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08 de diciembre de 2014

“El motor de la lucha de Enrique fue su inmenso amor a la patria”

Martín Esquerra:Delegado de soldadura del Astillero Río Santiago. Miembro del Comité Central de la JCR

“Camaradas, amigos, compañeras y compañeros: Hoy a 40 años de su asesinato, venimos a rendir homenaje al camarada Enrique Rusconi, como todos los años.

“Camaradas, amigos, compañeras y compañeros: Hoy a 40 años de su asesinato, venimos a rendir homenaje al camarada Enrique Rusconi, como todos los años.

Es un orgullo para mí tener que decir estas palabras, en el homenaje a un comunista revolucionario que dio la vida por la patria, por enfrentar el golpe de Estado y por la revolución, por la clase obrera y su partido. Muchos no lo conocimos personalmente, pero es como si lo conociéramos de toda la vida, porque somos un Partido que no olvida ni perdona y sigue manteniendo en alto las banderas por las que Enrique junto a miles dieron la vida.

Hace ya 40 años, en la madrugada del 7 de diciembre acá en el barrio de Tolosa, seis hombres armados con itakas y pistolas 45 entraron a la casa de Enrique Rusconi, gritando que eran policías.

Lo sacaron de su casa esposado para subirlo al Falcon gris que habían estacionado cerca. Con el objetivo de que apareciera todo como un arresto de la Policía Federal y después, seguramente, se encontrara su cadáver. Pero Enrique forcejeó para que no lo subieran al auto, frente a su compañera Yiya y sus dos hijas, les gritó: “no son policías” y reconoció a uno de ellos.

Sus gritos: “¡Son rusos, quieren el golpe de Estado, no son policías! ¡Si me van a matar, me van a matar acá, carajo! ¡Ustedes son rusos, son rusos!” a las 6 de la mañana de ese 7 de diciembre, sacudió a los vecinos. Fue entonces cuando esos seis asesinos lo acribillaron a balazos por la espalda. El grito de Enrique retumbó en Tolosa y marcó a fuego no solo a los seis asesinos con itaka. Marcó a fuego al sector prorruso que impulsaba el golpe, que en el más alto nivel, había decidido su asesinato.

Porque lo que querían hacer que apareciera, es que mientras nuestro partido definía la posición antigolpista, la de defender al gobierno de Isabel Perón contra el golpe de Estado… El gobierno peronista de Isabel, con López Rega y las tres A, mataban a los militantes del PCR.

Es decir que con el asesinato de Enrique, no sólo nos querían desviar de la línea, acallando la posición antigolpista y la denuncia de los prorrusos como los golpistas más activos. Pretendían dividir al PCR, y si podían, sumar a una parte del PCR al golpismo.

Como el PC y los Montoneros, fuerzas políticas que tenían al gobierno de Isabel como principal enemigo y no a las dos superpotencias, yanquis y rusos, por sus activos preparativos golpistas.

Pero fueron los golpistas los que lo mataron. En el caso de Enrique, al igual que en el caso de Daniel Winer (a quien 8 días antes habían matado en la Capital) fueron los que trabajaban con el sector del ejército dirigido por Videla y Viola.

Y en el camino de terminar con la falsa historia, que es la que hoy justifica la falsa política, y siguiendo la lucha contra la impunidad, el pasado miércoles el Partido Comunista Revolucionario volvió a presentar todos los papeles, exigiendo que se reabra la causa de Enrique Rusconi, que se conozca la verdad y que se termine con la impunidad de más de 40 años.

 

Enfrentó con decisión al enemigo

Enrique murió como vivió, enfrentando con decisión al enemigo, a favor de la clase obrera y el pueblo, como un revolucionario. Como dijo el Che: “un revolucionario debe unir a un espíritu apasionado, una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo”.

Enrique fue un revolucionario, un verdadero comunista. Me contaba el otro día Norma, una camarada que en esa época trabajaba en el frigorífico Swift, que todavía recuerda contenta que Enrique le enseñara a leer y a escribir usando el Nueva Hora, que en esa época era el periódico de nuestro Partido.

Enrique formó parte de una gran contingente de revolucionarios. En su mayoría jóvenes, que comprendieron que el Partido Comunista de la Argentina estaba podrido y que había abandonado el camino de la revolución. Había dejado que maten al Che, sin ayudarlo con la lucha armada en Bolivia: se había transformado en un partido revisionista y oportunista. Y muchos de esos jóvenes que estaban dispuestos a dar la vida por la revolución, fundaron hace ya 46 años, el 6 de enero de 1968, nuestro Partido, el Partido Comunista Revolucionario.

El PCR, estuvo a la cabeza de la lucha contra el golpe de Estado, viniera de donde viniera, llevando adelante la línea que en noviembre del ‘74 había definido el Comité Central: “No a otro ‘55, junto al pueblo peronista, contra todo golpe de Estado prorruso o proyanqui, para avanzar en el camino de la revolución”.

A favor o en contra del golpe… ¡Había que tomar posición en esos momentos en la Argentina! Si se estaba contra el golpe había que defender al gobierno constitucional de Isabel Perón. Y la historia demostró la justeza de la línea del Partido al tomar esa postura.

El golpe pasó. E instaló la dictadura más sangrienta de la historia argentina, encabezada por Videla y Viola. Pero nuestro partido se quedó en el país, luchando todos esos años acá adentro. Tenemos muchos compañeros detenidos-desaparecidos; muchos compañeros presos durante muchos años en las terribles prisiones de la dictadura; muchos torturados, asesinados. Pero el partido se quedó acá, atando su destino al destino de nuestro pueblo.

Los más jóvenes no conocimos a nuestros mártires en persona, muchos ni habíamos nacido, pero nos forjamos al calor de la historia de su vida y de su muerte. Como la de Gody Álvarez, René Salamanca, Manuel Guerra y Enrique, para nombrar en ellos a todos.

El Partido nos enseñó su ejemplo, levantando las banderas por las que ellos pelearon y dieron su vida: Hacer la revolución y terminar con la explotación del hombre por el hombre. Así los conocimos. Estas banderas son un compromiso de honor para la juventud. Nos llenan de alegría, de emoción, de orgullo y son un compromiso de lucha.

Esos jóvenes que estaban dispuestos a dar la vida, estaban rodeados de ejemplos en el mundo, que demostraban que se podía triunfar en la lucha por esos ideales. El Mayo Francés, la heroica resistencia de Vietnam, la Revolución China y la gloriosa Revolución Cubana con el Che Guevara como ejemplo, eran faros que mostraban que se podía triunfar en la lucha por los ideales, mostraban adónde debían mirar los revolucionarios del mundo.

Hoy estamos en otro momento… Ya no hay faros revolucionarios, ni países socialistas. Y después de esas derrotas, muchos de los sufrimientos que se habían terminado durante más 20 años en la tercera parte de la tierra, vuelven a aparecer con más fuerza en países dependientes como el nuestro. A la mayoría de los pibes que laburan, los contratan por unos meses y los superexplotan.

Ahí vienen las suspensiones y un rato después, los despidos. Si para llegar a fin de mes metés un par de horas extras, te matan con el impuesto a las ganancias. Y encima habla Cristina Kirchner por televisión y te pide que seas “solidario”… Porque dice que lo que nos sacan a nosotros “va para los que más lo necesitan”… Pero ¿por qué no le cobran impuestos “solidarios” a la minería, al juego, o a la Chevron, que no pagan ni un impuesto?

Acá en las quintas, los jóvenes que arrancan a laburar desde que tienen memoria, tienen que ayudar a la familia en el trabajo de la tierra porque si no, no se llega a pagar el alquiler. Sueñan con tener un pedazo de tierra propio para poder trabajar, pero el gobierno no les da respuestas y cuida los intereses de los terratenientes.

La mayoría de los jóvenes no accede a la universidad, ni es preparado para un buen laburo. De 92 familias censadas el otro día acá en el barrio de Romero, ni un joven en edad escolar (ni tampoco ningún adulto) llegó a terminar los estudios secundarios. Y a los que les toca ir a la escuela, el Estado no los ayuda económicamente con becas, con viandas, ni con comedores. Mucho menos arreglando los edificios que se caen a pedazos.

A la deserción cada vez más grande en la Universidad, ahora se le suma que cada vez más pibes trabajan. Hay muy pocas bandas horarias. Y cada vez son más los que van al comedor universitario. Y la salida que nos ofrecen a todo esto, son las drogas y el alcohol. El gobierno abrió las fronteras y mandó la gendarmería a los barrios. Hizo dos leyes de blanqueo que benefician a los narcos. Y la droga llegó a todos lados en nuestro país, compañeros. Está en los barrios y en las fábricas, en las escuelas y en las facultades, en los boliches y en los parques. En todos lados. Una parte grande de los jóvenes vemos esta situación. Pero la mayoría se pregunta que si no es esto, qué es. Los jóvenes buscamos respuestas.

 

Miles nos volcamos a la lucha

Miles nos volcamos a la lucha, exigiendo respuestas por lo que es nuestro. Por lo que nos corresponde. Luchas silenciadas por los medios. Luchas que abren la posibilidad de triunfos.

Luchas que traen muchas alegrías, como tuvimos en estos días en el Astillero, que conseguimos la jubilación por insalubridad en Soldadura, para jubilarnos a los 50 años de edad. Arrancándole al gobierno una reivindicación histórica, que va en la memoria de todos los compañeros y amigos nuestros que por distintas enfermedades ya se nos fueron.

Pero el gobierno dice que la lucha no es el camino. Que hay muchas cosas necesarias… pero que se hace lo que se puede. Que si luchás le hacés el juego a la derecha y no querés la democracia. Que ellos son la garantía de “el modelo” que es “lo posible”… ¡Pero si no te convencen con ese discurso y salís a reclamar, usan todo el aparato del Estado para reprimir y procesar a miles y miles de luchadores populares!

Nosotros nos preparamos para encabezar y dirigir las luchas que se vienen y también para las elecciones, compañeros. Porque queremos que todos los que nos encontramos en las calles enfrentando el ajuste y la inflación, también nos juntemos en un gran frente popular que impulse otra política para nuestra patria. Y le dé esperanzas a los millones que no quieren a este gobierno, pero que tampoco quieren tirar su voto. Porque no quieren volver para atrás. Por eso seguimos afiliando y haciendo conocer al Partido del Trabajo y el Pueblo.

Y por último, como dijo Otto Vargas, secretario General de nuestro Partido: “Enrique fue uno de esos hombres que llevan sus ideales en la sangre. Por eso, dan la sangre por esos ideales.”

Hoy nos quieren hacer creer que la revolución es una utopía, que no hay condiciones y que tenemos que conformarnos. Que esto es lo mejor que podemos tener… Nos quieren convertir en una juventud conformista. Pero nosotros somos jóvenes que no estamos dispuestos adaptarnos a este sistema podrido de explotación y de hambre. Queremos transformar la realidad de nuestra patria, vivir mejor.

Tenemos el ejemplo de la lucha de los comunistas del mundo, tenemos una línea y tenemos una idea de lucha por el poder que nos exige pensar en grande. Y para pensar en grande nos tenemos que proponer construir una gran Juventud y un gran Partido que se muevan muy cómodos entre las masas, que sean el impulsores de un gran movimiento revolucionario en las fábricas, en los barrios, las quintas, las escuelas, las facultades y que sea el impulsor de ese gran frente popular, patriótico y democrático.

Estamos orgullosos de todas las compañeras y compañeros que decidieron hacer suyo este partido. Y a los amigos que hoy vinieron y que todavía no se sumaron, los invitamos a afiliarse.

A este Partido que como dijo Jacinto hace un tiempo: “Lo único que ofrece es un puesto para la lucha de los explotados y los oprimidos para su liberación. ¿Les parece poco? Es lo mejor que cada uno de nosotros tenemos. Lo mejor de nuestras vidas.”

El motor de la lucha de Enrique fue el amor, el inmenso amor a su pueblo y a su patria. A su Partido y a sus compañeros. El amor a su mujer y a sus hijas. Ese mismo amor que moviliza todos los días a los que entregan su vida en la lucha, para construir una sociedad sin explotadores ni explotados.

Y el ejemplo de que como dijo el Che Guevara: “La lucha seguirá. Porque la arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos las banderas”. La sangre derramada no será en vano.

¡Justicia por Enrique Rusconi! ¡Camarada Enrique Rusconi, Presente! ¡Ahora y siempre!