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02 de octubre de 2010

El kirchnerismo chantajea con la “quiebra del país”

Hoy 1328 / Emulando a Menem y Cavallo en el trato a los jubilados

 Buscando desligitimizar el reclamo de los jubilados y pensionados, el ex presidente Néstor Kirchner lo atribuyó a una maniobra de “la oposición”: “Si vamos por el 82% móvil, quiebra el país”, enfatizó con tono apocalíptico. Como un eco, al día siguiente la presidenta Cristina Fernández, dijo con sorna: “A cualquier político le gustaría implementar no el 82% móvil para los jubilados, sino el 100 por ciento”.
Esto al mismo tiempo que su gobierno hace alarde de haber superado los 50.000 millones de dólares en reservas en el Banco Central –que utiliza para pagar la deuda a los usureros– y de haber logrado superávit fiscal. Eso sí a costa del mayor hambre de los jubilados y pensionados.
El gobierno utiliza plata de la Anses y el Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS), que es de los jubilados, para hacer inversiones, por las que obtiene ganancias. Pero esas ganancias no quedan en la Anses para los jubilados, como correspondería, sino que el gobierno se las apropia, considerándolas como un ingreso fiscal. En el mes de junio esos ingresos que se apropió el gobierno sumaron 1.986 millones de pesos.
Después dice que no tiene plata para pagar el mínimo de subsistencia a los jubilados y pensionados que significaría el 82% del salario mínimo, que eso provocaría el desfinanciamiento de la Anses y hasta “la quiebra del país”. Claro que si usa la plata de la Anses y el FGS para hacer inversiones cuyos beneficios se los apropia el gobierno, a lo mejor no “quiebra el país” pero seguro que el Anses va a terminar fundida y no va a ser por pagar las jubilaciones correspondientes.
Hay fondos suficientes en la Anses, pero el gobierno no quiere pagar siquiera ese mínimo a los jubilados porque quiere usar esa plata para otros fines. Se vanagloria de utilizar las reservas del Banco Central para pagar la deuda usuraria, pero en siete años de gobierno, con mayoría parlamentaria propia, no se le ocurrió plantear ninguna reforma impositiva: mantiene el mismo esquema regresivo del menemismo con el 21% de IVA a los productos de la canasta familiar, e incluso la escala de Machinea sobre los salarios, mientras sigue sin gravar el juego, la especulación financiera, las exportaciones mineras, etc.