales de la demanda, la especulación internacional, los flujos mas rápidos a nivel global y el desarrollo acelerado de los biocombustibles”.
Esta discusión permite señalar algunas cuestiones que en este tipo de reuniones son soslayadas por los países imperialistas, y que los demás miembros del G20, entre ellos los que se verían perjudicados por ser grandes productores de alimentos, no enfrentan con decisión. En primer lugar hay que recordar que los países en donde se impuso el modo de producción capitalista, como Inglaterra que “pretendió ser el taller de todo el mundo”, como escribió Lenin, primero en su etapa de capitalismo de libre concurrencia y luego como uno de los principales países monopolistas, a través de la llamada “división internacional del trabajo” de cuño teórico ricardiano, se encargaron de que el mundo funcionara en pos de los intereses de los países imperialistas.
Estos vendían sus manufacturas con mayor valor agregado, y los países dependientes, coloniales y semicoloniales los abastecían de materias primas y alimentos en “términos de intercambio”, que a lo largo de nada menos casi dos siglos fueron absolutamente desfavorables para estos. Nunca a ningún país imperialista se le ocurrió hacer foros mundiales para ponerle techo al precio de las manufacturas que vendían al mundo.
La crisis
Sucede que en medio de la crisis mundial, en los llamados países avanzados, particularmente los vinculados a Europa y sus zonas de influencia, como el norte de África, el ajuste brutal del gasto público, a raíz del endeudamiento fenomenal, se hace por la vía de la reducción de los salarios de los trabajadores en general. Es la política de las clases dominantes en Grecia o España, a costa de la salud, educación, vivienda, seguridad social y otros gastos sociales, lo que está provocando gigantescas rebeliones populares, en donde uno de los problemas pasa por el encarecimiento internacional de los alimentos y de la canasta básica alimentaria por causas inflacionarias internas.
El hecho de que en los últimos años el precio de los alimentos se hayan encarecido en relación a los precios relativos de las manufacturas a escala mundial y que el llamado continuo “deterioro de los términos del intercambio” se haya revertido parcial y relativamente, es consecuencia del fenómeno de avance del progreso científico-técnico en la producción agrícola de algunos productos y países. La introducción de maquinaria de alta tecnología, así como de semillas genéticamente modificadas y el empleo de herbicidas de última generación le han transferido el valor que estos componentes encierran a las materias primas, o alimentos, que contribuyen a producir. Es decir se trata de la plusvalía lograda en los procesos de producción de estos componentes de la producción agrícola.
En términos utilizados por Carlos Marx, “las máquinas (y los otros componentes de la producción) forman parte integrante del valor del mismo. Lejos de abaratarlo, lo que hacen es encarecerlo en proporción a su propio valor”, a esta cuestión fundamental de la economía capitalista se pueden agregar las cuestiones que señala el ministro de Agricultura del nuevo imperialismo chino señaladas más arriba en relación al aumento de los precios de los alimentos a nivel mundial.
Beneficiarios y perjudicados
Finalizamos esta aproximación al tema recordando que los beneficios del aumento de los precios relativos de la producción agropecuaria en países como el nuestro van a parar principalmente a los bolsillos de los monopolios imperialistas exportadores, asociados a grandes terratenientes y a la caja del gobierno actual, que logra con el comercio exterior apropiarse de una parte importante del valor de la producción agropecuaria, en tanto los pequeños y medianos productores siguen siendo expulsados del campo o limitados a ingresos de una parte mínima de los resultados del avance científico-técnico. n